El actual rector magnífico de la Universidad de Cádiz, Francisco Piniella, elegido para el cargo hace apenas un año, se ha tomado muy en serio que Jerez (también el Campo de Gibraltar) cuenten para la UCA. El acto anecdótico de este pasado martes para inaugurar un acceso por la avenida de las Delicias en el enorme campus que la institución pública tiene en La Asunción, en Jerez, no ha pasado desapercibido para nadie. Después de que estuviese habilitada la dichosa puerta desde hace unos 16 años, nadie había reparado en la importancia no ya práctica, sino simbólica, de abrirla y cerrarla diariamente.
Es una puerta que de alguna manera abunda en la necesaria (y urgente) permeabilidad que sería conveniente que tuviese la UCA con la ciudad más poblada, el nodo logístico y de comunicaciones, y la capital económica de la provincia de Cádiz. Que durante décadas la UCA ha estado de espaldas a la ciudad es un hecho más que evidente. A la prueba de este pasado martes nos remitimos. Que las inversiones a menudo han brillado por su ausencia, también. Costó años y años de reivindicaciones y luchas del tejido asociativo de la ciudad que la Universidad de Cádiz tuviera sede en Jerez. Hoy son unas 6.000 personas las que mueve esta comunidad en la ciudad, que generan empleo y riqueza, pero también un valor intangible que solo da la educación, el conocimiento, la innovación y la cultura.
Una comunidad que, pese a todo, sigue sin tener suficiente contacto directo con el corazón de Jerez, sin llegar al centro, un paso vital y fundamental para la retroalimentación y el contagio (perdón por la expresión en estos tiempos) de ideas. La ciudad necesita ese flujo de universitarios que tanto enriquecen otros centros de ciudades hermanas como Cádiz, Sevilla o Granada. Un contacto que históricamente se le ha negado, pese a que hubo intentos con proyectos que cayeron en el olvido, como una residencia universitaria de la UCA en la parte abandonada del Palacio Villapanés, en pleno barrio de San Miguel, o ciclos culturales que acercaban a la UCA realmente a Jerez —desaparecieron los Campus Cinema, los Campus Rock nunca llegaron...—.
Lo de la puerta es, o eso queremos augurar, una metáfora o un símbolo de que los tiempos han cambiado y de que Piniella (también, esperemos, la alcaldesa de Jerez, Mamen Sánchez, y su gobierno local) se ha tomado muy en serio dar a la quinta ciudad de Andalucía el papel que le corresponde dentro de la institución que dirige. Mientras la UNED trata de nuevo de desmantelar su delegación en la céntrica calle San Cristóbal de Jerez, donde son muchos estudiantes (unos 1.200) en la provincia los que tienen allí su referencia, la Universidad de Cádiz, de momento, ha abierto una puerta que ha sentado cátedra sobre los olvidos, pero también sobre un porvenir que, cabe esperar, sea más favorable.
Comentarios