Manuel Hurtado Benítez, ascensión y caída de un comunista histórico de Jerez

Este artículo es una forma de acercarnos al personaje y de dar algunas pinceladas de su biografía para que en Jerez, su ciudad natal, puedan conocerlo y valorar a este humilde obrero metalúrgico que vivió toda su juventud en la calle Sol del barrio de San Miguel

Manuel Almisas.

Manuel Almisas Albéndiz (Rota, 1958). Médico, profesor jubilado,  escritor e investigador histórico y vecino de El Puerto, ha participado como impulsor y coautor en la obra con la que se hizo un homenaje el 8 de marzo de 2016 a una luchadora portuense, 'María Luisa Rendón Martell 1909-1981. Movimiento obrero y represión franquista en El Puerto de Santa María' de la Editorial El Boletín. Coguionista del documental sobre Luisa Rendón, 'La Utopía Truncada', de Aitana Transmedia. Posteriormente, ha publicado en la misma editorial dos libros sobre Daniel Ortega, 'Daniel Ortega Martínez, el médico comunista que revolucionó El Puerto' y 'Cartas desde la cárcel (1939-1941)', obras fundamentales en el reconocimiento en 2018 de Daniel Ortega como Hijo Adoptivo de El Puerto. Es autor también de una biografía sobre la capitana republicana nacida en Cortes de la Frontera (Málaga), 'Anita Carrillo', escribió un libro-homenaje popular a  la portuense Ito Maraver, 'Ito, una mujer imprescindible', y ha descubierto la figura de 'Vicente Ramírez Brunet, el primer maestro laico'. La última obra, publicada por la editorial portuense 'Suroeste', ha sido '¡Paso a la mujer! Biografía de Amalia Carvia', donde daba comienzo al estudio de las librepensadoras gaditanas injustamente olvidadas por la historia.

Manuel Hurtado Benítez, comunista jerezano.
Manuel Hurtado Benítez, comunista jerezano.

En el apartado "Dirigentes" del Archivo Histórico del PCE se encuentra documentación relativa a 74 dirigentes históricos del Partido, pero ahí no hallaremos ni una sola linea sobre el jerezano Manuel Hurtado Benítez. De igual forma, en la Historia del Partido Comunista de España (versión abreviada) redactada por una comisión del comité central presidida por Dolores Ibárruri (La Pasionaria) y publicada en 1960 en París (Éditions Sociales) y en Varsovia (Ediciones Polonia), tampoco se menciona su nombre, inexplicablemente. Sin duda se trata de otro caso de ocultamiento de la dirección del Partido Comunista cuando algún dirigente había disentido de la línea oficial, lo había abandonado y atacado al Buró Político o se destacó por calumniar gravemente al Partido en su conjunto. Pero si alguno de estos motivos fue por el que Hurtado desapareció de la Historia, tampoco ha trascendido. ¿Qué ocurrió entonces? En 1948 aún era miembro del comité central y estaba exiliado en Francia, pero después su figura se desvaneció para siempre. Se desconoce dónde y en qué fecha pudo fallecer. Parece que volvió a España en los años 60, ya sin militar en el PCE, ¿quizás a Jerez o a Sevilla?, pero sin tener constancia de ello. Lo que sí se puede afirmar de forma tajante es que Manuel Hurtado Benítez fue un histórico dirigente comunista muy importante, principalmente en los primeros años de la Segunda República.

Este artículo es una forma de acercarnos al personaje y de dar algunas pinceladas de su biografía para que en Jerez, su ciudad natal, puedan conocerlo y valorar a este humilde obrero metalúrgico que nació en el Rancho del Inglés, finca de la pedanía jerezana de La Ina (hoy llamada Los Cejos del Inglés) hace 120 años y que vivió toda su juventud en la calle Sol nº 65 del barrio de San Miguel.

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Tan importante comunista fue Manuel Hurtado Benítez, fundador del Partido Comunista Obrero Español en abril de 1921 y del Partido Comunista de España en noviembre del mismo año, que el 23 de marzo de 1933, en el diario madrileño El Imparcial, se publicaba una larga columna titulada "El Partido Comunista español, al servicio de Moscú, trabaja contra el régimen", donde se decía nada menos: "El grupo actual, director del comunismo en España, tiene por cabeza principal a Manuel Hurtado". Pocos meses después, en el verano de 1933. Hurtado dirigirá la importantísima Comisión Central de Control del Partido, y fue candidato en las elecciones generales de noviembre de 1933 en dos provincias andaluzas: en Córdoba formando parte de  la candidatura del Frente Único Revolucionario, liderada por José Antonio Balbontín, y junto a José Díaz (secretario general), Antonio Mije, Adriano Romero y otros dirigentes del PCE, además de dos obreros sin partido; y en Cádiz, liderando él mismo la candidatura del Frente Único Revolucionario junto a los comunistas Daniel Ortega (también del comité central) y Andrés Bonilla Benítez (metalúrgico de Jerez), entre otros, así como a varios obreros independientes como la cigarrera Micaela de Castro.

