El lento reconocimiento de las mujeres en la música académica

El Concierto de Año Nuevo de la Orquesta Filarmónica de Viena de este año ha dado un pequeño pero significativo paso hacia la igualdad al incluir, por primera vez en su historia, una obra compuesta por una mujer

Sandra Moreno

Jurista, doctora en Derecho. Presidenta de la sociación de Mujeres Feministas Radicales

Constanze Geiger (1835–1890), actriz y compositora.
Constanze Geiger (1835–1890), actriz y compositora.

El Concierto de Año Nuevo de la Orquesta Filarmónica de Viena de este año ha dado un pequeño pero significativo paso hacia la igualdad al incluir, por primera vez en su historia, una obra compuesta por una mujer. El vals seleccionado, Fernandus-Walzer, fue escrita por la compositora austríaca Constanze Geiger cuando tenía apenas doce años, una muestra de su asombroso talento precoz.

El director de orquesta Riccardo Muti, encargado de dirigir la 85ª edición del Concierto, aseguró que la inclusión de esta obra no respondió al hecho de que fuera compuesta por una mujer, sino a su indiscutible valor artístico. Sin embargo, este gesto marca un momento histórico en el tradicional y androcéntrico mundo de la música clásica, al romper por primera vez una barrera simbólica que había dejado fuera del repertorio a las creadoras musicales.

El redescubrimiento de Constanze Geiger

Constanze Geiger (1835-1890) fue una destacada pianista, compositora y cantante austríaca, que dejó un legado significativo en la música clásica. Proveniente de una familia con inclinaciones artísticas, Geiger mostró un talento musical excepcional desde su infancia, debutando como concertista de piano a los seis años. Entre sus composiciones más relevantes destaca la Elisabethen-Vermählungsmarsch (Marcha nupcial de Elisabeth), escrita a los 18 años para la boda del emperador Francisco José con la que sería la emperatriz Isabel de Baviera (conocida como Sisi), lo que consolidó su posición en la escena musical vienesa. Su carrera terminó en 1862 tras su matrimonio con el príncipe Leopoldo de Sajonia-Coburgo y Gotha. 

A pesar de la destacada aportación a la música vienesa, el nombre de Geiser ha permanecido en el olvido, en gran parte debido a su condición de mujer. Como es sabido, la marginación de las mujeres compositoras no es un caso aislado. En la música académica, como en otros campos de las artes y las ciencias, las mujeres han sido relegadas al anonimato, pese a sus valiosas contribuciones. 

La discriminación sistémica de las mujeres en la Filarmónica de Viena 

El Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena, ícono mundial de la excelencia musical, refleja las estructuras machistas que aún dominan la música académica. Hasta este año, ninguna obra compuesta por una mujer había sido incluida en su repertorio, y en sus 85 ediciones, ninguna mujer ha sido invitada a dirigir este prestigioso evento. Esta exclusión no se debe a la falta de talento o experiencia entre las mujeres músicas, sino a una arraigada visión patriarcal que perpetúa la falaz idea de que sólo los hombres están capacitados para liderar en el ámbito de la música académica y actuar en las orquestas más prestigiosas. 

Los números hablan por sí solos: de los 145 integrantes de la Filarmónica de Viena, sólo 25 son mujeres, un dato que evidencia la persistencia de la desigualdad. Este contexto invisibiliza a extraordinarias directoras de orquesta como Simone Young, Shi-Yeon Sung, Marin Alsop, Ligia Amadio, Alondra de la Parra, Inma Shara, Gabriela Díaz Alatriste, Anu Tali, Carolyn Watson, Nazanin Aghakhani, Mirga Grazinyte-Tyla, Susanna Mälkki, Lara Diloy, entre otras, todas con méritos indiscutibles para llevar la batuta en cualquier escenario del mundo.

La discriminación persistente en la música académica

La brecha de género en el mundo de la música académica no es un problema del pasado. Las prácticas discriminatorias persisten en las instituciones más prestigiosas, como es el caso de la Filarmónica de Viena, que hasta 1997 se resistió a admitir mujeres y sigue manteniendo políticas de contratación restrictivas para las mujeres. Además, se sigue rehusando a implementar audiciones a ciegas a fin de ejercer control sobre el personal contratado, garantizando que en la selección de músicos se prefiera a varones europeos. 

Esta resistencia no es anecdótica, sino parte de una cultura institucional que perpetúa la creencia prejuiciosa y falaz de que las mujeres no están a la altura de los estándares artísticos de las grandes orquestas. El caso de Anna Lelkes, primera mujer en integrarse como miembro oficial es un ejemplo de las trabas que enfrentan las mujeres en este ámbito. Pese a su talento, Lelkes fue tratada como una figura decorativa, marginada en transmisiones y fotografías oficiales, y enfrentó condiciones laborales desiguales, desfavorables y, por tanto, ilegales. 

La necesidad de que las orquestas de música clásica se democraticen   

La inclusión de Constanze Geiger en el Concierto de Año Nuevo es un paso necesario, pero insuficiente, hacia la igualdad de trato y oportunidades en la música académica, porque en Europa todas las instituciones públicas y privadas, están vinculadas al mandato de igualdad, como pilar de la democracia y la consolidación de los derechos humanos. Por tanto, resulta esencial que:

  1. Se fomenten políticas inclusivas: asegurar la representación equitativa de mujeres en todas las áreas de la música, desde la composición hasta la dirección, y garantizar procesos transparentes en la selección del personal.
  2. Audiciones a ciegas: Establecer esta práctica como estándar obligatorio en todas las orquestas, para minimizar sesgos machistas o racistas que perpetúan la desigualdad y favorecen las discriminaciones.
  3. Rescatar y visibilizar el legado de las mujeres compositoras: Incorporar sus obras en los programas de conciertos, espacios culturales y en la educación musical, devolviéndoles el lugar que les corresponde en la historia de la música, tal y como se está haciendo en algunos conservatorios, entre ellos, el Conservatorio Francisco Guerrero de Sevilla, y promueven organizaciones como la Asociación Mujeres en la Música.  
  4. Proteger los derechos laborales: Implementar medidas efectivas contra el acoso y la discriminación laboral en el ámbito musical, garantizando un entorno seguro y respetuoso para las mujeres, especialmente en cuestiones relacionadas con la maternidad y la remuneración.

El mundo de la música académica no puede seguir siendo un espacio donde la exclusión y la desigualdad permanezcan bajo la excusa de la tradición o el mérito androcéntrico. Las instituciones que no se alineen con el mandato de igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres están incumpliendo con los principios fundamentales del derecho vigente en Europa.

Es hora de que todas las instituciones europeas, financiadas con fondos públicos o respaldadas por reconocimientos de prestigio, entiendan que la igualdad entre mujeres y hombres no es sólo un requisito legal, sino también una obligación moral, sin la cual su legitimidad queda irremediablemente cuestionada.

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