La Magna de Sevilla: bombardeo de prevenciones del Ayuntamiento con un temor que no hubo nunca antes

La cuenta de Emergencias Sevilla lleva días avisando de que habrá una afluencia como nunca. Una jornada histórica

Subdirector de lavozdelsur.es. Graduado en Derecho por la Universidad de Cádiz, licenciado en Periodismo y Máster en Comunicación Institucional y Política por la Universidad de Sevilla. Comencé mi trayectoria en cabeceras de Grupo Joly, con varios años de experiencia también en empresas de marketing.

Líneas de color rojo para facilitar el tránsito en la Magna.

El Ayuntamiento de Sevilla lleva días avisando por tierra, mar y aire de que hay que tener mucho cuidado durante la procesión Magna que se celebra este domingo. Y es que el evento podría ser el de mayor aglomeración que se recuerde.

Porque habrá, prevén los organizadores, un millón de personas alrededor de los pasos que realizan su salida extraordinaria. Para cerrar, por cierto, un congreso de hermandades que tampoco está llegando a la ciudadanía. 

Lo cierto es que, para el devoto medio, para el cofrade popular, lo que más interesa es la salida del domingo. Un día festivo con cuatro pasos de fuera de la capital y cuatro de Sevilla. Sumadas a los traslados, la ciudad se encuentra bajo una nube de incienso.

Y tal es el acontecimiento que, como nunca antes, el Ayuntamiento está avisando de que habrá líos por la masiva afluencia. Habrá avisos de calles cortadas con un código semafórico de colores: rojo cuando se cierren, ámbar cuando no se recomiende especialmente si se desea entrar con carritos o sillas de ruedas, y verde como recomendado. Es difícil pensar que cualquier punto por el que se pueda ver una cofradía en algún momento del domingo algo se pinte de verde.

La cuestión es que la fecha, un puente, invita a que gente de fuera acuda a la ciudad. Casi no quedan camas libres. Hay quien recibe en el sofá a amigos y familiares. Además, muchos acudirán desde localidades de la provincia: tanto los metropolitanos que hacen suya la Semana Santa de la capital, como las de aquellas localidades que traen una imagen.

El último aviso municipal es las líneas rojas en la calle. Zonas donde nadie podrá colocarse, porque cuando se acerque el paso, los agentes les van a echar, no empujando hacia atrás, sino llevándolos hacia una zona despejada más adelante. Esto va a dejar, probablemente, momentos de tensión. El aviso es al cangrejeo, a eso de colocarse los primeros sin respetar a quien lleva un rato esperando. O a quien realiza una producción casi profesional de vídeo y fotografía con pértigas, móviles...

Esta Magna llega en un momento en que el turismo está en su mayor punto. Una sensación postpandémica de que nadie quiere perderse ningún evento. Los guiris lo llaman FOMO: Fear of missing out, miedo a perderse algo, a quedarse desplazado por estar fuera de una conversación, a limitarse a ver en redes sociales cómo otros viven algo.

Si ocurre algo, desde luego, tras el bombardeo de mensajes en la cuenta Emergencias Sevilla de prevención, que piden colaboración y avisan de que se irán tomando medidas como impedir el paso en determinados momentos, no se le podrá achacar nada al Ayuntamiento. Los agentes de Policía Local, pero también de la Nacional, harán lo que puedan. Será la primera vez que, parece, tengan que afrontar un evento de estas características. Quizás, si las cosas no salen bien, sea la última.