El centro de Jerez de la Fra es un sitio extraño. Ya no solo es que haya olores tan injustificados como reconocibles, sino que hay madrugadas en las que, sin saber nadie por qué, se oye música. A la mañana siguiente, sus vecinos, sobre todo los del entorno de la plaza del Arenal y la Alameda Vieja, se levantan atónitos ante la experiencia sufrida. No estamos hablando ni siquiera de fin de semana, el fenómeno puede producirse perfectamente el día más tonto de la semana, la madrugada del martes, como ocurrió la semana que está a punto de concluir. Sencillamente, remedando aquella película de Bruce Willis y un niño con percepción extrasensorial, “a veces, oímos música”.
“¿Oíste la música anoche?”, le pregunta una vecina a este cronista el martes por la mañana. “Sí, claro, empecé a oírla sobre la una, justo al acostarme. Me levanté a hacer pis (vaya, no sé si estamos informando de más en estas líneas sobre determinados hábitos) como a las tres y media y la música seguía”, le dije. “Yo cerré todo y bueno, pude dormirme… pero estuve a punto de ponerme la bata y salir a ver de dónde venía”, concluye mi vecina, mientras se apresta a seguir con la compra en Simago (ya saben que para los habitantes del centro Simago es para siempre: inasequibles al desaliento).
Si sobre los olores hay distintas teorías para una única realidad, aquí es un poco al contrario: hay distintas realidades. Algunas pueden confluir y otras sucederse en el tiempo. No se habla de actuaciones oficiales en la Alameda Vieja, que conste, pero es que, según sople el viento, lo que se celebre, el volumen y/o se abra una puerta que no debía abrirse, se ha podido escuchar la música de una determinada discoteca hacia San Mateo, las bodas y otras celebraciones de una afamada bodega e incluso fiestas menores en cascos bodegueros y bodeguitas en activo radicadas en las proximidades. Además, claro, siempre cabe hablar de alguien que se baja con un ampli de teléfono a sentarse al fresco o incluso a bailar en la propia Alameda. Esos son los sospechosos habituales. Pero claro, una madrugada del domingo, pues bueno, tampoco hace gracia, pero… pero la del martes… Joder, que seguro que había gente que entraba pronto a trabajar, estaba desayunando y seguían oyéndose esos graves, que es que ya no es ni la música, es la vibración en los cristales.
Lo de los ruidos en el centro, hay que decirlo ya, no tiene solución aparente. Se trata como una cuestión irresoluble. Si algo es irresoluble, es que no tiene solución, así que, si no tiene solución, para qué seguir dándole vueltas… Lógica aplastante.
A ver, por ejemplo, el Ayuntamiento. ¿Cuánto hace que dijo que iba a declarar zona acústicamente saturada (ZAS) Algarve y Remedios? Este cronista cree que a los vecinos ya como que les da igual. Y el inicio de la calle Algarve las noches de fin de semana ya no es ni una cuestión de ruido, que también, hace tiempo que pasó a orden público. Pues eso. Pasan los meses, no se ataja un problema y, claro, sale otro. Esto es como lo de andar tapando vías de agua con las manos. Ahora es en Doña Blanca, Esteve y Larga, redondeando. El bar nuevo con nombre de siempre ha comenzado a dar qué hablar. Y hasta altas horas.
Ojo, que este cronista ha salido como el que más, pero no se puede funcionar por la fuerza de los hechos. Me parece muy bien que tengas música hasta las tantas, como si te dan las dos… de la tarde, pero a los vecinos hay que molestarlos lo menos posible. Tirando a nada.
Vale, que nos ponemos muy serios y este es un espacio ligero, de 'música ligera'. En estos tiempos de internet en que todo el mundo ve conspiraciones por todas partes, en el centro comienza a haber un ‘boca-oído’ de que lo que de verdad quiere el Ayuntamiento de Jerez de la Fra, la muy noble, muy leal y muy ruidosa –da igual si gobierna el PP que el PSOE– es dar una estocada final a los habitantes de la zona para convertirlo en una especie de parque temático (perdón por el tópico… es el término que me llega) de hoteles y apartamentos turísticos, lleno de garitos, bares y restaurantes, que los vecinos normales y otros comercios ya están sobrando. No creo en las conspiraciones, pero…
... Pero de todo esto se habla a 50 días, o así, de que comiencen las Zambombas. Oh, Señor, en tu infinita bondad…