“Yo es que de política no entiendo”, es común oír esta frase por parte de amigos y conocidos cuando se plantea algún tema relacionado con la política o con partidos políticos (que no tiene por qué ser lo mismo necesariamente).
Es posible que alguien sienta que no “entiende” de “política” pero de lo que seguro que sí entiende es de las cosas que quieren, le beneficia o consideran justo. Estoy seguro que la mayoría de las personas que están leyendo esto sabrán si es beneficioso, para él/ella o para la gente que quiere, si tener un educación pública de calidad, ser atendido por su médico de familia en un tiempo prudencial, si prefiere tener un salario acorde con su trabajo o si le gustaría que le despidieran estando de baja por enfermedad, seguro que tiene una opinión formada sobre disfrutar de vacaciones, etc., todas estas cuestiones son están dirigidas por decisiones políticas y dependiendo de la tendencia política del partido que tome las decisiones estarán orientadas en un sentido u otro.
El posicionamiento de un partido u otro está directamente relacionado con su orientación ideológica (todas legítimas), y durante los cuatro años que preceden a las elecciones de turno, cada partido nos muestra sus prioridades según la orientación del voto en las distintas propuestas que se plantean durante esa legislatura.
Los medios de comunicación están más centrados en transmitir la “bronca” entre los partidos que en profundizar en lo verdaderamente importante, como son los acuerdos y desacuerdos fundamentados en una argumentación acorde a su línea ideológica.
Parece que el mundo del espectáculo se ha instalado en el análisis político y solo hay que ver los debates en programas “especializados” o los análisis que se hicieron en los programas que se transmitieron tras los debates para las elecciones a la Junta de Andalucía del 19 de junio. Los medios están más preocupados por generar opinión que por informar. Las redes sociales, gracias a sus algoritmos, solo comparten publicaciones afines a los gustos del usuario, por lo que se anula la capacidad crítica necesaria a la hora de comparar argumentos, y reforzando las ideas preconcebidas de quien navega en las distintas redes sociales existentes.
La democracia se fundamenta en la capacidad reflexiva del votante, y en la responsabilidad a la hora de emitir el voto, así que si nos paramos a pensar en qué tipo de sociedad queremos vivir, que servicios públicos son necesarios, o que condiciones laborales deberías tener, puedes decir que “sí sabes de política”, ahora solo tienes que encontrar un partido que defienda los mismos intereses que tú.
“El cambio social tiene su origen en acciones individuales” Robert Chambers
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