Al principio pareció divertido que la alcaldesa de Jerez de la Fra, María José García-Pelayo, sacara a colación el tema del acuerdo del PSOE con el independentismo catalán y relacionarlo con una solución para el principal problema del ayuntamiento, que no tiene un nombre, tiene exactamente 1.126 millones (de euros). Si el Gobierno está dispuesto a condonar 15.000 millones de la deuda que arrastra Cataluña dentro de los acuerdos de investidura de Pedro Sánchez, ¿por qué no condonar parte de la deuda de Jerez de la Fra, ciudad que, además, como indica su leyenda, es “muy noble y muy leal”, vaya, que en su misma esencia está no andar por ahí causando problemas?
Digamos, de entrada, que hacer esta petición está bien y puede resultar divertido dentro del juego político, si de lo que se trataba es de erosionar a los socialistas, también a nivel local, que al final tuvieron que salir a defender la restructuración de la deuda que se ha ido produciendo a lo largo de su mandato en Jerez, que puede que haya sido una medida positiva, pero ahí siguen estando los 1.126 millones de vellón. Per saecula saeculorum.
Total, que parecía que la cosa la iba a dejar ahí Pelayo, pero quia… Parece que la alcaldesa olió la sangre (en términos deportivos) o simplemente se gustó con la propuesta, porque al final decidió que pasara incluso por el pleno municipal, con el ya famoso “si el Gobierno quiere, esto se arregla (el problema de la deuda del Ayuntamiento) en cuatro días”. Es evidente que desde Génova el PP ha tocado a rebato con el acuerdo de gobierno del PSOE con Junts y todo lo que conlleva (amnistía, condonación de la deuda, Rodalies, etc) y ha decidido combatirlo palmo a palmo, lo que incluye a los ayuntamientos, en los que ya saben –y si no, se lo dice este cronista– que muchas veces parece que gusta más discutir de lo divino (entiéndase temas supramunicipales) que de lo humano en su estricto ámbito de influencia. Además, hay que recordar que la propia Pelayo, en su anterior etapa como alcaldesa, ya planteó para Jerez una especie de estatus especial, aunque la idea es más antigua, hay que retrotraerse a Pedro Pacheco justo después de que el gobierno de Aznar reconociese la "insularidad" (y el dinero que lleva aparejado) de Cádiz y Jerez planteara el asunto en términos de territorialidad, dada la extensión del municipio y su número de pedanías y barriadas rurales.
Al final, en estas últimas semanas, de la amnistía se ha hablado en bastantes municipios, y de la deuda, con una ‘solución a la catalana’, pues también en algunos, con Jerez, sin duda, entre los primeros en plantear abiertamente el tema, cuando era algo divertido y no para tomárselo en serio, como parece que ahora va el tema, al menos en su planteamiento.
Sí... esto es un poco como el final del Quijote, cuando el caballero parece que recupera la razón y es Sancho el que da muestras de que se le está yendo la pinza cuando propone a don Quijote seguir por ahí con sus andanzas, las de los dos, pero ahora en plan de pastorcillos. Por eso, al final, cabe echar un vistazo sosegado al tema y cuestionarse cuál es la parte seria y cuál es la broma.
De entrada –incluso era la premisa de inicio de estas líneas–, lo serio es que a una comunidad autónoma le van a perdonar 15.000 millones de deuda por una serie de votos necesarios para apuntalar un denominado bloque de progreso + Junts (imposible en MARCA ACME considerar a Junts un partido ‘de progreso’) y, la broma, lógicamente, es que haya ayuntamientos y algunos particulares que se quieran sumar al carro (incluida la amnistía). Lo que viene siendo eso tan español de "y de lo mío, qué".
Pero ¿y si estamos equivocados? ¿Y si lo que realmente es la broma es que haya un gobierno (esta vez con baja) que está dispuesto a premiar de esta manera una mala gestión amparándose única y exclusivamente en una necesidad coyuntural llamada siete votos? De seguir adelante con esta medida, parece serio –o razonable, pongan la palabra que consideren– que otros afectados planteen que ellos también tienen derecho a que se tengan en cuenta sus reclamaciones, más allá de que no dispongan, al menos no en este momento, de siete votos para realizar transacción alguna…
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