Una de las claves políticas de Andalucía sigue siendo el Ayuntamiento de Sevilla. La victoria del PP en mayo fue evidente, pero no total. No solo se dejaron dos diputaciones para hacer pleno, sino que, aun ganando en todos los ayuntamientos de capitales más Jerez, habría que negociar con Vox. Y quizás en el más importante, el de la capital andaluza.
Este miércoles, Juanma Moreno cruzaba la avenida de la Constitución para realizar una visita oficial al que es ahora el reino de José Luis Sanz. Se ha recuperado la Alcaldía, pero no todo el poder. Entenderse con Vox puede resultar natural y aceptable para una parte del PP, pero nunca es sencillo.
En septiembre, Cristina Peláez, portavoz de Vox, anunció que había un pacto desconocido para la ciudadanía por el que Sanz se comprometía a darles cabida en el gobierno local cuando pasara el verano, a cuenta de las elecciones generales de julio. En cuanto se reactivó el curso político, llegó el anuncio. Sanz lo ha desmentido y Vox no hace sangre con el asunto. La conclusión es sencilla: conversaciones, haberlas, haylas.
Pero no necesariamente para gobernar. Hay conversaciones porque el PP necesita a Vox para contar con presupuesto en 2024. Y porque, si retoma la idea de entrar en el gobierno, podrá lograrlo. Vox ha entrado en el gobierno de Valencia cuatro meses después de la investidura de la alcaldesa. Y por la puerta grande, con cuatro concejales y un teniente de alcaldesa.
Sanz tiene un problema. Su campaña fue rápida pero efectiva. Habló de limpieza, de inseguridad y de decadencia de la ciudad. Además, en cultura, ha tropezado varias veces, por lo que necesitará medallas para que su gestión se note. Ya ha anunciado que habrá que incluir fondos para mejorar los servicios. Si criticó hasta cosas que en realidad funcionaban en la ciudad, la apuesta es grande. Y la Policía Local, que es clave para ese mensaje del PP en favor de la seguridad, ya se le ha empezado a rebelar, como se comprobó en el pleno ordinario de este jueves.
En este pleno, Vox pidió, y Sanz escuchó. Pidió recuperar San Fernando como festivo, aunque eso cueste el trasladado a la Feria. Sanz escuchó. Pidió realizar recreaciones históricas para defender la figura del rey santo, y Sanz escuchó. Y pidió que el Ayuntamiento no se meta más en fomentar la educación sexual entre menores, y Sanz asintió, porque votó a favor de una moción que empezó con recortables educativos de Peláez criticando las enseñanzas sobre género.
En la charla entre Sanz y Moreno, quizás una de las mejores enseñanzas que pudo recibir el alcalde fue cómo lidiar con Vox. No es un asunto nuevo en el PP, desde luego, pero sí tuvo frente a él al líder andaluz, con un máster y doctorado en lidiar con la ultraderecha. Saber aguantar los tiempos, ceder a veces, y hasta saber engañar a Vox, es todo un arte. Un manual.