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La alcaldesa ha incumplido los acuerdos de pleno municipales sobre la readmisión de los 116 afectados por el ERE y se ha negado a tramitar los acuerdos transaccionales —que tendría, en cualquier caso, que homologar el TSJA— tras más de un año de vaivenes. Fue en el tiempo de descuento cuando urdió la ocultación y se produjo la repentina aparición de un "artículo de opinión" disfrazado de informe jurídico, un artículo que habla de posibles y difusas responsabilidades penales sin citar ningún tipo penal concreto —ni siquiera menciona la palabra prevaricación—, ningún artículo del Código Penal, ninguna sentencia o jurisprudencia. Nada. Solo palabrería solemne que pretendía asustar y justificar lo que ya estaba decidido. En esta operación el equipo de gobierno, o estaba al tanto y se hacía el sueco, o lo sabía pero prefirió tragar saliva y callar.

Pero esto ha sido el detonante, no la causa, de la grave crisis política que sufre el Ayuntamiento y por ende, la ciudad. Esta situación ha sido la gota que ha colmado el vaso de una serie de desencuentros con Ganemos e Izquierda Unida, provocados por los continuos incumplimientos tanto de los acuerdos de investidura como de pleno. Tras un verano convulso, a pesar de un más que razonable acuerdo inicial en materia presupuestaria, la alcaldesa ha vuelto a traicionar el calendario y los acuerdos alcanzados (como ya hiciera en julio) por sus continuas ambigüedades en el tema del ERE y su determinación final por incumplir sus compromisos. Todo esto hace inviable cualquier compromiso con un gobierno que no cumple con su parte. No son Ganemos e IU quienes han dinamitado el pacto de investidura, ha sido el PSOE. Más concretamente la alcaldesa Mamen Sánchez, con la complicidad o el silencio de su equipo, quien lo viene haciendo desde hace unos meses.

Esta historia se podría haber desarrollado de otra manera, en un contexto de lealtad y diálogo político, que no olvidemos es lo que llevó a Mamen Sánchez a proclamarse alcaldesa. Si el gobierno no hubiera instrumentalizado los procedimientos de aprobación del Plan de Ajuste y el Presupuesto como obstáculos en su determinación progresiva de no cumplir en la reversión del ERE; si hubiera trabajado honestamente en consolidar los fundamentos jurídicos del tema, con la colaboración de todos los actores, en vez de dinamitarlos por sus injustificados miedos, podríamos haber tenido en el mes julio y sin grandes problemas solucionada la reincorporación de los trabajadores con todos los informes favorables; un Presupuesto de 2016; una modificación de Plan de Ajuste; un acuerdo sobre la municipalización del servicio de ayuda a domicilio; haber retomado el Pacto por el Agua y el Plan de Desarrollo Rural en las próximas semanas; y haber iniciado la senda de un cumplimiento razonable, con un calendario establecido, del resto de los acuerdos de investidura con Ganemos e IU, tras poco más de un año de gobierno.

No ha sido la negativa de Mamen Sánchez a la readmisión de los despedidos en el ERE la que ha provocado una cascada de decisiones que han bloqueado el día a día del Ayuntamiento. Ese bloqueo es previo y la alcaldesa lo sabe. Probablemente Sánchez tenía la intención inicial de cumplir su compromiso. Pero algo pasó, no sé bien el qué. El miedo se le metió en el cuerpo y en vez de gestionarlo, compartirlo o hablar claro con todos, comenzó a buscar unilateralmente la forma de exculparse. Pienso que confiaba en que el Ministerio de Hacienda bloqueara la reincorporación por cuestiones económicas, pero esto no se produjo. A partir de entonces trató de utilizar cualquier proceso municipal para encontrar “peros”, especialmente el Presupuesto, y los informes previos que requería, así como los retrasos en la aplicación del Plan de Ajuste.

La indecisión se apoderó de quién pilotaba el Ayuntamiento, ya de por sí a bastante medio gas. La inseguridad fue tal que condujo, por efecto contagio, a provocar situaciones kafkianas como la ausencia de dos secretarios por baja laboral y la incapacidad de buscar un sustituto, siquiera accidental, para seguir con la actividad municipal. Se ha tenido que suspender un pleno por primera vez en la historia y viene retrasándose "sine die" otro pleno extraordinario que debía cerrar todos los temas económicos y el ERE. Mamen Sánchez condicionó todo a la readmisión de los despedidos del ERE. Incluso el reflotamiento de servicios municipales gravemente deficitarios como los servicios sociales, educación, cultura, deportes, infraestructuras, etc. No había demanda vecinal sobre la carencia de servicios que no se respondiera con la coletilla de "no tenemos personal", pero cuando "se incorpore el personal del ERE.., esos magníficos profesionales que fueron despedidos injusta y arbitrariamente por el PP".

