El alcalde de Sevilla: "nanai" a Vox y ultimátum a los partidos para dejarle gobernar

Sanz se juega la gobernabilidad del resto del mandato y desplegar su agenda, elementos tan importantes como que efectivamente Sevilla se note más limpia de aquí a 2027

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Subdirector de lavozdelsur.es. Graduado en Derecho por la Universidad de Cádiz, licenciado en Periodismo y Máster en Comunicación Institucional y Política por la Universidad de Sevilla. Comencé mi trayectoria en cabeceras de Grupo Joly, con varios años de experiencia también en empresas de marketing.

José Luis Sanz, alcalde de Sevilla.
José Luis Sanz, alcalde de Sevilla. MAURI BUHIGAS

Al alba del cuarto día, habló. José Luis Sanz, tras media semana en la que ha estado poco prolífico ante los medios, se ha pronunciado. "No voy a pactar con Vox", ha dicho. "Seguiré gobernando en solitario". En minoría. Como el PP andaluz dijo desde que se supo que había conversaciones con Vox para entrar en el gobierno local, a cambio de un presupuesto municipal. Ahora mismo, las cuentas están prorrogadas, las de 2023, las del último ejecutivo socialista.

Parte de lo ocurrido en Sevilla en los últimos días es algo rocambolesco. Un terremoto político, un bombazo, en plaza Nueva. ¿Hubo conversaciones? Las hubo. ¿Hubo acuerdo, pacto? No. ¿Quién ganaba conociéndose que Vox podía entrar en el ejecutivo municipal? Quién sabe. Pero lo cierto es que el posible pacto ha reventado. El PP ha prometido que no. Lo hizo primero como partido. Y como gobierno local, cuando Juan Bueno dio una rueda de prensa urgente el lunes. Pero ahora es palabra de alcalde. 

"Voy a darle al PSOE una nueva oportunidad para evitar que entre en el Ayuntamiento de Sevilla la ultraderecha, como ellos la llaman", ha dicho Sanz. Medio irónico, porque si dice que no va a pactar con Vox, llama al PSOE a pactar unas cuentas municipales para que no entre Vox.

El mandato de los sevillanos hace un año fue de una mayoría de concejales electos de la derecha, así que José Luis Sanz llegó a la Alcaldía. Se ha encontrado un Vox que quiere entrar en el gobierno municipal, y que no está dispuesto a pactos desde fuera. Eso ha ennegrecido las relaciones, en lo personal, entre los tres ediles del partido de Abascal y los del ejecutivo municipal. Hay múltiples ejemplos de esa distancia, más agria que la que puede separar ideológicamente a PP y Podemos-IU.

Al PP no convenía que el pacto saliera a la luz antes de las elecciones europeas. Prueba de ello, de lo importante que resulta, es que este jueves ha llegado al Parlamento andaluz. La titularidad del Ayuntamiento de la capital de Andalucía es asunto andaluz y, casi, nacional. Un pacto que coparía titulares en todos los niveles imaginables. Pero es que al PP de Sevilla no conviene ese pacto porque es, en lo personal, antinatura. Difícilmente sostenible, naturalizable para algunos nombres del actual ejecutivo municipal.

Por todo eso, ahora Sanz quiere reeditar unas cuentas con el propio PSOE, autor de las anteriores de 2023. El presupuesto municipal es la llave para el resto de políticas municipales. Y no tener esas cuentas implica muchísimo trabajo, cada semana, de negociación puntual con los partidos de la oposición para que cualquier cambio de 10.000 euros, por decir una cifra, sea debatida y rebatido. Paraliza burocráticamente.

Y hay más. Sin cuentas, el PP está en riesgo de incumplir el grueso de su campaña electoral: por una Sevilla que si de aquí a 2027 no está 'mucho más limpia', será un fracaso, porque es lo que se prometió. Recuperar la identidad sevillana, su orgullo, solventar problemas del día a día pero también poner en marcha proyectos a largo plazo. Aparcamientos, por ejemplo, efemérides sevillanas que se vienen encima como el 29... 

Sevilla tiene dinero, el borrador de presupuestos superaba por primera vez los 1.000 millones, una cifra que no está nada mal. Pero que tiene que desarrollarse. Si no, se engordan los bolsillos públicos y no se puede utilizar. Ahora, el PP necesita sacar al menos unos presupuestos que lleven su firma. Con esos, más o menos, quizás le valga para el resto del mandato, porque en base a los de 2024 podría tejer sus políticas hasta 2027. 

El único acuerdo posible es con el PSOE. Si Vox no cambia de parecer y sigue queriendo entrar en el gobierno, todo apunta a los socialistas. Bastaría con que se abstuvieran. Y José Luis Sanz va a hacer uso del reglamento para obligar al resto a que se decidan.

Presentará las cuentas y una moción de confianza. Es decir, va a preguntar al pleno si le sigue queriendo como alcalde. En esa pregunta, legalmente, irán también los presupuestos. Si sale que no, la oposición tiene un plazo para presentar una moción de censura con un candidato alternativo. Y si no lo presenta, o el que presente no sale elegido, entonces las cuentas se aprueban. Fin de la cuestión.

En el calendario, eso abre la opción a que Sevilla arranque septiembre, el nuevo curso, con todo por hacer. Una fórmula que permitiría a Sanz, ahora sí, empezar a desplegar su agenda política. La oposición cumple su papel hasta ahora, que es no permitírselo. Si le sale bien, Sanz puede coger pulmón para el resto del mandato. Todo por delante. Antes de eso, el PP insiste en pedir al PSOE altura de miras, hacer "historia" en Sevilla y evitar que la ciudad se paralice. Ya hay algún precedente de algún acuerdo así. Pero nunca, quizás, se ha hecho tan evidente que de este acuerdo PP-PSOE dependan tantas cosas.

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