Ya se sabe que los correveidiles abundan en grandes manadas, similares a los ñus africanos, que la factoría Walt Disney inmortalizó en su mítica peli de El Rey León, pero eso es harina de otro costado. En la historia nuestra, no obstante, a decir verdad, no muy bien enseñada en las escuelas por los correveidiles que pululan la Corte, se nos han transmitido y han idealizado nuestra dinastía borbónica como impoluta, ejemplar, cabal y al servicio de la nación, cuando los historiadores que hacen de historiadores y no de correveidiles súbditos nos narran lo contrario y nos dicen que no hay Borbón bueno, que en todos hay fango, mucho fango.
Aunque, por ser objetivo, alguno que otro se podría salvar de ese calificativo, sin embargo, todos tienen en común que la gran tarta imperial hispánica heredada de los católicos fue menguando abdicación tras abdicación por su mal gobierno o por su debilidad internacional o incluso por sus estados depresivos y compulsivos, con trastornos bipolares… dicen los neurólogos o incluso por las conciencias autodeterminantes de sus colonias, según se quiera ver. Lo cierto es que todos borbonearon antes y borbonean en la actualidad. Aunque haré una mención especial a Juan de Borbón y Battenberg, el pretendiente legítimo a la Corona de España que no llegó a sentarse en el trono, ya que su propio hijo se lo usurpó. Solo hay que recordar la cara rígida, prieta y apretada con esa mirada llena de dardos que tuvo el día de su abdicación hacia su hijo Juan Carlos, educado por el dictador General Franco y designándolo como su legítimo heredero. Se dice, se oye, se comenta que la cara es espejo del alma; pues esa cara hablaba más que esas palabras que Don Juan tuvo que expulsar hipócritamente de su amarga boca regia. Ese día se nos dio una lección magistral de lenguaje no verbal, aunque la prensa del establishment dijera otra cosa. Quien desee documentarse hay suficiente bibliografía en internet.
A más inri, en estas semanas pasadas, hemos sufrido un empacho borbónico de una jovencita de 18 años que responde al nombre de Leonor. Aunque no sé si los correveidiles saben que ese fue el nombre de un gran número de mujeres de la alta nobleza de Europa occidental durante la Edad Media –"de la casta le viene al galgo"- (lo pone en internet) o sea, tan antigua, tan anacrónica y tan caduca como cualquier monarquía, sea de la dinastía que sea, pues en una sociedad democrática del siglo XXI no cabe tal antigualla, ya que se ha de suponer que la jefatura del Estado debe ser elegida por el pueblo y no por motivos hereditarios, tal como ocurre aquí desde el año 1700 d.C, con el primer Borbón.
Felipe V, que, por cierto, era de origen francés, o sea extranjero, o sea que para nada corría por sus venas ni las de sus antepasados esa sangre azul de la afamada furia española tan aclamada por sus inquebrantables seguidores ultras y con el hándicap de que su coronación dio pie a una guerra que duró trece años y como la guerra se alargaba más que un elástico, se acordó firmar una paz pactada gracias a la cual se perdió el Gibraltar español además de los ingresos de las rutas comerciales esclavistas y alguna que otra “migajilla” más, como, por ejemplo, perder el dominio de Países Bajos, Milán, Nápoles y Niza a favor de los anglosajones británicos y otras castas reales. Y todo por y para sentarse en el trono. ¡Cosas de Borbones! Pero lo cierto, y lo grave a la vez, es que, a pesar de las andanzas de sus ancestros, del Emérito y la complicidad de su heredero, todavía hay muchos súbditos que se emocionan con estos bribones borbones.
Y más aún con la profusa difusión de ese bloque mediático monolítico en un único discurso a favor de los Borbones, como si no existieran en nuestro país opiniones contrarias a ese evento, que ha logrado el efecto deseado de conseguir el pleno orgasmo monárquico a sus fieles súbditos para que sean aún más súbditos a través del boato expresado en ese NODO resucitado con todas las televisiones y la prensa en modo norcoreano al exclusivo servicio de los Borbones con imágenes tiernas para sensibilizar los corazones de sus súbditos correveidiles, incluso viendo a Letizia feliz y sonriendo, cosa difícil desde hace años ya.
Con un spot emitido por la televisión pública que ha hecho raya del babeo: (tres jovencitas adolescentes en las escaleras de su Insti): "Buaaaa, tías, ¿habéis visto a Leonor? ¡Qué guapa y qué normal, como nosotras!”. Lo dicho, todo un culto a una líder no electa. Y encima nos la venden, nos la meten entre ceja y ceja y neurona a neurona, ¡igual que la hija de un albañil o de una familia trabajadora que llega con dificultades a fin de mes! O sea, franquismo sociológico total. ¡A dogmatizar que no es poco! Se supone que la TVE debería representar la pluralidad ideológica de la sociedad española y que esas imágenes y esos discursitos son incompatibles en una sociedad democrática y, aunque hay muchos súbditos, también somos muchos más los ciudadanos y ciudadanas democráticas deseosas de estar administradas por un jefe de Estado electo, que según un sondeo celebrado en Diario Público éramos más y ganábamos en caso de celebrarse un referéndum sobre monarquía o república. Ahora cabe recordar ese video donde a Adolfo Suárez se le coló aquella frase: "es que si se hubiese sometido a consulta hubiese ganado la República".
Sobre los hombres blancos hablar con lengua de serpiente lo dejaré para una próxima entrega, que luego me dicen algunos que me leen que es que me hago muy extenso.
Termino recordando, por si alguien se lo quiere apuntar en su agenda, que en el décimo aniversario de Felipe VI al mando de la jefatura del estado, que será en torno al 16 de junio de 2024, se celebrará una gran fiesta-manifestación republicana para luchar por la república, por la paz y la fraternidad entre los pueblos. Es bueno recordar que la Constitución de la II República establecía en su artículo 6º: “España renuncia a la guerra como instrumento de política nacional” y acordarse del gran Antonio Machado: “con las primeras hojas de los chopos y las últimas flores de los almendros, la primavera traía a nuestra República de la mano”.