Mujer y "visibilidad histórica": la huelga de obreros campesinos de Jerez de 1914

Si los miembros de las clases populares eran mujeres, la invisibilidad se tornaba entonces en una absoluta oscuridad histórica

Sello de la Asociación de Campesinos.
Sello de la Asociación de Campesinos.

En 1976 el historiador italiano Carlo Ginzburg publicaba su conocida obra El queso y los gusanos (1), un libro en el que desde la perspectiva de la  llamada “microhistoria” se abordaba el estudio de las mentalidades y la cultura de las clases “subalternas” a través del estudio de la “cosmovisión” y la historia de Menocchio, un molinero italiano del siglo XVI (2) La obra del historiador italiano rechazaba entonces, por improductiva y paralizante, la opinión generalizada entre muchos historiadores de que las clases populares solo podían “entrar en la Historia” a través de la puerta del “número y del anonimato”, de “la demografía”, es decir, como un simple número indiferenciado integrante de una masa amorfa. Esta interpretación condenó durante mucho tiempo a esas clases populares a una permanente invisibilidad. Y si los miembros de ellas eran mujeres, esa invisibilidad se tornaba entonces en una absoluta oscuridad histórica. 

Uno de los principales impedimentos con los que con frecuencia ha tropezado la investigación orientada a conocer a los integrantes de las clases populares como “individuos históricos”, sobre todo cuando se trata de mujeres, es la escasez, cuando no la ausencia, de documentos históricos que ayudaran en esa tarea. Por decirlo con palabras de Gloria Espigado, una investigadora que ha convertido el estudio sobre las mujeres y su “visibilidad histórica” en uno de sus principales centros de interés historiográfico, “las fuentes históricas se han resistido a registrar la experiencia de las mujeres”(3) A ello hay que añadir la evidente falta de interés que ha existido en muchos historiadores en poner de manifiesto esa presencia histórica de las mujeres cuando se han tropezado con algunas de esas escasas fuentes que sí recogían esas experiencias femeninas.

En este sentido, el objetivo de estas páginas es bien sencillo y nada ambicioso: echando mano de cierta documentación existente en nuestro rico Archivo Histórico Municipal nos proponemos simplemente dar a conocer, resaltar, y hacer visible determinadas experiencias sociales y el protagonismo de unas mujeres jerezanas en el contexto de un conocido, aunque insuficientemente estudiado, acontecimiento histórico de nuestra ciudad que tuvo lugar en 1914. Este acontecimiento histórico al que nos referimos es la importante huelga agrícola declarada en el verano de 1914 por la Asociación de Obreros Campesinos, de inspiración anarcosindicalista, en reivindicación de mejoras en sus condiciones de trabajo y salarios.

Para algunos investigadores esta huelga marcó “un antes y un después” en las luchas obreras de la ciudad. Efectivamente, a diferencia de las huelgas declaradas por los trabajadores agrícolas durante los tres primero años del siglo XX, esta de 1914 presentó destacadas novedades, no solo porque tuvo una mayor amplitud geográfica en cuanto al origen de los participantes en ella, sobrepasando el marco de la campiña de Jerez, o porque la misma se mantuviera a lo largo de un periodo de tiempo de más de un mes, sino porque además en su desarrollo ofreció la novedad de una activa y amplia participación de mujeres, bien fuera en su condición de trabajadoras del campo o como esposas, hermanas o madres de los campesinos huelguistas, en acciones de apoyo a sus reivindicaciones (4).

A pesar de la singularidad de este conflicto obrero de 1914, sin embargo, a nuestro juicio, muy poco se ha escrito sobre él. Y en lo poco que se ha escrito, que hayamos visto, casi nada en absoluto se menciona acerca de esa activa participación que las mujeres tuvieron en su desenvolvimiento y acciones reivindicativas: menos de una página dedicaba en 1979 el hispanista francés Jacques Maurice a esa huelga de 1914 y nada en absoluto se decía en estas escasas líneas sobre el papel que en ella tuvieron las mujeres jerezanas. Y aunque en su posterior trabajo de 1988, “Una huelga y sus fuentes”, llevó a cabo un análisis más amplio de ese conflicto huelguístico, la presencia de las mujeres en el mismo sigue sin considerarse relevante ni ser objeto de atención. Finalmente, poco más de una página le dedicaba el mismo autor citado al conflicto laboral de 1914 de Jerez en su obra sobre los campesinos en el anarquismo andaluz publicada en 1990 y, de nuevo, ninguna referencia a la participación y presencia en él de las mujeres (5) Tampoco otros autores de la zona y provincia que han centrado su interés en el análisis de la conflictividad de los obreros agrícolas en ese periodo han recogido esta participación femenina (6).

