Quedan casi dos meses para que comience la Feria del Caballo de Jerez, que se ha movido a la tercera semana de mayo no se sabe muy bien el porqué –vale que la Semana Santa este año va más tarde, pero hace mucho que Jerez no se rige por este parámetro para fijar en el calendario su gran fiesta– y hay un número importante de caseteros que le echa un vistazo al plano, se restriega los ojos, exactamente como si hubiera una buena levantera en el Real, y no se cree lo que ve. De hecho, lo deja, vuelve al rato, y de nuevo vuelve a frotarse los ojos.
El caso es que el Ayuntamiento de Jerez, su gobierno municipal, venía advirtiendo de que había que poner freno a lo de las casetas-discoteca y que, llegado el caso, su intención era acotarlas y que, claro, ¿dónde iban a ir? Pues donde las han mandado. Son 17 las casetas que han recibido el sambenito de caseta-discoteca y son las que, si no hay cambios de última hora, van al ‘hoyo’, nombre en el que converge todo el personal y sobre el que huelga mayor explicación.
Pero claro, esto nos lleva a un debate más profundo. Todos los que participamos de la fiesta tenemos meridianamente claro qué es una caseta-discoteca, lo que no quita para que nos planteemos algunas cuestiones al respecto, caso de quién y por qué ha decidido que estas 17 son las elegidas, cuáles son los criterios. –ojo, puede, solo puede– que sean todas las que están, todas las 17, pero está claro que no están todas las que son. En el Real de la Feria de Jerez hay, sin duda, un número de casetas mayor que funciona como discoteca, y no nos referimos solo a las horas de ‘libre disposición’, el horario de madrugada.
No sé si las seleccionadas lo han sido porque directamente son consideradas macrodiscotecas, o algo así, y algunas de las que ‘se han salvado’ han sido consideradas discopub-casetas (qué antiguo suena lo de disco pub, por cierto, con lo que era…) o club-casetas (ejem, en el sentido anglosajón del término, no del español) o incluso, dada la proliferación de arena más que de albero, beachclub-casetas, y por ahí se han salvado.
El caso, ciertamente, merece una explicación. Es cierto que hay muchos caseteros que llevan tiempo aplicando criterios, digamos, de dudoso encaje en lo que sería una feria tradicional, respaldados por el laissez faire, laissez passer (vale todo, en resumen, del anterior gobierno municipal), pero es cierto que estaban advertidos por el gobierno de María José García-Pelayo de que se iban a tomar este tema en serio. Claro… tomarse el tema en serio tal vez hubiera consistido en un apercibimiento de verdad, más allá de lanzar la filípica de turno a través de los medios de comunicación. Apercibimiento y, llegado el caso, explicación de la medida (tipo de música, volumen, aforo, ausencia de cocina, etc), para así cotejar con los (solo) discopubs-caseta no afectados… porque lo cierto es que hay caseteros que dicen no haber recibido sanción alguna y no entienden la medida… Es decir, si se ha seleccionado a un grupo de culpables, es lógico que hubieran tenido defensa, por seguir con términos legales.
… Como tampoco la entienden los ‘afectados’ (por ahora en el sentido exacto de la palabra, ya veremos si se confirma la acepción negativa que hoy por hoy tiene el término) de la llamada ‘zona de hostelería’, en los alrededores del templete municipal, sin duda la gran novedad porque esta no se veía venir. El gobierno municipal sabe, o debería, que andar moviendo casetas siempre es complicado en la Feria, y es más difícil de explicar si la medida no tiene carácter punitivo. Me pongo en la caseta, digo la cabeza, de equis casetero: "que me muevan de mi sitio, que llevo aquí treinta años, porque el Ayuntamiento quiere ‘vender’ no sé qué de la Capital Gastronómica 2026, pero esto qué es"... Y es comprensible. En primer lugar, porque a la gente se la ha acostumbrado a cierta ‘propiedad’ sobre el sitio que se le adjudica, y luego porque no hay explicación, explicación real, se entiende. Es normal que a la gente le suene a ‘gratuito’ que le muevan de sitio porque se quiera potenciar esto o lo otro, e incluso puede que te acabe dando mala espina –léase amiguismo– si ve que su espacio lo coge el señor Y, al que se relaciona con... etc, etc, etc.
Haría bien el gobierno municipal en dar una explicación real de en qué consiste la llamada ‘zona de hostelería’ y qué alicientes e incentivos va a tener para que sea atractiva para los caseteros.
Sobre el ‘hoyo’, no hace falta que se moleste… sobre los alicientes e incentivos, queremos decir.