Desde hace mucho se bromea con eso de que los americanos —dicho así, los americanos, un poco a lo Bienvenido Mister Marshall— te oyen, te ven, siguen tus movimientos… te espían, en definitiva. Esta tesis, muy extendida por toda España desde hace décadas, aunque últimamente cotizaba a la baja, de siempre ha sido especialmente activa en sitios con base americana y alrededores, como Rota (y ramificaciones hacia Jerez de la Fra y la Bahía) o Torrejón de Ardoz (llegando al todo Madrid).
Pues bien, esta semana, esa tontería se ha convertido en algo así como hechos probados y lo ha hecho a lo grande. Ni más ni menos que la NASA (no otra agencia americana menor, no), la mismísima NASA, la de Cabo Cañaveral, la del hombre en la Luna, ha confirmado que el descenso de los humedales del Parque Nacional de Doñana va más allá de lo que sería normal en un período de sequía como el que estamos padeciendo e incluso ha aventurado las dos causas que, a su juicio, son culpables de este hecho: el turismo y la agricultura intensiva, que se ve que estos de la NASA cuando cogen un tema son muy serios.
Es normal. Al parecer esta agencia lleva ni más ni menos que treinta años con sus satélites echando un vistazo a los humedales del suroeste de España, Europa, a la sazón. Hasta ahora creíamos que la NASA enfocaba sus satélites ‘hacia arriba’ y que eran la CIA o el FBI o cualquiera sabe, el que enfocaba sus satélites ‘hacia abajo’ (perdón por el escaso cientifismo con el que este cronista está escribiendo estas líneas y que, a buen seguro, contrasta poderosamente con la potente redacción que acompaña a treinta años de investigaciones). Pero volvamos a la NASA, que se ve que ha sufrido serios recortes, ha desechado la opción de contactar con alienígenas –total, para qué, si ve que la Tierra está llena, desde los mandatarios a las ‘influ-ansars’ que copan el espacio de los medios de comunicación y las redes sociales- o ha cambiado de filosofía y la Tierra ha pasado de ‘planeta azul’ a ‘planeta ignoto’.
Con todo, y volvemos al principio, lo más peculiar es que la NASA no ha presentado los ‘hechos probados’ como algo objetivo, la reducción de humedales y punto, sino que al ofrecer las causas se alinea plenamente con las tesis que viene manteniendo el Gobierno central (y la Unesco, y la OCDE y la Unión Europea y mi vecina del 2ºB) frente a las de la Junta, partidaria de ‘regularizar’ (léase como eufemismo) los regadíos de la corona norte del parque.
No sé si la Junta de Andalucía ha ponderado suficientemente el alcance del informe de la NASA y si piensa hacer algo al respecto, por ahora solo ha habido silencio, tal vez esperando a ver qué ocurre en las elecciones generales, que en España, es sabido, todos los temas son políticos.
Por lo pronto, seguro que los satélites de la NASA, al parecer siempre atentos a lo que sucede en el suroeste de España (Europa, a la sazón, recuerden) están percibiendo nuevos movimientos importantes de agua en la zona, aunque un poquito más hacia el este. Pero esta vez hay que tranquilizarlos: se trata de las operaciones de limpieza iniciada por los alcaldes de Sevilla, Cádiz y Jerez de la Fra, todos del PP, todos nuevos, todos ellos inmersos en la operación ‘ciudad limpia’ que, al parecer, debe acompañar el cambio del bastón de mando en la zona, que por algún lado hay que empezar...
Tranquilos en la NASA, pues. Eso sí, sigan monitorizando, que cuatro años de mandatos municipales dan para mucho y después de treinta años siguiendo Doñana, eso no es nada para ustedes...
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