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Las otras espadas que porta el alcalde de Sevilla

El alcalde ha llevado la Lobera en el 775 aniversario de la Reconquista de Sevilla. Alguna similitud puede buscarse, con imaginación, entre el regidor y el rey Santo, que cada día cruzan las miradas en plaza Nueva

23 de noviembre de 2023 a las 19:51h
José Luis Sanz, alcalde de Sevilla, portando la Lobera.
José Luis Sanz, alcalde de Sevilla, portando la Lobera.

Este jueves 23 de noviembre ha sido la primera vez que José Luis Sanz ha portado la espada Lobera, la que se atribuye que fue de Fernando III. La Iglesia hizo santo a un rey clave para entender la Reconquista, unificando reinos cristianos y dando un gran empuje a las tropas castellanas. Fue un 23 de noviembre, dice la historia, cuando hace 775 se rendían las autoridades musulmanas.

El asedio de Sevilla duró alrededor de 16 meses. Son menos que los que José Luis Sanz necesitó para ser alcalde de Sevilla, desde que en octubre de 2021 dejó la Alcaldía de Tomares para ser el candidato del PP en mayo del 23. Igual que Fernando III, Sanz comenzó mirando desde el Aljarafe hacia la Torre del Oro. El rey, desde San Juan de Aznalfarache; el alcalde, desde Tomares.

Ambos venían de otras conquistas previas. No fue fácil para Fernando III, que a razón de casualidades y empeños, especialmente el de su madre, Berenguela, acabó siendo monarca, gracias a un juego de tronos en las Cortes de Castilla. Los empeños para que Sanz fuera el candidato también se debatieron en pasillos lejanos: concretamente, en Génova, la de Pablo Casado, gracias el predicamento de Sanz en otras Cortes, las de Madrid, como senador. Sanz y Juanma Moreno se guardaban reticencias, al menos, hasta la enorme victoria en las autonómicas de 2022. Antes, en 2021, Moreno había rechazado que Sanz presidiera el PP de la provincia de Sevilla como candidato de consenso por la crisis de las dos facciones, la de Casado y la de Juanma. A cuenta de que ganó la casadista Virginia Pérez, y a cuenta de que aún el PP no se había cargado a Casado cuando Sanz renunció al Ayuntamiento de Tomares, y a razón de que aún Juanma no había barrido en las autonómicas, Sanz acabó siendo el candidato. Casualidades y empeños.

Sanz no tiene un monumento en la plaza Nueva, pero sí tiene un despacho. Todos los despachos, de hecho. Y no tiene una espada, más allá de la que este jueves le ha prestado Fernando III. Pero sí tiene el peso del poder. Justo este jueves se presentaba el Festival de Cine de Sevilla, el que no cuenta con sesiones matinales, el de la versión reducida en número de días. Los musulmanes, cuando entregaron las llaves de la ciudad, tuvieron un mes para recoger y marcharse. La vida cristiana, en la práctica, empezó en Sevilla un 22 de diciembre hace 775 años. Para esas fechas, en 2023, Sanz aún no tendrá un presupuesto. Apenas se sabe si habrá podido efectuar la subida del precio del agua. En la corte de Sevilla, el poder, por fortuna, no está en manos de uno solo, y tocará negociar democráticamente si Sevilla tendrá cuentas a lo largo de 2024.

Hay más espadas. La suciedad, porque Sevilla, a ratos, puede llegar a parecerse a la medieval. Si no, vayan a un barrio deprimido. Este mismo jueves se ha anunciado un proyecto para desratizar la ciudad. La sequía está impidiendo que los roedores se vayan de vacaciones a las alcantarillas, y por zonas hay vehículos o cuadros eléctricos en comunidades dañados por ratas. La inseguridad es otra espada, con un creciente cabreo entre los policías locales para que cumpla lo prometido, una dignificación del trabajo que realizan, con mejores condiciones salariales o la gran reforma de la Ranilla, ya anunciada por el gobierno local. Y entre los enanos que siguen creciendo, la Asociación de la Prensa de Sevilla, junto a la FAPE, piden a Sanz que abandone el sectarismo en el reparto de publicidad institucional. De eso no había en la Castilla, claro, nada que ver con Fernando III.

No tendrá Sanz monumento, seguramente. Calle, desde luego, la tendrá algún día en Tomares, si se hace justicia. El problema está en si la Alcaldía de Sanz en la capital, sus proyectos, sus promesas, acaban transformándose en realidades. El problema no es que nadie recuerde su gobierno dentro de 775 años. El problema es si no activa la ciudad en los próximos tres años y medio, como ha prometido. Por ahora, casi todas las cintas que corta, sobre todo la de los Grammy, son heredadas del gobierno anterior. En lo esencial, si bien hay avances, de su primer medio año hay que subrayar el entierro del Plan Respira y el abrazo al coche. Hay promesas y tiempo por delante. El problema es que nadie se acuerda de su gobierno cinco años después de que deje el bastón de mando. Casi todos los alcaldes sevillanos han dejado su impronta en las últimas décadas. El proyecto largo de Alfredo Sánchez Monteseirín fue la mayor transformación de Sevilla desde la Expo. Solo han pasado seis meses para saber si Sanz tendrá ecos en los años posteriores. El tiempo dirá.

Vox pide a Sanz que San Fernando sea Fiesta Mayor

La portavoz municipal de Vox, Cristina Peláez, presente este jueves en la procesión de la Lobera, ha vuelto a pedir a Sanz que declare fiesta el 30 de mayo, día de San Fernando. Ya en plenos pasados, el partido ha reclamado al alcalde que estudie esta posibilidad. El calendario festivo obligaría a reconsiderar la fiesta del Corpus -altamente improbable- o la de la Feria -altamente impopular-.

Sin embargo, el poder de Vox sobre el gobierno local actualmente se resume en la necesidad de Sanz de contar con apoyos para los presupuestos. No solo los próximos, que serán importantes por ser los primeros, sino en los siguientes tres, cada uno por año de mandato. Peláez ha anunciado que “volveré a insistir al alcalde porque consideramos que el alcalde pudo darse cuenta en su momento del error, porque no se trataba de una propuesta de carácter político o partidista, sino el sentir de una mayoría de sevillanos que reclaman que el 28 de mayo recupere su condición de día festivo, sea declarado Fiesta Mayor y que su figura y legado histórico sea potenciado en beneficio de las futuras generaciones de sevillanos y de la propia ciudad”.

 

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