Pactos

Tampoco me gustan los pactos con partidos independentistas, nacionalistas o ultraderechistas, pero prefiero analizar en que repercuten los pactos a los que se llegan en vez de cuestionar con quién se llega a los distintos acuerdos.

Alberto Núñez Feijóo en un acto reciente.

Justo el día después de las elecciones municipales, el presidente del gobierno anunciaba la convocatoria de elecciones generales para el 23 de julio, entrando de lleno en la precampaña para unas nuevas elecciones. La decisión tomó con el paso cambiado a todo el mundo y nos encontramos de nuevo en la vorágine de promesas y proyectos políticos donde todos los que se presentan lo hacen como la mejor opción para tomar las riendas del país.

El Partido Popular ha basado su campaña en los pactos que ha llevado a cabo el gobierno de coalición con independentistas vascos y catalanes, concretamente con EH Bildu y ERC. Todo el discurso del candidato popular está fundamentado en que él no pactará con estos grupos políticos y afea al ejecutivo actual que lo haya hecho durante esta legislatura.

Pero, en mi opinión, deberíamos hacernos la siguiente pregunta ¿Qué es más importante con quién se pacta o qué se pacta?

Porque si hacemos un pequeño recorrido sobre algunos de los acuerdos que han llevado a cabo PSOE y UP (partidos que conformaban el gobierno) con los partidos independentistas podremos sacar algunas conclusiones: se ha acordado la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) o  la subida de las pensiones, y en ambos casos el Partido Popular votó en contra.

El líder popular, Alberto Núñez Feijoo, evita mencionar cuál será su política respecto a estas cuestiones, si es que accede al gobierno. Hay que recordar que en el primer pleno tras las elecciones municipales y autonómicas PP y Bildu pactaron la aprobación de una reforma legislativa para facilitar el autoconsumo energético en el Parlamento Vasco, porque la política es eso, pactar, negociar y acordar.

A mí, personalmente, tampoco me gustan los pactos con partidos independentistas, nacionalistas o ultraderechistas, pero prefiero analizar en que repercuten los pactos a los que se llegan en vez de cuestionar con quién se llega a los distintos acuerdos.

En este caso el Partido Popular está utilizando distintas estrategias en su discurso de precampaña, analicemos algunas de ellas: “Argumento ad hominem” esto es, las descalificaciones van dirigidas, en este caso al grupo parlamentario, porque simplemente por tener una ideología determinada los acuerdos a los que pueda llegar dejan de ser válidos (independientemente de que acuerdos sean y a quién beneficien), otra de las estrategias utilizadas por el Partido Popular es la conocida como “Falso dilema” ya que hace elegir entre dos opciones que no son excluyentes “o el PP o se rompe España” “o votas al PP o eres simpatizante de ETA”.

Con estas estrategias se deja fuera del foco del debate el fondo de la cuestión, las políticas que los partidos pretenden llevar a cabo si llegan al gobierno, haciendo que el debate pase del plano racional al plano emocional, reduciendo la información política a una serie de memes virales.

Estas estrategias son utilizadas por todos los partidos políticos, pero expongo el caso del Partido Popular por lo evidente que resultan. De todas formas votar implica una responsabilidad ciudadana, si van a hacerlo analicen los datos, evalúen los hechos, reflexionen y háganlo por aquel partido que defienda sus intereses.

“Las mismas mentiras e idénticos eslóganes que llevaron al fascismo a las instituciones se difunden en vuestras redes sociales como un cáncer” Eduardo Infante.

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