La transformación social fue un anhelo del compromiso en la Andalucía campesina, una crítica constitutiva y pegada al lenguaje de la vida. Los oprimidos construyen los fines ausentes, marcan las figuras y la expresión trágica frente a la explotación. Esta identidad andaluza es hoy más imperiosa frente al neoliberalismo y sus fantasmas destructivos. La sociedad va elaborando términos y conceptos, muchas veces provenientes del ingles, para definir y señalar los nuevos elementos y situaciones que, desde hace mucho tiempo, se vienen dando, como el anglicismo lawfare, que viene a definir la utilización de la justicia y poderes fácticos, combinada con otros medios, para desacreditar o eliminar a oponentes políticos. Fue acuñado por primera vez por los humanitaristas australianos John Carlson y Neville Thomas Yeomans en un artículo de 1975, y se ha extendido en la actualidad con la globalización neoliberal y el auge de los fascismos para denominar este tipo de situaciones. Es la potencia de incorporar sin ambiguedades gramáticas una exigencia de continuidad memorial y social, porque olvidar no es solo una carencia de las identidades de los pueblos y sus aspiraciones, si no también borrar las palabras que vinculan con la historia y sus movimientos
El próximo 18 de junio de 2024 se cumplirán 140 años del que hoy podemos decir que fue el primer gran lawfare andaluz, bajo el reinado de Alfonso XII y el gobierno liberal de Sagasta, se extendió una ola de represión contra el empobrecido campo andaluz y sus trabajadores que culminaría con la ejecución a garrote vil en Jerez de la Frontera de siete inocentes jornaleros de la comarca, acusados falsamente de haber cometido graves crímenes en nombre de una sociedad secreta anarquista prefabricada por la guardia civil e inexistente cuyo nombre era La Mano Negra, una sociedad jaleada por las élites propietarias y por el gobierno, justicia y prensa afín, ante el temor del fortalecimiento del movimiento obrero y el riesgo para sus intereses. Todo un montaje efectivo para justificar asesinatos, cárcel y torturas en el mundo rural andaluz, para erradicar toda reivindicación de derechos y conservar los abusos y privilegios de las élites andaluzas. No pretendo que estos breves apuntes sean una exposición sobre los hechos históricos ya conocidos y estudiados, sino un recordatorio que sigue afectando a nuestra realidad presente e identidad andaluza, desde una perspectiva centrada en la manipulación de aquellos tristes sucesos, porque se siguen sembrando muchas dudas interesadas contra el movimiento obrero andaluz.
El 24 de septiembre de 1882 se celebró en el teatro Cervantes de Sevilla uno de los congresos obreros más importantes y claves para un renovado impulso de la primera internacional en España, aquel congreso sirvió para desarrollar y activar un nuevo compromiso tras la merma de los años anteriores, el desarrollo de la organización obrera por el mundo rural andaluz, nueva constitución de federaciones, despliegue por comarcas. Para los grandes propietarios, que tenían sumido en auténticas hambrunas y explotación a los trabajadores, era toda una amenaza en el marco de una Andalucía de pobreza y fuerte impulso liberador.
Desactivar toda esta organización obrera era prioridad para las élites y gobierno, como lo fue también más tarde durante la Segunda República, la respuesta fue la farsa de la Mano Negra, pocos historiadores e investigadores se han centrado en esto exclusivamente, superando controversias para significar con decisión que nos encontramos ante uno de los episodios mas trágicos y manipulados de la historia social de Andalucía. Lo que fueron robos e incidentes debidos a la hambruna y miseria dentro de un marco de conflictividad social y lucha por los derechos de los trabajador@s, se convirtió bajo la presión de los propietarios en un montaje con una supuesta organización criminal poderosa y siniestra y así justificar la aniquilación del obrerismo andaluz con una la ola represiva y criminal sin precedentes, abundantes pruebas falsas, tribunales y gobierno corruptos y la prensa colaboradora en la difusión de bulos y terror, el ejercito y la guardia civil a escena, encarcelamientos, represión A día de hoy, Andalucía y Jerez siguen sin reconocimiento ni memoria a esta masacre sobre el campo andaluz y sus empobrecidos hij@s y luchador@s, ni el más mínimo interés institucional en difundir o restituir el relato más veraz de estos hechos históricos centrales en la memoria social de nuestra tierra, sigue el silencio e inacción de los poderes públicos ante la historia andaluza con mayúsculas. Si queremos restituir nuestra identidad como pueblo es imprescindible que divulguemos y honremos nuestra memoria social y compromiso. No puede ser ese ignominioso olvido y desprecio histórico, Andalucía y su clase trabajadora deben de saber de donde partimos, que corriente va desde el motín del pendón verde, casas viejas, obrerismo, republicanismo, hasta el andalucismo. Es el trabajo del duelo de la clase trabajadora andaluza que aún se mantiene. Por eso, como cada año y fiel a su compromiso, el próximo día 16, la CNT de Jerez volverá a organizar una serie de actos que pretenden dignificar las figuras de aquellos asesinatos y represalias, de toda aquella lucha, para seguir manteniendo la memoria más verdadera de nuestro pueblo y de su clase trabajadora y combativa.