Una alcaldesa de Jerez que lo da todo en Bruselas

Pelayo larga lo suyo sobre municipalismo en la doble capital, belga y europea, pero desconocemos por completo su relación con una ciudad llena de pequeños placeres como comer mejillones con patatas fritas

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Nací en Madrid, en 1965, aunque llevo exactamente media vida viviendo en Jerez. Soy licenciado en CC de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense. He sido jefe de la sección local del Diario de Jerez y también he trabajado en Información Jerez y el Diario Ya (época de Antena 3). He colaborado con El Mundo, Economía y Empresas, Notodo… Soy socio fundador y colaborador habitual de lavozdelsur.es. Últimamente he publicado el libro ‘Sherry & Brandy 2.0’ y he redactado el guion del documental sobre el vino de Jerez ‘Sherryland’. Todo esto ha hecho que me vaya haciendo una idea aproximada de las cosas… 

La alcaldesa de Jerez, en Bruselas,
La alcaldesa de Jerez, en Bruselas,

La alcaldesa de Jerez, María José García-Pelayo, no para. Pelayo estuvo a comienzos de semana en Bruselas, hablando de municipalismo. En su doble condición de alcaldesa de Jerez de la Fra y presidenta de la Federación Española de Municipios y Provincias, tuvo varias intervenciones, en las que dejó claro, a saber: que Jerez de la Frontera, la muy noble y muy leal, también es la muy europea. Eso sí, que con un poco más de dinero para financiación sería más europea, sobre todo para cuando toca asumir asuntos que teóricamente no le corresponden a un ayuntamiento pero que, a veces, como administración más cercana al ciudadano, no hay más remedio que afrontarlas.

Y tiene razón Pelayo, aunque este es un tema que lleva siendo objeto de debate desde hace mucho: qué le corresponde al ayuntamiento, qué a la comunidad autónoma, qué al Gobierno central. Igual que el municipalismo, que en honor a la verdad hay que decir que fue otro anterior alcalde de Jerez, Pedro Pacheco, uno de sus principales impulsores: dinero, sí; reconocimiento de la mayoría de edad política de los ayuntamientos –que no necesitan tutorías de otras administraciones sino unas reglas del juego claras– también.

Por supuesto, la presencia de Pelayo en Bruselas, en un momento en que se está dirimiendo cómo va a ser el pacto entre los ‘populares’, los liberales y los socialdemócratas europeos, dio objeto para varias bromas en las múltiples y populosas redacciones periodísticas que hay en Jerez de la Fra. ¿Se estaría buscando un hueco en Europa nuestra regidora? En algún momento llegó a oírse hablar de la existencia de Von der Pelayen, en clara alusión a la presidenta de la Comisión Europea Von der Leyen, pero no hay que tenérselo demasiado en cuenta a los periodistas, siempre al borde del humor tipo ‘caca, culo, pedo, pis’.

Total, que la señora Von der Pelayen, perdón, perdón, la señora Pelayo (ven, queridos lectores, estimadas lectoras, se lo estaba diciendo, “siempre al borde del humor tipo…”) defendió en la capital de Europa el buen nombre de Jerez y, por extensión, de España toda.

Esta vez no ha habido críticas públicas de los socialistas de Jerez –que bastante tienen con lo suyo, que la división en el partido hace tiempo que entró de lleno en lo personal y parece que hay poca gana de ‘meter mano’ a la cosa, por mucho que pase un día y otro y la 'cosa' siga estando ahí­– a las excursiones de la alcaldesa, como ha ocurrido en otras ocasiones, sobre todo cuando han tenido un componente electoral.

Eso sí, desconocemos toda la agenda de Pelayo en Bruselas, que se da por supuesto que nadie coge al menos dos aviones, larga el speach, y hala, ya estoy yo en Jerez de la Frontera, donde se comen las papas enteras, ese clásico popular que hace ya unos cuantos años recuperó el mismísimo Rafael de Paula en una mítica intervención en Ronda durante la presentación de un libro de su hijo. No, esto no es tan fácil, que para volver a Jerez para hablar del hub aeronáutico, de incubadoras de empresas y cosas así, siempre hay tiempo.

A ver, un poné… ¿bajó Pelayo a comer los típicos mejillones (mejilloncillos, más bien) con patatas fritas a una taberna de la Grand Place, acompañando dicho plato de una buena y espumosa cerveza? ¿Se dejó llevar por el espíritu de la Eurocopa en dicho bar y se desesperó, como la hinchada local, viendo como Lukaku, ‘el Morata belga’, era incapaz de marcar algo, cualquier cosa, incluso la casilla de un formulario, sin estar en fuera de juego? No sabemos, amigas y amigos, y queremos saber. A ver, otra: ¿compró alguna tableta del afamado chocolate belga? ¿Lo hizo en la ciudad o se guardó para las tiendas del aeropuerto, que ella tiene pinta que es de las de llegar con tres horas de antelación por lo mismo?

No tenemos respuesta para todas estas preguntas y las que se nos han quedado por ahí por una mera cuestión de espacio. Y ya les digo, casi casi lo peor de todo es que no podemos contar con la colaboración de la oposición para desentrañarlas, que los socialistas buscan lo que consideran piezas de 'caza mayor', como lo de Comujesa, en vez de reparar en la importancia de las pequeñas cosas de la vida…

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