Atendiendo a la definición de la RAE, entendemos por Occidente, al “conjunto de países de varios continentes, cuyas lenguas y culturas tienen su origen principal en Europa”. Por ello, aquello a lo que hoy llamamos occidental haría referencia al conjunto de sociedades y culturas herederas de las antiguas civilizaciones de Grecia y Roma.
Cierto es que el paso de los siglos y la avaricia humana han ido deformando el ideal clásico para convertir a Occidente en lo que Philipe Nemo definió como “un concepto transatlántico” (Nemo, 2006), en clara alusión a la virulenta propagación de la cultura y las lenguas europeas a través de la conquista de América y el posterior colonialismo.
Pues puede decirse que bajo el símbolo de la cruz, desarrollamos en moderno sentido de Occidente. Sobre ella trazamos la planta de nuestros templos, pero también el mango de nuestras espadas. Y a golpe de cruzadas y conquistas nos convertimos en guardianes de la fe y sus territorios.
Sirva este último párrafo para mostrar como los propios occidentales también tendemos, a veces, a calificar este concepto como algo negativo y a relacionarlo, casi de forma instantánea, con la feroz imposición de nuestro sistema capitalista. Cuando es obvio que, si miramos hacia atrás, el concepto de Occidente es infinitamente anterior al mercantilismo moderno.
Recordemos por ejemplo el famoso Cisma de Oriente que, por cuestiones de fe dividió a la cristiandad, o la caída del Imperio Romano de Occidente, datada en el año 476 d. C. Incluso con anterioridad a estas fechas existen mapas que, con líneas imaginarias, ya pretendían separar la pureza de Occidente del exótico misticismo de lo Oriental.
Sí está usted entre quienes ven el lado negativo de nuestra cultura, no se preocupe, no sólo no es el único, sino que además es capaz de mostrar cierta capacidad crítica ante la realidad que le rodea. Occidente ya no es la tierra de las libertades que nos habían vendido, ni siquiera una palabra para definir a las sociedades desarrolladas y cristianas.
Nos hemos desvelado y hemos visto que debajo de la máscara sólo había un cuerpo descompuesto, movido por el ansia de poder y la avaricia. El recuerdo de un esplendor lejano, apoltronado sobre una cima de huesos. Por ello, a día de hoy, me atrevería a hablar de Occidente como un conjunto de sociedades, que aun compartiendo las raíces de la cultura europea, permanecen divididas por unos aún más profundos intereses comerciales.
BIBLIOGRAFÍA
-Nemo, Philippe (2006). ¿QUÉ ES OCCIDENTE? Gota a gota Ediciones (Barcelona).
-Cita- Occidente: Conjunto de países de varios continentes, cuyas lenguas y culturas tienen su origen principal en Europa. (Real Academia Española, 2001, 22º ed.).
-Referencia- Real Academia Española. (2001). Occidente. En Diccionario de la lengua española (22º ed.). Recuperado de https://dle.rae.es/srv/search?m=30&w=occidente
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