Llamar "perturbado" a Infante en el día de su asesinato no le descalifica a él, descalifica a Vox

El partido de Abascal juega a un irrespetuoso postureo que busca decir la barbaridad más grande para seguir vigente

Subdirector de lavozdelsur.es. Graduado en Derecho por la Universidad de Cádiz, licenciado en Periodismo y Máster en Comunicación Institucional y Política por la Universidad de Sevilla. Comencé mi trayectoria en cabeceras de Grupo Joly, con varios años de experiencia también en empresas de marketing.

Un retrato de Blas Infante.

La memoria democrática puede generar debates, porque ésta es una obra humana. La objetividad es un lugar al que ir y todo lo que hace el ser humano puede mejorarse, porque nace de una postura previa, de una forma de ver el mundo. La ideología nos acompaña porque es prima hermana de la ética y de los porqués de nuestras decisiones cada día. Y vivimos en un país multicolor. No querría para la sociedad en la que vivo que solo fuera aceptable mi idea de sociedad. Para empezar, porque la ideología de uno puede cambiar; después, porque sin contraponerla una no mejora; y hasta por empatía hacia el que piensa diferente, la misma que pido uno para sí mismo.

Esto es, básicamente, aterrizar la democracia a lo básico: hay gente que no piensa como uno. Hasta ahí, perfecto. Incluso cabe en la democracia cruzar un día concreto alguna línea, equivocarse. Pero hay algunas veces en que las actitudes parecen imperdonables. Y no se puede perdonar porque parece imaginar el día en que alguien pida perdón por esto.

En esta sociedad multicolor, Vox tiene los votos de una porción importante de la sociedad española. En el tú a tú, son personas muy conservadoras, que insisten en que creen en una forma de sociedad pero que consideran que la derecha a la que venían votando dejó de defender lo que ellos creían. En parte, vienen a decir que se parecen a un PP de los 90 o los 2000. Y que por no tener complejos, que no se le llame ultraderecha.

Vive el espacio político un cierto momento de revisión interna desde que le ha salido en disputa la formación de Alvise. Una persona que tuvo cobijo bajo sus alas mediáticas y de partido, y que hoy les ha obligado a distanciarse del PP, rompiendo gobiernos autonómicos, para seguir siendo un partido antisistema de la derecha. Quieren ser el referente, el partido que le dice al PP que es que se parece mucho al PSOE.

Y en ese nervio coyuntural, o quizás en esa retirada de complejos, de los que ellos hablan y acusan al PP de tener, este 10 de agosto el partido ha vuelto a lucirse. No es la primera vez. Pero no por ello debería normalizarse.

Desde la cuenta en redes sociales del grupo parlamentario de Vox en el Parlamento andaluz -la de referencia del partido en Andalucía-, se ha llamado a Blas Infante "perturbado". El mensaje es el siguiente y lleva horas publicado: "Esto es lo único que les preocupa a PP y PSOE, competir por ver quién es el que más homenajea a un perturbado que no fue padre de ninguna patria. Y mientras presumen de su sectario andalucismo, unos y otros condenan a los andaluces a la invasión migratoria, a unos nefastos servicios públicos y a un modelo autonómico que crea españoles de primera y de segunda".

Rechazar a Blas Infante como padre de la patria andaluza es una postura política y subjetiva. Más allá de entrar en que tengan o no razones para decir eso, basta mencionar que si lo piensan, que lo piensen.

Pero llamarle "perturbado" no descalifica a Blas Infante, sino a Vox. Porque muestra no solo una cierta desconexión con la realidad actual, sino una peligrosa deshumanización. Una de tantas veces que desde el partido se busca decir la barbaridad más gorda para llamar la atención. 

Blas Infante no fue un perturbado, como dice Vox. Será siempre una víctima del franquismo, cuyo cuerpo, por cierto, no ha sido nunca identificado. Una persona cuyas ideas fueron silenciadas durante 40 años. Un intelectual que dejó de razonar y de publicar escritos con solo 51 años, cuando lo mataron. En una sociedad andaluza cabe intentar incluso desmontar el símbolo, utilizar argumentos para defender otras ideas... Pero aprovechar el día de su asesinato para insultarle como ser humano es mucho más que un desacierto. 

Ponga usted el calificativo que consideren más adecuado. Pero si esto no es pura ultraderecha, por más que en muchos pasillos 'lloren' porque así les tratan en los medios y no entienden "por qué", se le parece muchísimo. Una ultraderecha que debe caber en el Parlamento. Pero que parece desesperada por ganar adeptos a base de insultar. Debería reconsiderar y preguntarse si más que las ideas, lo que quiere es soliviantar y generar simple odio. Decía más arriba que esto parece imperdonable. El problema es que no lo pedirán. Ojalá que alguien lo haga.