MUJERES DETENIDAS POR SU INTERVENCIÓN  DURANTE LA HUELGA EN  EL CORTIJO DE MONTANA (I)
Mujeres detenidas por su intervención durante la huelga en el cortijo de Montana.

Sin embargo, tanto la documentación generada por los servicios de seguridad y vigilancia como la información ofrecida por los periódicos locales y la propia documentación del Archivo Municipal de Jerez dan cuenta de la llamativa presencia de mujeres en esta huelga. Por ejemplo, para empezar, es de resaltar su importante participación en los mítines que se organizaron durante el conflicto para tratar de asuntos relacionados con la marcha de la huelga. Una participación que no se limitó al papel de meras asistentes sino que fueron frecuentes las ocasiones en que estas mismas fuentes informaban de los casos en que estas mujeres subían hasta la presidencia del acto para dirigir la palabra a los presentes, la mayoría de ellos obreros varones, aunque también muchas mujeres. 

El protagonismo de estas mujeres en este conflicto laboral no se redujo solo, siendo ello importante, a su participación en estos actos colectivos de los obreros agricultores, sino que ellas mismas se reunían y organizaban de manera autónoma e independiente de los trabajadores varones y decidían llevar a cabo por su cuenta acciones de protesta ante las autoridades. Así, en los momentos más álgidos de la huelga campesina, el 27 de junio de 1914, estas mujeres ponían en pie una nutrida manifestación que se dirigió desde la sede de la Asociación de Obreros Campesinos en el número 10 de la calle Visitación hasta el Ayuntamiento donde una comisión de ellas exigió entrevistarse con el alcalde Julio González Hontoria para pedir la libertad de las compañeras que en días anteriores habían sido detenidas y conducidas a la cárcel de la ciudad. 

Unas detenciones que se habían producido, precisamente, por su participación en las acciones que habían tenido lugar en los últimos días de junio en el Mercado Central de Abastos cuando numerosos grupos de mujeres trataron de impedir que los concurrentes al mismo se acercaran a comprar a determinados puestos a cuyos dueños los huelguistas de la citada sociedad obrera habían declarado el boicot. La Asociación de Campesinos, efectivamente, había acordado declarar días antes el boicot a la viuda e hijos de Jerónimo García Pina, propietarios de puestos de carnes en el Mercado y a la vez grandes labradores, por tener trabajando en los cortijos que labraban a obreros esquiroles (7).

Relacionadas con estas detenciones son de destacar igualmente las movilizaciones y protestas que estas mujeres llevaron a cabo para conseguir la excarcelación de una de ellas, Luisa Vila Álvarez (vecina de la calle Luis Pérez 19), y denunciar al mismo tiempo la inhumanidad que suponía que las autoridades locales no permitieran a la detenida que le llevaran a la prisión a su hijo recién nacido para poder amamantarlo, cosa que finalmente se consiguió por las protestas de sus compañeras. Días antes, el 27 de junio, estas ya habían dirigido un escrito al alcalde de Jerez que encabezaba Francisca Menacho y firmaban más 20 mujeres pidiendo a esta autoridad local que ordenara poner en libertad a la citada Luisa por hallarse “en el crítico periodo de lactancia”.

Pero no termina aquí el protagonismo de estas mujeres: el 30 de junio un grupo de 40 de ellas, de todas las edades, se presentó en el “Cortijo de Montana”, en la carretera de Jerez a Sanlúcar, y consiguió  que los obreros esquiroles que allí estaban trabajando en las labores de era, a pesar de la huelga declarada desde el 11 de junio, abandonaran su trabajo, consiguiendo al mismo tiempo que parara la maquina trilladora que se encontraba faenando y que estos trabajadores esquiroles tuvieran que refugiarse dentro del cortijo “para no oír los insultos que les dirigían”, hasta que la presencia de la Guardia Rural y la Guardia Civil  las obligó a retirarse a sus respectivos domicilios en las viñas de pago “Llano de las Tablas.”  Ese día había corrido el rumor en la ciudad de que esas 40 mujeres, que según el mismo habían sido detenidas por la Guardia Civil, iban a hacer su entrada en la población ya de madrugada, momento en que según este rumor muchos vecinos del barrio de La Plata las esperarían en su paso por ese lugar para exigir su liberación (8).

