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Llega el día en que José Luis Sanz debe elegir: o PSOE o Vox para gobernar Sevilla

El alcalde se reúne con los grupos políticos aunque todo apunta a que se apoyará en los socialistas para sacar adelante el presupuesto, como ha ocurrido con las ordenanzas. Eso, salvo que Feijóo o Moreno impidan pactar justo ahora con el PSOE

13 de noviembre de 2023 a las 11:23h
José Luis Sanz, en un acto reciente en Sevilla.
José Luis Sanz, en un acto reciente en Sevilla. MAURI BUHIGAS

El pleno de las ordenanzas fiscales de Sevilla ha sido el más importante de 2023. Y quizás uno clave para los próximos años por lo que supone a nivel estratégico. Una reforma auspiciada por el gobierno municipal del PP, en un contexto económico que obliga a repensar muchos impuestos y tasas a los ciudadanos debido a la infrafinanciación municipal, y donde José Luis Sanz decidió apoyarse en el PSOE antes que en su aliado natural a la derecha, Vox, gracias a quien, de hecho, logró la investidura el pasado mes de junio.

La situación en Sevilla actual es la siguiente: el PP no tiene los números para aprobar unos presupuestos municipales. Consiguió que la ultraderecha le diese el poder tras las elecciones de mayo, pero desde entonces ha habido una desconexión entre las dos formaciones. Vox sorprendió en septiembre, cuando se reactivó el curso político tras el verano y las elecciones generales, asegurando que el PP le había prometido entrar en el gobierno con la llegada del otoño. Cristina Peláez fue clara: era un pacto oculto a la ciudadanía. Un pacto del que el PP dijo no saber nada.

Aquellos días de septiembre, el Ayuntamiento estaba casi paralizado -y asustado- por el pirateo y secuestro de su red. Levantó revuelo político, pero ni el recién llegado gobierno acusó al anterior de descuidar la seguridad informática, ni el PSOE salió a hacer sangre. Pasadas las semanas, ya con la crisis prácticamente resuelta, PP y PSOE se enzarzaron ligeramente. Pero sin sangre. 

Porque el gobierno municipal tenía puestas las miras en otra cosa: los números. El PP sabía que necesitaba al PSOE, al mismo PSOE al que acusó gravemente en campaña de descuidar restos humanos en el cementerio de San Fernando, algo que ha quedado en nada en los juzgados. Gajes de la política, dirán unos y otros. Porque ni siquiera algo tan grave como aquello ha impedido que los dos partidos se sienten a negociar.

El PP fue filtrando subidas de impuestos, tasazos como el del cementerio, precisamente. Sevilla no es una ciudad especialmente devastada por deudas municipales, como otros ayuntamientos andaluces. Los números salen, se paga a plantilla y proveedores y hay margen para inversiones largoplacistas. Es decir, en comparación con muchos consistorios, las cuentas sevillanas están saneadas. Pero sin subidas de impuestos, en vista del aumento del coste de la vida actual -guerra de Ucrania, postpandemia e inflación-, ese equilibrio puede turbarse en un solo mandato.

Consciente de ello, más que subir impuestos, el PP de Sanz quería 'reordenar' las cuentas. Por ejemplo, comenzar a cobrar por las bodas celebradas en instalaciones municipales. El argumento es sencillo: es un servicio para una pareja que, si no costean directamente a través de tasas, la acaban pagando los sevillanos. O comenzar a cobrar por el sello de las motos de baja cilindrada: hasta ahora, se entendía que el coste de gestión era superior a lo recaudado, por lo que estaba exento. Hoy, gracias a la informática, no es real, dice el Ayuntamiento, por lo que no habría razón para no pagar.

El PSOE ha logrado que esas subidas no se hagan realidad. O se han recortado, o se han aplazado, o no se han producido, directamente. El gobierno local esgrime que ha realizado concesiones, o que ha negociado y pactado, y que los sevillanos ahora pagarán menos impuestos. Vox dice que no, que sí que se suben. Podemos e IU aportan, seguramente, la clave: se ha perdido proporcionalidad en el pago de impuestos. Es decir, quienes más tienen seguramente sí paguen algo menos y el Ayuntamiento recaude menos. Por eso, disminuirá la presión fiscal pero más sevillanos verán cómo cuesta más caro mantener un nicho. Paradojas de los números.

En aquel debate fiscal del Ayuntamiento se ha figurado lo que viene: el PSOE necesitará comunicar bien si apoya los presupuestos; Vox necesitará comunicar bien por qué no lo apoya; y el PP necesitará explicar por qué elige al PSOE. Para ello, Juan Bueno, delegado de Hacienda y hombre fuerte del equipo municipal, no se cortó a la hora de alejarse de Vox. Les acusó de no haberse ni siquiera leído las ordenanzas, de estar desconectados de la realidad municipal, de no tener ni idea de cómo funciona un Ayuntamiento. Respondió a las críticas de Peláez sobre su falta de apoyo a las ordenanzas: "Es que ni siquiera han hecho una propuesta, ¿cómo vamos a negociar?", vino a decir.

Todo se está poniendo de cara para que el PSOE sea la muleta municipal de Sanz. Ahora toca ver cómo vende cada cual la piel del oso. Para Sanz, es preferible pactar unas cuentas con el PSOE que heredar las cuentas del anterior presupuesto prorrogado. Como en toda negociación, a falta de mes y medio, y como pasó con las ordenanzas, habrá globos sonda y máximos irrenunciables a los que se renunciará. 

La clave está en pedir imposibles. El PP ya se definió con tasazos a los que renunció sin haberlos nunca aplicado, como el citado del cementerio. El PSOE no iba a pasar por ahí y logró reducir el impacto. En la mesa habrá desde políticas de igualdad hasta ayudas a colectivos por los que el PSOE no pasará. Lo mejor para negociar es pedir mucho más de lo que quieres para luego aprobar lo necesario. Pura política y pura vida.

Vox quedará a un lado esperando, por varias razones. Seguramente, a largo plazo, le interesa más no estar en un gobierno que sube algunos tributos irremdiablemente, y le interesa ser la verdadera oposición de Sevilla, o venderse como tal. Sanz no quiere meter en su gobierno a Peláez, porque no hay sintonía. El PSOE hablará de oposición responsable y seguirá cargando contra Sanz cada semana. Y además le viene bien pactar en la capital andaluza para quitarse de encima el relato de pacto con independentistas, mientras ve cómo se concentra la derecha ante sus sedes. Sevilla será un símbolo para el PSOE de que nunca ha dejado de ser un partido de pactos, manos tendidas y constitucional gracias al pcto con el PP.

Este lunes, Sanz tiene ronda de contactos por los presupuestos. Todo apunta a que será el PSOE su aliado. Salvo que la dirección nacional o autonómica le obliguen a otra cosa. Algo que no sería sencillo de tragar ni para el Ayuntamiento en sí ni para los sevillanos ni para el propio alcalde y el partido a nivel local. No se descarta un bandazo de tinte nacional. Pero el plan de Sanz está claro: su mejor amigo es Muñoz.

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