Atención para el centro de Jerez

Hará bien el nuevo gobierno municipal en empezar a pensar que algo tiene que hacer –y no limitarse a fuegos artificiales-, algo tiene que hacer con el centro histórico

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Nací en Madrid, en 1965, aunque llevo exactamente media vida viviendo en Jerez. Soy licenciado en CC de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense. He sido jefe de la sección local del Diario de Jerez y también he trabajado en Información Jerez y el Diario Ya (época de Antena 3). He colaborado con El Mundo, Economía y Empresas, Notodo… Soy socio fundador de lavozdelsur.es. He publicado el libro ‘Sherry & Brandy 2.0’ y he redactado el guion del documental sobre el vino de Jerez ‘Sherryland’. Todo esto ha hecho que me vaya haciendo una idea aproximada de las cosas… 

Carteles reivindicativos de vecinos del centro de Jerez.
Carteles reivindicativos de vecinos del centro de Jerez.

El gobierno municipal de Jerez de la Fra –en realidad el cronista habla ya para el que salga de las urnas dentro de cincuenta días- debería tomar buena nota de la iniciativa de los vecinos del centro histórico denunciando con carteles que han colgado de sus propias viviendas lo que significa hoy por hoy vivir en la zona, el sentimiento de abandono por parte de las autoridades que vienen arrastrando desde años. Y lo han hecho ahora, en el mejor momento posible para difundir el problema, aprovechando que sus calles se llenan de gente para ver las procesiones de Semana Santa.

Hubo un momento, a comienzos del nuevo milenio –puede que quede como un tanto ampuloso usar la palabra milenio, pero así fue-, en que pareció que sí, esta vez sí, iba en serio la renovación del centro. Entre el año 2000 y 2005, por acotar año arriba, año abajo, una frontera bien visible para los lectores, fueron varios cientos los hogares que apostaron por trasladarse al centro histórico y alrededores porque parecía que algo estaba moviéndose. En este sentido, vamos a rendir desde aquí un pequeño homenaje a la terminación en ‘ones’, manteniéndonos siempre al margen de la anatomía y a riesgo de parecernos a una de aquellas canciones de Alaska y los Pegamoides: en aquel tiempo confluyeron distintas remodelaciones, adaptaciones, actuaciones y situaciones que hicieron que el centro histórico tuviese una oportunidad, o al menos así se percibió en su momento por cientos de ciudadanos que pensaron que cambiaba el ciclo con el anuncio de proyectos encaminados a la dinamización –ay, qué pereza de palabra- de la zona por parte de la Administración, pero también por las distintas promociones (otra vez ‘ones’) de viviendas de carácter privado y semi público que tenían su atractivo y que se percibían por sus propios moradores como pioneras para la recuperación definitiva de una zona hasta entonces muy degradada tanto en el plano social como en el urbanístico…

Bien… todo este tiempo después lo cierto es que poco o nada queda de aquel espejismo. Es cierto que la plaza Belén –hoy nos vamos a ahorrar la retahíla con la que habitualmente se acompaña en MARCA ACME la descripción de lo que es este espacio- tendrá dentro de poco dos iniciativas museísticas, la de Lola Flores y la del Flamenco; es cierto que en este entorno se perfilan otras dos importantes inversiones hoteleras a medio plazo y también es cierto que se acaba de llevar a cabo una (muy cuestionable) remodelación en el Arroyo; sin duda, es cierto que todas las semanas se anuncian adaptaciones de edificios para pisos turísticos y no cesa la apertura masiva de bares-terraza y restaurantes-terraza… Pues bien, nada de esto es suficiente, entre otras razones porque ni siquiera ese es el objeto que se viene reclamando, esa no era la materia de la que estaba formado dicho ‘espejismo’. Porque, al final… ¿dónde queda la habitabilidad, que el centro histórico sea un lugar atractivo para vivir, con todo lo que eso significa, que no es lo mismo, ni mucho menos, que un espacio en el que ir a comer a una terraza post pandemia, ver ‘algo’ por encima, tomar un par de copas (en una terraza post pandemia) y, si acaso, dormir un ‘finde’? Eso hablando de las calles y plazas principales… de los ‘rincones escondidos’, de su estado en general, ni hablamos.

Hará bien el nuevo gobierno municipal en empezar a pensar que algo tiene que hacer –y no limitarse a fuegos artificiales-, algo tiene que hacer con el centro histórico de Jerez de la Fra, lo que de verdad la diferencia de otras ciudades por la riqueza y variedad de su patrimonio. No es exagerado decir que Jerez lleva décadas de atraso respecto a ciudades similares con su centro histórico, que de hecho ya están afrontando problemas, diríamos, 2.0, como los que causan los pisos turísticos, aquí todavía en plena expansión, como ya hemos dicho. En caso contrario, harán bien los vecinos –y los de zonas aledañas- en seguir adelante con sus justas protestas…

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