MUJERES DETENIDAS POR SU INTERVENCIÓN DURANTE LA HUELGA EN EL CORTIJO DE MONTANA. (II)
Mujeres detenidas en Montana.

Entre la documentación sobre esta huelga existente en nuestro Archivo Municipal se ha conservado el informe que de este incidente en el cortijo de Montana remitió la Comandancia de la Guardia Municipal a la alcaldía para la depuración de las posibles responsabilidades judiciales o gubernativas que estas mujeres hubieran podido contraer y ello nos ha permitido conocer su identidad, sus lugares de residencia, solo en algunos casos, y algún detalle biográficos más en otros. 

Más de un siglo ha transcurrido ya desde aquella huelga y en todo este tiempo jamás nadie se ha ocupado de hacer visibles esas experiencias sociales vividas y protagonizadas por estas mujeres. Por ello creemos que no se considerará excesivo que después de todo ese tiempo hoy queramos dejar aquí constancia de la identidad de estas “40 mujeres de Montana”. Estos eran sus nombres:

1. Dolores Jiménez Hurtado; 2. María Rey Guerra (“Viña Candelero”); 3. Antonia Rosa Fernández; 4. Josefa Lara Gallero; 5. Fca. Puerto Pozo; 6. María García Tejero; 7. Pilar García Castillo; 8. Micaela Romero Rodríguez; 9. Isabel Lupión Aparicio (Casilla del peón caminero); 10. Juana Piñero González; 11. Dolores García Rodríguez (“Viña de Dios”); 12. Eugenia Muñoz García; 13. Dolores Barba Monroy; 14. María Castell Romero; 15. Juana Castell Romero (Ambas residen en “Viña Los Márquez”); 16. Juana Gómez García; 17. Ana Cano Varela; 18. Fca. Caro Aguilocho; 19. Antonia Caballero Barberán; 20. Sebastiana Leal del Ojo Benítez; 21. Fca. Corral Román; 22. María Corral López, 23. Concepción Guerra Tejero; 24. María Hedrera Arellano; 25. María Ávila Sánchez; 26. Juana López Suárez; 27. Dolores Guerra Tejero; 28. María Vega García; 29. Rafaela Martín Arroyo; 30. Rosario Hedrera Guerra; 31. Juana Galán Ruiz; 32. Juana Ruiz Tejero; 33. María Cordero Romero; 34. Dolores Beato Pinteño; 35. Herminia Cordero Caro; 36. Josefa Granado Navarro; 37. Fca. Revidiego Bello; 38. Josefa Galafate Galán (“Viña Cruz del Husillo”); 39. Escolástica Bustillo Caballero; 40. Fca. Peña Bustillo. 

Sabemos que las dos últimas mujeres de la relación anterior, Escolástica Bustillo Caballero y Fca. Peña Bustillo, eran madre e hijas respectivamente. Las dos eran naturales de Trebujena. La primera habían nacido en 1856 y la segunda el 3-7-1898. Escolástica tuvo además dos hijos varones, Sebastián y Manuel Peña Bustillo, ambos militantes destacados de la Agrupación Local del PSOE de Jerez durante los años de la II República, el segundo de los cuales sería fusilado doce años más tarde durante la represión que siguió al golpe de Estado de los militares sublevados en Jerez en julio de 1936. Por su parte, Fca. Peña Bustillo se casaría en 1925 en Trebujena con el también obrero viticultor trebujenero Juan Campos Villagrán el cual llegó a ser diputado del PSOE por la provincia de Cádiz en las Cortes surgidas de las elecciones legislativas de febrero de 1936. 

Acciones similares a las emprendidas por estas mujeres en el cortijo de Montana se dieron en otros lugares de la comarca: también en junio, otro grupo de mujeres, en este caso de Trebujena, se presentaba en el rancho “Las Conejeras” para convencer a las que allí estaban trabajando de que abandonaran el tajo.

Finalmente, fueron numerosas la ocasiones y los momentos del desarrollo de esta huelga en los que estas mujeres intervinieron para liberar a trabajadores detenidos por participar en los “piquetes” cuando eran llevados a la prisión de la ciudad por las fuerzas de seguridad, como sucedía el día 28 de junio cuando varios grupos de ellas se concentraron en las inmediaciones de la Plaza de Belén frente a la cárcel y “arrebataron a viva fuerza” a la Guardia Rural a un grupo de 31 obreros agrícolas pertenecientes a dos comisiones de huelguistas que habían intervenido en el cortijo “El Trobal”.