La relevancia de Manuel Hurtado provenía de haber sido nombrado en el IV Congreso del PCE celebrado en Sevilla en marzo de 1932 nada menos que secretario de organización del comité central, verdadero n.º 2 del Partido, un puesto que siguió ostentando tras la expulsión en octubre del grupo "traidor y sectario" de José Bullejos, Manuel Adame, Etelvino Vega y Gabriel León Trilla, y la llegada a la secretaría general del panadero José Díaz Ramos. Sin embargo, ya anteriormente debió tener esa responsabilidad, con toda seguridad desde la Conferencia Nacional de Pamplona (Bilbao-marzo de 1930), porque en el numero 1 de la primera revista teórica que tuvo el Partido, Bolchevismo, del 11 de marzo de 1932, ya firmaba Hurtado un artículo titulado "Los grandes problemas del Partido. Por un viraje inmediato y fundamental en la Organización".

Sin saberse la fecha exacta, pero anterior a 1932, Hurtado Benítez figura entre los casi 150 cuadros del PCE que marcharon a Moscú a profundizar en los fundamentos del marxismo-leninismo en la Escuela Internacional Lenin, fundada por la Internacional Comunista (Komintern) en 1926.

El siguiente hito importante, dentro de la férrea postura de oposición a la dirección de Bullejos que representó Hurtado —siguiendo la directriz de los delegados de la Internacional Comunista como Codovilla y Dengel— fue conseguir que él y Antonio Mije viajaran a Moscú en septiembre de 1932 como delegados españoles del PCE en el XII Pleno de la Comisión Ejecutiva de la Internacional Comunista.  Allí, no solo fue un delegado más, sino que pronunció una importante conferencia: El PC de España en la revolución española. En él se posicionaba en contra de la política de Bullejos de "defender la República". Así comenzaba su discurso Hurtado sosteniendo la posición de la Internacional Comunista en ese momento de transición: "El Gobierno republicano ha demostrado su carácter contrarrevolucionario desde sus primeros días".

Manuel Hurtado y Antonio Mije fueron los principales promotores de la expulsión de Bullejos de la secretaría general del PCE, especie de "golpe de estado" que dará lugar a una nueva dirección, personificada en José Díaz Ramos, que acababa de salir de la cárcel. Junto al nuevo secretario general, Hurtado seguirá siendo el secretario de organización, Antonio Mije el secretario sindical y Jesús Hernández el secretario de agitación y propaganda. 

Precisamente él fue el encargado de promover entre los miembros del Buró Político una sincera autocrítica a todos aquellos que mantuvieron una "actitud vacilante" y a aquellos que incluso se "prestaron inconscientemente a los manejos fraccionales del grupo de Bullejos, Adame y Vega". El resultado fue la aparición posterior en el diario Frente Rojo de artículos autocríticos y de rectificación de su postura anterior de numerosos miembros del comité central como José Silva, Pedro Checa, Luis Zapirain, Miguel Caballero, o la misma Pasionaria. Dolores Ibárruri, perteneciente a la Agrupación Comunista de Vizcaya, el otro gran foco del PCE además de Sevilla, se había considerado hasta ese momento una firme defensora del grupo de Bullejos, y por eso también se le pidió que "rectificara" desde la cárcel de mujeres de Quiñones (Madrid) donde se encontraba.

Es conocida la "Carta abierta a la camarada Dolores Ibárruri (Pasionaria)" firmada por Manuel Hurtado que se publicó en Frente Rojo del día 21 de noviembre de 1932. Hurtado comenzaba halagándola y le escribía: "Me congratula el comprobar que a pesar de la prolongada prisión a que te tienen sometida tan injustamente, no pierdes tu fe ni tu entusiasmo revolucionario". Pero a continuación Hurtado le decía que Dolores había olvidado "algo fundamental": señalar a quienes habían impedido hasta entonces el crecimiento de la influencia del PCE entre la clase obrera y el campesinado, y textualmente le recordaba que "los bolcheviques debemos mirar la realidad cara a cara, tenemos que ser implacables contra todos los errores y más aún con las traiciones… para que sirvan de educación política a los millares de trabajadores que vienen al Partido". Por ello, le exhortaba a que expusiera públicamente su experiencia para que sirviera de lección al conjunto del Partido.