La alcaldesa ha apurado hasta el límite la legalidad (ya veremos qué sucede con este tema) para introducir cualquier evento que bloqueara definitivamente el tema del ERE, precisamente por su miedo a que el PP tuviera algún motivo, por leve que fuera, para tratar de llevarla a los tribunales. Quizá se dé la enorme paradoja de que termine en los tribunales de tanto intentar huir de ellos. Dicen algunas versiones victimistas que no hay dudas de que la actual alcaldesa ha hecho todo lo posible por resolver la situación de los afectados, pero ha ocurrido todo lo contrario. Ha tratado de buscar, una y otra vez, insistentemente, motivos para no hacerlo. Motivos que aparecían de pronto y que los afectados, los sindicatos, Ganemos e IU se han afanado en desmontar, articulando propuestas que lo volvían a hacer viable y... vuelta a empezar. La alcaldesa como en un videojuego del revés, en lugar de saltar obstáculos los iba buscando, para no ser responsable de lo que ocurra. Ha llegado al límite de que, en una pirueta desesperada y ridícula, intentó trasladar a la oposición su propia responsabilidad, y no le importó jugar con las esperanzas de los afectados, aun a sabiendas de que esa propuesta disparatada no era posible realizar.

No es que los afectados experimenten rabia y frustración por el tiempo perdido y las expectativas creadas, experimentan rabia y frustración porque les han engañado. También se comenta que no ha sabido llevar esta cuestión, presente día sí y día no en los medios, por un grave problema de comunicación. No puedo estar más en desacuerdo. La política de comunicación municipal ha estado al servicio de su estrategia: la de tratar de buscar el "impedimento" para no cumplir y en último extremo tratar de culpar a otros. Esa era la estrategia y consecuentemente así se ha comunicado. Además, desplegó un ejército de troles en las redes sociales que ha agitado y cuestionado permanentemente la solución. No ha fallado la comunicación. Ha fallado la estrategia. Si la zlcaldesa, a los dos meses de mandato, hubiera sostenido con solidez que no era posible legalmente la reincorporación —con informes y transparencia— y hubiera asumido su responsabilidad —decir que se había equivocado y pedido perdón a los afectados— quizá hoy no sería cuestionada tan gravemente. Pero eso no es un problema de política de comunicación, es un problema de honestidad política.

No es cierto que la readmisión era imposible, sino que había que esforzarse en sustentarla bien, técnica y jurídicamente, porque situaciones como esta no han ocurrido con anterioridad. Muchos funcionarios y técnicos municipales se pusieron a ello, argumentando sólidamente todo el procedimiento, se han dejado la piel en ello. Todos los informes municipales eran favorables, menos los que la alcaldesa ha encargado ex profeso para cuestionarlos. Con esta actitud la alcaldesa rompió todos los puentes con la mayoría de técnicos municipales y ha mantenido, a duras penas, la unidad forzosa de su equipo. Un equipo que en su mayoría se han pasado meses enterándose de los acontecimientos siempre a destiempo, o sin ni siquiera enterarse. Al menos eso aseguraban en las reuniones, entre caras de desconcierto y miradas esquivas cuando surgía el tema.

Mamen Sánchez no está en un callejón sin salida, tiene una salida muy clara: marcharse. Asumir, en su nombre y en el de su gobierno la responsabilidad por no haber cumplido con su compromiso de readmitir a los afectados del ERE; reconocer además el hecho más grave de que, durante meses, ha maniobrado para zafarse de esa responsabilidad, a costa incluso de empantanar la actividad municipal, obstaculizando importantes acuerdos para la ciudad como el Plan de Ajuste y el Presupuesto. Si esto no se produce, si no se opta por esta salida, entonces sí pondrá a su partido y a la ciudad en un callejón sin salida. Porque no se puede volver a reclamar el apoyo de los que se lo han dado —con creces— tras dejarlos en la cuneta, con los reiterados incumplimientos, el oscuro manejo de los tiempos y la endiablada estrategia para eludir responsabilidades. Mamen Sánchez debe dimitir.

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