La obsesión de Yolanda Díaz

En política, una virtud de excelencia es la coherencia, aunque es demoledora cuando se niega lo que antes se afirmó

Acto de Sumar con Yolanda Díaz.
Acto de Sumar con Yolanda Díaz.

A Yolanda Díaz le van los datos. Van relacionados con el supuesto transfuguismo de Podemos tras decidir este pasar al Grupo Mixto del Congreso de los Diputados.

Obviamente, para conocer la naturaleza de ese Grupo hay que dirigirse al Reglamento del Congreso que determina que los partidos políticos que no hayan obtenido 5 escaños y el 15% de los votos pasarán al Grupo Parlamentario Mixto, por tanto, no es una organización política. Por cierto, en el mismo, se integró Compromís nada más obtener un diputado cuando se presentó dentro de la coalición electoral Unidas Podemos y no fueron considerados tránsfugas. Tampoco Yolanda Díaz, más bien al contrario, en su momento, se alió con ellos apartando a Mónica Oltra. Son datos incuestionables.

Seguidamente, hay que razonar qué es una Coalición Electoral; es un pacto entre partidos que no pierden sustantividad ni autonomía propia, pudiéndose romper el vínculo en cualquier momento y tiene una finalidad puramente instrumental, en el sentido de constituirse en dicha forma para una elección concreta y determinada. 

Obviamente, ahora, interesa al dato, poner en relación Grupo Mixto Parlamentario, Coalición Electoral y Transfuguismo. Tránsfuga, señala el Pacto antitransfuguismo es «la persona electa por una candidatura promovida por una coalición, si abandona, se separa de la disciplina o es expulsada del partido político coaligado que propuso su incorporación en la candidatura, aunque recale en otro partido o espacio de la coalición, sin el consentimiento o tolerancia del partido que originariamente lo propuso». O sea, sólo será considerado/a tránsfuga quien siendo Diputado/a abandone el partido por el que se presentó dentro de la coalición electoral y pase a formar parte de otro. El Grupo Mixto, como ya sabemos, no es un partido. Ninguna de las personas de Podemos en cuestión han abandonado el mismo, ni han formado, ni se han integrado en otro. Ahora bien, en el caso que aparecieran dudas sobre qué personas han incurrido en transfuguismo será el partido que las propuso en la coalición electoral quien explicará fehacientemente quienes han abandonado la Organización o, han sido expulsadas o, se han apartado de su disciplina política a efectos de su calificación como tránsfugas. Este supuesto no se da en Podemos, a pesar de la opinión de Ernest Urtasun, que contrasta con su alta formación académica de élite. Sí que podría haber habido transfuguismo en el caso de Íñigo Errejón que siendo parte de la dirección de la formación morada y candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid aprovechó tal circunstancia para planificar estratégicamente su abandono de dicha Organización, creó su propio partido, con el que después concurrió a las elecciones municipales, de la Comunidad en Madrid y a las generales. La excusa de la ruptura fue el pacto de Podemos con Izquierda Unida, lo que en su opinión era abandonar la transversalidad y conformarse con ser una esquina a la izquierda. Hoy, Iñigo Errejón está fuertemente aliado en lo electoral con el Partido Comunista de España y su marca electoral Izquierda Unida dentro de la coalición Sumar, aun así, llama tránsfugas a los cinco de Podemos. Giros interesados y recurrentes de la mala política cortoplacista. Los datos son aplastantes.

En política, una virtud de excelencia es la coherencia, aunque es demoledora cuando se niega lo que antes se afirmó. Y digo esto porque fue Yolanda Díaz la que dijo que no era un drama no contar con Podemos o, cuando desde el mismo grupo parlamentario de Sumar los morados reclamaban una portavocía adjunta, tener firma para poder registrar proposiciones de ley y voz en los debates de Pleno del Congreso, al igual que el resto de formaciones de la coalición electoral, se les espetó: “Esto no es el Grupo Mixto, si queréis trabajar como el Grupo Mixto iros al Grupo Mixto”. Esto se dice cuando Yolanda Díaz tenía aseguradas intervenciones e iniciativas propias cuando formaba parte del grupo confederal de Unidas Podemos, así lo confirman los datos públicamente conocidos. A todo esto, hay que sumar los impedimentos personales a las personas dirigentes de Podemos, en especial a Irene Montero, a la que, se le ha faltado al respeto y humillado con el veto político que le ha dispensado. Por el contrario, ha sido el mismo Presidente del Gobierno quien, ha calificado como muy buena la labor de la que fue Ministra de Igualdad, dejando así expuesta a su aliada Yolanda Díaz, dato que la compromete directamente en la decisión.

Entonces, si para Yolanda Díaz no era un drama que Podemos no formara parte de su coalición y el grupo parlamentario que lidera los ha invitado a pasar al Grupo Parlamentario Mixto y aquellos han aceptado, de qué se queja. Y, en vez de pasar página porqué seguir instigando represalias contra Podemos a no ser que vuelvan al redil al modo que dice Ana Pardo de Vera en una de sus homilías en las que, en resumen, ordena, “que tienen el deber de acatar, de callarse y si no es posible, tienen el deber de irse”. Pues, eso es lo que han hecho. Es un acto coherente, al contrario de la obsesión de Yolanda Díaz.

 

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