Así es como Pasionaria respondió a Manuel Hurtado desde las páginas de Mundo Obrero e hizo su particular autocrítica, si bien es verdad que alejada del espíritu, a veces humillante, de las anteriores rectificaciones de sus camaradas. En uno de sus párrafos escribía: "A la hora de las responsabilidades y de depurar el Partido de todos aquellos elementos que pudieran ser nocivos… yo, vieja comunista, no quiero ni puedo rehuir, camarada Hurtado, el hacer una autocrítica severa de pasadas actuaciones, que es lo que entiendo deseas tú; no personalmente, sino en interés del Partido...". Y a continuación se hacía esta pregunta: "Ahora bien: ¿son solamente los componentes del grupo, es decir, Bullejos, Adame, Trilla y Vega, los culpables de que el Partido no haya tenido la dirección del movimiento revolucionario, retrasando así la descomposición del régimen y fortaleciendo, por lo tanto, aunque momentáneamente, las posiciones de la burguesía y de los terratenientes? Con franqueza bolchevique te digo que no, camarada Hurtado; aunque la responsabilidad más grande quepa al grupo, yo, y conmigo todos los que componíamos el comité central nombrado en la Conferencia de Pamplona, tenemos una parte de responsabilidad, por haber sido débiles, por haber sido cobardes, por habernos prestado a haber sido comparsas del comité ejecutivo sectario y no haber impuesto a éste el cumplimiento de los acuerdos y resoluciones acordadas en la citada conferencia".

Como Hurtado quería que expusiera sus experiencias, Dolores le señalaba: "¿Recuerdas mis protestas y mis deseos de alejarme de la dirección para retornar al trabajo de base? ¿Qué me decías tú? Que eso no era bolchevique y que era necesario permanecer en nuestros puestos para hacer rectificar esta política de arribismo". Y por último, en esta extensa carta abierta, Dolores Ibárruri le escribía: "Para terminar, camarada Hurtado, y camaradas todos, considero justas y necesarias las medidas tomadas por la Internacional y el Partido al eliminar a los que de él quisieron hacer un coto cerrado...poniéndose de espaldas a la revolución".

La autocrítica, finalmente, estaba hecha, y así lo entendió Hurtado y el secretariado del PCE, pues a continuación de su artículo, en un texto sin firma (quizá escrito por Hurtado) Dolores era absuelta de sus "pecados", aunque con reparos de sentimentalismo por reconocer que le dolía como persona la expulsión de sus viejos camaradas durante su militancia en Vizcaya:

"La camarada Pasionaria, rebelión perenne contra el sistema decadente, dedicada en todos sus esfuerzos a la lucha emancipadora, abnegación ilimitada, sufre en determinada forma, en su propia posición, un poco de sentimentalismo… A los elementos traidores no se les puede dar el trato de camaradas equivocados. Esos renegados expulsados de las filas del Partido hoy están al otro lado de la barricada. Son nuestros enemigos, son adversarios encarnizados de la Revolución y nuestro trato para con ellos no puede ser otro que el trato de guerra".

En el verano de 1935 (julio-agosto) tuvo lugar en Moscú el VII Congreso de la Internacional Comunista, al que acudieron José Díaz, Pasionaria, Jesús Hernández, Vicente Uribe y Pedro Fernández Checa, y cuyos acuerdos fueron históricos, pues supusieron la nueva política antifascista de los Frentes Populares. Hurtado ya en ese momento, sin conocerse el motivo, había dejado de pertenecer al Buró Político y abandonado el cargo de secretario de organización, que pasó a manos de Pedro Checa, quien lo mantuvo hasta el final de la guerra. Según parece, este cese fue una decisión de la propia Internacional Comunista.

A partir de ese momento, Manuel Hurtado, conocido entre sus camaradas como Mendoza y El Chino, tuvo que caer en desgracia y va a desaparecer de la historia. En las elecciones de febrero de 1936 ya no formó parte de ninguna candidatura del Frente Popular, y durante la Guerra Civil no se le conocen cargos militares ni del Comisariado político, desapareciendo de la escena pública. Este paréntesis de tantos años se reanudó de forma incomprensible en su época de exiliado en Cuba y en Francia en los años 1941-1948, formando nuevamente parte del comité central del PCE. Este enigma se resolverá algún día, pero mientras tanto nos quedamos con esta desconocida faceta de un jerezano que no debe permanecer por más tiempo en el olvido.

* Fuente de la fotografía de la imagen: Ficha de Inmigración de la República Dominicana-Julio de 1940.

** Para conocer algunos datos biográficos más, y con imágenes, puede consultarse este blog.

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