"Rajoy ha pilotado sobre el pueblo de Cataluña como un piloto suicida, temerario. Hoy 2 de cctubre es el día después, donde todas las bombas han explotado, el escenario es desolador".
La K es la letra menos frecuente en un texto medio en español, menos frecuente incluso que la Q o la X. De las apenas tres páginas del diccionario he escogido la que creo más apropiada, como cada semana, al momento político que vivimos. Los kamikazes eran esos pilotos de la Armada Imperial Japonesa del final de la Segunda Guerra Mundial que se suicidaban sobre los barcos de los aliados. Su traducción real era la de “viento divino”, aunque pronto los periodistas americanos se quedaron con la acepción original, kamikaze. La RAE incluso la adoptó como propia hace unos años, dándole también el sentido figurado de “persona que se juega la vida realizando una acción temeraria”.
Rajoy ha pilotado sobre el pueblo de Cataluña como un piloto suicida, temerario. Hoy 2 de cctubre es el día después, donde todas las bombas han explotado, el escenario es desolador. Durante este tiempo hemos proyectado a Cataluña la imagen más nefasta de las que tenemos, la del “a por ellos”, la de jóvenes adolescentes cantando el cara el sol en Madrid, o la de casposos toreros con la bandera franquista. En esta batalla solo hay perdedores, ni si quiera hay interlocutores válidos para firmar un armisticio, un acuerdo que nos pueda llevar a algún lugar de encuentro, de conciliación.
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