La primera decisión de Pelayo en Jerez

La propia alcaldesa electa se ha marcado la máxima exigencia en cuanto comience su mandato

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Nací en Madrid, en 1965, aunque llevo exactamente media vida viviendo en Jerez. Soy licenciado en CC de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense. He sido jefe de la sección local del Diario de Jerez y también he trabajado en Información Jerez y el Diario Ya (época de Antena 3). He colaborado con El Mundo, Economía y Empresas, Notodo… Soy socio fundador de lavozdelsur.es. He publicado el libro ‘Sherry & Brandy 2.0’ y he redactado el guion del documental sobre el vino de Jerez ‘Sherryland’. Todo esto ha hecho que me vaya haciendo una idea aproximada de las cosas… 

Una imagen del reloj del Ayuntamiento de Jerez.
Una imagen del reloj del Ayuntamiento de Jerez.

Durante la campaña electoral, la alcaldesa electa de Jerez de la Fra, María José García-Pelayo, se ha marcado la máxima exigencia para las primeras semanas de su mandato, que comenzará, una vez sea investida, dentro de una semana. Tal es así que quien ha podido de su equipo se ha cogido unos días de asueto –cabe suponer que también de cultura… lo digo por ese viejo adagio de los 80s, ‘asueto y cultura’­- antes de que el gobierno municipal pase a manos populares (del PP, se entiende).

No sueñen ni por un momento que este cronista vaya a caer en la tentación de sumarse a la corriente de periodista-consigliere, que tanto gusta hoy en día, sobre todo entre los propios periodistas. No obstante, la atracción es tan grande, que creo que al final sí, al final el cronista se va a animar a hacer una pequeña recomendación, bueno, en realidad no tanto, ya que va a hablar de la que cree, sin duda, que debe ser la primera acción de gobierno en Jerez de la Fra. Ya ve el despierto lector, la avisada lectora: en cuestión de unas líneas MARCA ACME se suma al ‘turbo periodismo’ y a la ‘turmix política’ que lo invade todo. De decir que nanay a atreverse a dar el primer consejo en apenas qué, ¿doce o quince segundos de lectura? Lo que viene siendo todo un récord.

La primera acción de gobierno de Pelayo deber ser…. a ver, debe ser… venga, va: poner en hora el reloj del Ayuntamiento. Así de simple. No se entiende que una ciudad “muy noble y muy leal”, con decenas de hijos preclaros, con vinos que cita Shakespeare en su obra y viñedos de los que habla Cervantes en ‘El Quijote’ (bueno, vale, se queda en “elíseos prados jerezanos”)… no se entiende, decíamos, que no tenga en hora el reloj del Ayuntamiento, del Consistorio de toda la vida, vamos.

¿Tema menor, baladí? En absoluto. Se empieza por ahí y luego nunca se sabe cómo acaba la organización municipal y menos cómo se sincroniza. El reloj del Ayuntamiento no puede seguir adelantado cuatro o cinco minutos ni un día más, que no es cosa de un minuto arriba o abajo, por cierto. Pasen ustedes por la calle Consistorio, da igual a las enteras que a las medias (bueno, este artículo parece por momentos un anuncio de Marie Claire, empresa que parece que cierra, por cierto), y podrán comprobarlo personalmente. Primero va la hora municipal y luego, cuatro o cinco minutos después, se oyen las campanadas de las tres o cuatro iglesias que están en los alrededores, que son las que van bien, como no puede ser de otra manera tratándose de la maquinaria de la Iglesia, ya con mayúscula.

Este cronista ha intentado hacer un trabajo de campo acerca de cuándo comenzó este extraño fenómeno y sobre sus posibles causas e implicaciones, sin que por ahora se hayan producido grandes avances. Siquiera entrevistándose a sí mismo, dada su condición de vecino. O así. Lo que es seguro es que hace varios meses que esto viene ocurriendo, un hecho constatable.

Pero vamos al ‘turrón’: ¿Debe ocuparse personalmente de la resolución de este asunto Pelayo o tal vez debería delegar, comenzar a delegar ya, en Agustín? Es una buena pregunta. En principio debería ser ella personalmente quien, como nueva alcaldesa, subsanara este desperfecto, aunque si al final hay que subir a algún campanario atestado de palomas o algo así, con un toque peliculero, debería ser Agustín, pero eso sí, con Pelayo dando voces desde abajo dirigiendo las operaciones –algo tipo “a la derecha, Agustín” o “no, esa no, la tuya, la tuya”- llegado el caso que, para eso, entre otras cosas, la han votado mayoritariamente los jerezanos.

Lo importante es que el Ayuntamiento vuelva a estar en hora, que sea un ‘metrónomo’. Y es que Jerez de la Fra, ya se sabe, tiene su propio compás… 

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