El Ayuntamiento de la muy noble y muy leal ciudad de Jerez de la Fra ya ha anunciado que todos los bares y restaurantes que quieran sacar barra a la calle coincidiendo con las (otrora) tradicionales zambombas, e incluso zambombás, que también están permitidas, deberán pedir permiso para el uso de la vía pública, y que dicho permiso será para unos días determinados, que básicamente coinciden con los y festivo fines de semana de las fechas que se avecinan.
Y es que, conspicuas amigas, brillantes amigos, estamos a las puertas de Zambombario. Siguiendo el calendario de la Revolución Francesa, que ya saben que coincide más con el concepto de la temporada y del ciclo de la vida que el rollo ese de enero a diciembre, en Jerez de la Fra, a Brumario, el mes en el que estamos ahora, le seguiría, forzosamente, no Frimario (de escarcha), que es el que toca en el calendario revolucionario, sino Zambombario (de zambomba), ya saben, un auténtico disparate de gente cantando villancicos acompañados de una pandereta más bien de juguete, que ya ven ustedes el mecanismo.
Pero vamos a centrarnos que, como es habitual, nos dispersamos. Les decía que con la llegada de Zambombario, los bares y restaurantes que quieran montar barra tendrán que solicitar permiso. Hasta ahí, todos de acuerdo, pero de repente a este cronista se le pasa por la mente una pregunta: ¿Y por qué solo tienen derecho a montar una barra negocios encaminados a vender vino, cerveza, tapas y montaditos? Es decir, este cronista es consciente de que está bordeando un poco el absurdo con este asunto, pero no sé cómo los que otorgan estas licencias, que supongo que será en Urbanismo, podrían decir a un negocio de otro tipo que no tiene derecho dichas fechas a poner su mercancía a la venta en una barra.
A ver, se entiende perfectamente que se le niegue a estos comercios su ‘derecho’ a sacar una freidora o un grifo de cerveza, porque no es su actividad, hasta ahí está claro, pero y si Adrián va y decide que va a montar en ese disparate que es la calle Remedios a ciertas horas una barra en la que va a servir unos Ken Follett, muy de actualidad, unos McEwan, muy ricos y actuales también, o lo último de Sara Mesa, pues ‘why not’, hombre… o Nati, que está más desahogada de sitio, tres cuartos de lo mismo como unos Phillip Roth clásico-modernos.
No sé si a Silvia le interesaría exponer artículos de su mercería, ella que está en sitio estratégico de primer orden junto a Plateros, y establecer incluso un servicio tipo “Media-Exprés, su reposición al instante” para la que se haga una carrera muy visible en pleno zambombeo, nicho de mercado seguro, o incluso comenzar a trabajar ya el vestuario de la Semana Santa 2024, una promoción avanzada que, llegado el caso, debería contar incluso con el apoyo municipal. Ilham, también tiene una muy buena esquina por Tornería, para sus artículos de regalo, su pintura y su escultura, desde luego… José Antonio sus productos naturales en pleno Consistorio… Incluso el Rápido Alemán (ignoro el nombre del señor, aunque sé que Alemán es apellido), en calle Arcos, podría poner ‘tapa rápida’, de los zapatos, se entiende, que haber, seguro que hay negocio estos atribulados días de choque y confusión.
En definitiva, con estas líneas se quiere recalcar que el centro de Jerez de la Fra, 'fra-nquicias' aparte, tiene todavía –ese todavía… qué mal suena- negocios de todo tipo que es necesario cuidar. Es cierto que la hostelería prima y que la gente en la Zambomba viene a divertirse y punto, y que eso significa beber y comer, pero tal vez habría que estudiar la manera en que se pudiera beneficiarse en mayor medida el comercio en general del aluvión de gente que acude a la Zambomba, que la hostelería estos días funciona sola, máxime con tanta vista gorda desde hace años y años...