Charco en mitad de la calle.
Es gris y podrido,
disfruta de la mirada obvia y de la contestación susceptible.
Huele el desprecio de sus semejantes,
pues siente el desarraigo de una vida mejor.
Camina despacio y le cae lluvia sin importar el día o noche,
los segundos mojados son ginebra sin sabor.
Caen pestañas de primavera, pero el rayo nunca llega,
pues la ilusión de algo nuevo cada vez se desvanece antes.
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