El doctor Viktor Frankl sobrevivió al holocausto nazi en varios campos de concentración, incluidos Auschwitz y Dachau, desde 1942 hasta 1945. Uno de sus mensajes fundamentales, solo hay que dar una vuelta por Wikipedia, fue: si tenemos un “por qué” para vivir, siempre encontraremos un “cómo”. Libres y motivados, es posible generar los cambios necesarios para construir una realidad más noble.
El neurólogo, psiquiatra y filósofo austriaco, creador de la logoterapia, fue también quien armó la Técnica de Intención Paradójica, conocida popularmente como psicología inversa. Sin entrar en profundidades teóricas, la idea básica es: toda sugestión es finalmente autosugestión, como también sostenía el médico psiquiatra francés Emile Coué.
Todo esto, aunque quizás no lo crean, tiene que ver con esta campaña para las autonómicas del próximo 19 de junio, donde llevan meses y meses diciéndonos que, independientemente de si hubiese adelanto electoral o de cuál fuera la fecha de las elecciones, ya hay un ganador claro y unos vencedores. Ese ganador, obviamente, es quien lleva estos años alimentando y promoviendo esa sugestión que ha puesto un pañuelo de cloroformo en la boca de las izquierdas. La construcción de un potente relato de caballo ganador, ese que pasa por hacer pensar que ir a votar el próximo domingo 19 de junio en Andalucía es estéril, pues todo está más o menos decidido, es una sugestión que ha calado hasta en las izquierdas, las principales interesadas en tener fe en que hay partido. No es nuevo.
Si se repasa un poco la hemeroteca, en diciembre de 2018 la participación en las elecciones andaluzas se quedó en el 58,6%, la más baja desde 1990, cuando tocó el suelo del 55,4%. Sin esa bajada tan acusada de votantes, habría sido muy complicado que PP y Cs, con el apoyo de Vox, hubiesen gobernado estos tres años y medio en San Telmo. El PSOE-A, que no olviden que a pesar de todo ganó las últimas elecciones autonómicas, recibió 400.000 votos menos en Andalucía que los que un año después recibió en las generales. ¿Dónde estaba la clave? En la desmovilización de la izquierda y del voto progresista o antiultra.
En noviembre de 2018, la Junta Electoral de Andalucía (JEA) desestimaba una denuncia del PSOE-A contra una página en la red social Facebook bautizada como 'Socialistas por el Cambio en Andalucía', con fotos y vídeos con mensajes asociados a través del hashtag 'ConSusanaMeabstengo', en el que los socialistas entendían que se incluían "mensajes de carácter denigrante" contra la entonces presidenta de la Junta y candidata a la reelección con el PSOE-A, Susana Díaz.
Más tarde, en las generales, "No contéis conmigo" y "Yo no voto" eran algunos de los mensajes de la campaña opaca de anuncios en redes sociales y en las calles de muchas ciudades que promovía la abstención de votantes de PSOE y Podemos. ¿De dónde partía esa guerra sucia contra la izquierda? Medios como eldiario.es ya dejaron claro en su día, pese a las negativas de sus promotores, que todo apuntaba a Publick Worldwide SL, una empresa que cambió su sede social de Madrid a Fuengirola (Málaga) a la que el PP pagó 411.000 euros, según el Tribunal de Cuentas, en las generales del 28A de 2019.
De forma llamativa, como publicó hace un par de años el referido periódico digital, “Publick Worldwide SL es una empresa de actividades de holding e intermediarios financieros que una semana antes de las elecciones del 28 de abril acometió dos modificaciones sustanciales. El 22 de ese mismo mes, a seis días de los comicios, cambió a su administrador único. Los propietarios y fundadores de la sociedad, Andrés Tristán Pertíñez Blasco y Antonio Martínez Pinilla, cedieron la administración de la empresa a Josep Lanuza Navarro, la mano derecha del consultor Aleix Sanmartín, por entonces ya asesor de Pablo Casado”.
Como ya se ha ido publicando en todo este tiempo aquella campaña del PP para las andaluzas de diciembre de 2018 que, como la actual, estuvo coordinada por Elías Bendodo —que dejará la Junta cuando pase el 19J para trabajar con Feijóo— recibió en 2019 un premio de comunicación política en habla hispana en Washington, que recogió el propio Bendodo junto al consultor cordobés Aleix Sanmartín. Entretanto, Tristán Pertíñez fue nombrado por Bendodo al frente del Centro de Estudios Andaluces (Centra). Un cargo de libre designación que desde entonces se ha ocupado principalmente de elaborar y difundir los Barómetros Andaluces, el llamado ‘CIS andaluz’ que periódicamente ha ido publicando encuestas en las que solo Moreno y el PP andaluz eran los vencedores de celebrarse unas nuevas elecciones autonómicas.
Ese trabajo previo de marcar tendencia y orientar el voto a golpe de encuesta —pagada con dinero público—, además de una ingente operación de marketing político a base de publicidad institucional —Vox la cifra en decenas de millones de euros en estos años— y de controlar Canal Sur —la misa del Rocío con las controvertidas palabras del obispo de Huelva fue seguida por más audiencia que el debate de RTVE—, dan como resultado que tú pienses que ya no es necesario ir a votar el 19 de junio porque total, para qué, si ya hay un ganador y está todo el pescado vendido.
En todo caso, la táctica de la desmovilización no siempre se cumple y no siempre beneficia a la izquierda. En unas circunstancias tan especiales como la pandemia, Díaz Ayuso convocó elecciones en día laborable el pasado año y las autonómicas madrileñas obtuvieron un récord de participación del 76%, inédito desde 1995. La lideresa madrileña arrasó y hoy gobierna la Comunidad en solitario.
La realidad, pese a todo, es que puedes pensar en ir a votar el 19 de junio, decantar tu voto como arma cargada de futuro para Andalucía —vaya a quién vaya dirigida esa papeleta— y luego irte a comer un espeto a un chiringuito de playa. Piensa en votar porque es el único arma real de transformación que tienes. Y ve a votar porque la sugestión al final es pura autosugestión. Si encuentras un por qué tendrás un cómo. Lo dijo un tipo que estaba bastante peor que tú, tratando de sobrevivir al holocausto nazi.
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