Vamos terminando ya. Si nos hemos detenido en detallar estos pormenores de la participación de todas estas mujeres en la huelga iniciada por los obreros campesinos en junio de 1914, no ha sido desde luego por un afán de exhaustividad pues ello no hubiese sido posible en el espacio del que hoy disponemos, sino solo para mostrar algunas de las manifestaciones más sobresalientes del protagonismo real que en esta y otras ocasiones similares tuvieron y de paso para poner de manifiesto cómo a pesar de ello esa participación y protagonismo, como se ha dicho ya, han venido siendo relegados. 

Pero no solo por estas razones señaladas, sino además porque, compartiendo algunas de las ideas expresadas hace ya tiempo por la ya citada profesora Gloria Espigado en otro de sus trabajos sobre las mujeres en el movimiento anarquista español, pensamos como ella que en el estudio sobre la presencia y la integración de la mujer en el movimiento obrero debe prestarse especial atención a “las prácticas de las integrantes, ya en el desarrollo de la actividad sindical y otras, ya en el estudio de las propias trayectorias vitales” y porque como ella pensamos también que en ese estudio debería darse mayor visibilidad al papel de las mujeres en estas primeras etapas frente a la prioridad que hasta no hace mucho se ha venido concediendo a esas prácticas de la mujer durante la experiencia política de la II República y la Guerra Civil de 1936.(9)

NOTAS:

(1) GINZBURG, C. El Queso y los gusanos: El cosmos, según un molinero del siglo XVI, Muchnik Editores, 1981, Barcelona.  

(2) Un interesante estudio sobre lo que representó este libro en cuanto al análisis de la cultura de las clases populares, en AGUIRRE ROJAS, C.A.  “El Queso y los gusanos: un modelo de Historia crítica para el análisis de las culturas subalternas”, en Revista Brasileira de Historia, Vol. 23, nº 45, pp. 71-101

(3) ESPIGADO TOCINO, G. “Experiencia e identidad de una internacionalista: trazos biográficos de Guillermina Rojas Orgis”, ARENAL, julio-septiembre,  2005, p. 255-280. 

(4) Referencias a algunas de las novedades que trajo consigo esta huelga de campesinos en 1914 puede verse en CARO CANCELA, D.: “Conflictividad y movilización política en Jerez de la Frontera en el primer tercio del siglo XX”, en OTERO CARVAJAL, L.E. y MARTÍNEZ LÓPEZ, D. (Dirs.): Entre huelgas y motines. Sociedad urbana y conflicto social en España, 1890-1936, Edit. Comares, Granada, 2022, pp.318-319. 

(5) Las obras del investigador francés aludido en el orden de aparición en el texto son: MAURICE, JACQUES: “Campesinos de Jerez (1902-1933)”, en Estudios de Historia Social, nº 10-11(Julio-diciembre), Instituto de Estudios de Sanidad y Seguridad Social, Madrid, 1979, pp. 61-114, y particularmente pp. 74-75; “Una huelga y sus fuentes”, en El movimiento obrero en la Historia de Cádiz, Diputación Provincial de Cádiz, 1988, pp. 239-251) y El anarquismo andaluz. Campesinos y sindicalistas, 1868-1936, Editorial Crítica, 1990, Barcelona, pp. 263-264.

(6) MONTAÑÉS PRIMICIA, E. : Transformación agrícola y conflictividad campesina en Jerez de la Frontera (1880-1923), Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz y Ayuntamiento de Jerez, Cádiz 1997, especialmente pp. 217-242 y del mismo autor: “El movimiento obrero en Jerez en el primer tercio del siglo XX. De la filoxera a la Guerra Civil.1902-1936”, en CARO CANCELA, D. Y MINGORANCE RUIS, J.A. (Coords.): El movimiento obrero en la historia de Jerez y su entorno (siglos XIX y XX), Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, Cádiz, 2015, pp. 123-146.

(7) Sobre estos incidentes ocurridos en el Mercado Central de Abastos de Jerez, El Guadalete de 26 y 27 de junio de1914.

(8) El Guadalete de 1 de julio de 1914.

(9) ESPIGADO TOCINO, G.: “La mujeres en el anarquismo español (1869-1939)”, en Ayer, nº 45, 2002, 39-72 y especialmente, p. 41. Un estudio local sobre la mujer y el movimiento obrero en Jerez durante los años de la II República, en Van Echelpoel, A. E. y CUEVAS, F.J.: Mujeres Libertarias en Jerez: El Sindicato de Emancipación Femenina. Pioneras del Feminismo en la ciudad, Federación Local de Sindicatos de CNT, Jerez, 2019.

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