Izquierda Unida ha decidido, como estrategia, disputar el liderazgo a Podemos. Así lo hizo público en agosto del año pasado rechazando el dominio de los morados en las listas municipales y autonómicas. Seguidamente, Yolanda Díaz, afirma que no se va a implicar en dichos procesos electorales. Las casualidades no se dan en política.
Simultáneamente, siguen arreciando chuzos de punta de los grupos mediáticos que sustentan a la derecha y la extrema derecha contra la organización podemita y sus líderes, especialmente contra Ione e Irene, que son lo peor de lo peor, ahorro los adjetivos calificativos porque son repugnantes.
A esa tormenta-estrategia de la derecha mediática, que es la que ordena el paso a los populares, el partido socialista no le hace ascos y a ella le unen la magnificación de las diferencias en el gobierno de coalición por las exigencias lógicas y coherentes de Podemos para que el PSOE cumpla con el programa acordado, lo que en gran medida lo está consiguiendo. Es en este escenario, Yolanda Díaz, que está en el gobierno de coalición, se pone de perfil perfecto, el egipcio. Es por no contribuir al ruido, dice. A Alberto Garzón no se le encuentra.
Seguidamente, es necesario escenificar la debilidad de Podemos en las elecciones municipales y autonómicas próximas, a lo que se apunta rauda Más País, obviamente. La primera estación fue en las elecciones autonómicas andaluzas del año pasado. Así nace “Por Andalucía” donde Podemos es relegado, a cuya consecuencia (fallo de cálculo) se obtienen unos resultados paupérrimos. No importa, la cuestión era invisibilizar a los podemitas. El tiro sale por la culata y cinco de las personas elegidas en las elecciones autonómicas, tres son de Podemos, una es de Más País y una es de Izquierda Unida, cuyo logo presidía la coalición. Siguiendo en esa estrategia de arrinconar/invisibilizar a Podemos, la portavoz del grupo parlamentario de Por Andalucía (IU) cesa a Alejandra Durán (Podemos) de la mesa del parlamento andaluz y en su lugar pone a Esperanza Gómez (Más País), obvio y coherente, si atendemos a dicha maniobra de aislar a Podemos.
Vamos ahora a la supuesta superioridad de Izquierda Unida en el proceso electoral y municipal de mayo próximo y se comprueba que no es tal. Dicha formación es muy débil en comunidades y ciudades principales de Madrid, Valencia, Galicia, Euskadi, Murcia, Baleares, Canarias, Navarra, Cataluña, las Castillas, Extremadura…en estos territorios no tendrán problema acordar con Podemos y aceptar su superioridad, ya que, estos están muy consolidados y al alza, especialmente en las ciudades y municipios grandes por ser fundamentalmente una organización urbana. No obstante, el objetivo es llegar a acuerdos electorales estratégicos de unidad para ir sumando donde no se tiene. Esta es, sin duda, la mejor manera de servir a la estrategia diseñada, esto es, mostrar docilidad como forma de ocultar la verdadera intención. En una guerra el arma más feroz y eficaz es el engaño (Sun Tzú).
Volvamos de nuevo a la comunidad andaluza. Una vez elegido el campo de batalla política conforme a la estrategia trazada, el liderazgo se va a disputar en Andalucía, por su repercusión en el estado. Se puede decir sin exagerar que Izquierda Unida es Andalucía (fuera de ahí el desierto) y, si alguien, en su análisis político, especula con que Izquierda Unida no va a utilizar a Andalucía como puntal contra la hegemonía estratégica estatal del partido morado es que, dicho con todos los respetos, no vive en la realidad política diseñada conforme a dicha estrategia de debilitamiento de Podemos, en la que participa medios de comunicación de la progresía y, por supuesto, el partido socialista. Izquierda Unida no inquieta.
La batalla principal se libra en Andalucía (Asturias no cambia el tablero político, pero ocurrirá algo parecido) y es así porque es en esta comunidad autónoma donde Izquierda Unida mantiene una cierta representación municipal que califican de mayoría, pero de escasa credibilidad para forzar al PSOE desde gobiernos conjuntos para que cumpla acuerdos o haga política de izquierdas. Y, para servir al propósito de arrinconar a Podemos, Izquierda Unida tiene asignado el papel de tapón para frenar los avances estratégicos políticos, sociales, laborales y económicos, que la gente identifica con Podemos por su participación activa y comprometida en el Gobierno de coalición. Si Sumar es la llamada a ocupar el espacio y el lugar de Podemos en el futuro gobierno de coalición progresista, no puede ser la formación morada la que rentabilice la acción de gobierno. Eso es una ecuación que no sirve a la estrategia de restar fuerza reivindicativa y de convicción para defender las posiciones políticas como lo hace Podemos, el ritmo, además, debe ser diferente.
El respaldo electoral de Podemos es muy urbano, se da en las ciudades y municipios más urbanos y es en este ámbito donde Izquierda Unida quiere morder por tener ahí una muy escasa implantación, para ello, apela a la generosidad podemita y a una teórica implantación municipal, por cierto, poco útil en términos de cambio político real, sobre todo cuando ha cogobernado con el partido socialista. Y es aquí donde Podemos no debería perder la perspectiva de la estrategia de estado que viene desarrollando y que está absolutamente relacionada con la consolidación de sus bases electorales municipales en Andalucía, lo que, igualmente, está conexo a la muy próxima composición de las candidaturas electorales para las elecciones generales que es donde se jugará el segundo tiempo de este crucial partido que Podemos no puede perder cediendo su liderazgo en las ciudades y municipios más urbanos, donde el electorado a la izquierda del partido socialista, se alinea, masivamente con el partido morado. Podemos deberá decidir si cualquier precio vale esa unidad electoral que se le presenta.