Palmete es un barrio trabajador situado en el extrarradio de la ciudad de Sevilla. La historia de este barrio es la historia de jornaleros que llegaban a la gran ciudad en los años 60 en busca de empleo, para así mejorar sus niveles de bienestar. Este barrio, que carecía de muchos medios (colegios, centros de salud, carreteras), fue un referente en la lucha obrera antifranquista debido a la cercanía con el Polígono el Pino, donde se encontraba la industria del metal. Esto hizo que durante las huelgas de aquellos entonces, muchos vecinos se implicarán junto a los trabajadores.
Desde aquellos entonces la lucha vecinal siempre tuvo un carácter de clase y, como no puede ser de otro modo, de izquierdas. No es un secreto que los principales dirigentes del movimiento vecinal fuesen a su vez militantes de PSOE y PCE. ¿Cómo iba la derecha mejorar estos barrios si eran parte del régimen franquista que los tenía abandonados? Representaban por aquellos entonces y representan hoy los intereses de la clase capitalista. Sus fundadores por esos tiempos, tanto Manuel Fraga como Adolfo Suárez, fueron ministros de la dictadura. Fraga incluso llegó a firmar sentencias de muerte. Sus herederos y partidarios hoy se presentan en las instituciones democráticas sin renunciar a estos antecedentes.
El peso de la izquierda vecinal en estos barrios se hizo sentir. En los primeros años de democracia el barrio progresivamente experimentó mejoras espectaculares, se crearon carreteras, se consiguieron construir colegios, centros de salud, etc. Sí, los avances y mejoras son para todos los vecinos incluidos los que votan a la derecha, pero la forma de conseguirlo nunca es trabajando ni defendiendo a partidos de derechas que cuando gobiernan son los más firmes defensores de los intereses de los barrios de ricos.
Lastimosamente, la democracia auténtica es más que conseguir servicios públicos de calidad e infraestructuras, aunque fueron avances muy importantes los que se dieron en los 70 y 80. Lamentablemente hoy en día están en cuestión estos avances, siendo atacados sistemáticamente por la patronal y los poderes públicos. Desde aquella “transición democrática”, se forjó una conciencia de clase muy poderosa en el barrio de Palmete, generación tras generación la izquierda como bloque electoral siempre arrasa en elecciones, dejando el voto a la derecha como algo residual.
La ultraderecha ataca
En los últimos meses la ultraderecha, que no puede soportar el instinto de clase trabajadora que hay en el barrio de Palmete, ha venido de forma encubierta realizando incursiones en el barrio para ampliar su base social. Pero prácticamente ningún vecino han ganado para su causa, salvo vecinos que votaban al PP y se han radicalizado aún más hacía la derecha. Lo intentaron lanzando bulos sobre robos y ocupaciones en el barrio, después con el tema de la electricidad pero no lo consiguieron.
Los motivos de sus fracaso son que la ocupación de vivienda de particulares ni mucho menos es una causa que preocupe al vecindario, porque no existe o en todo caso hablamos de algo aislado. Respecto al tema de la luz se ha percibido claramente que su objetivo no es buscar una solución para las familias exigiendo a las eléctricas que cumplan en el vecindario, simplemente querían aprovechar el momento para hacer campaña contra el gobierno central y así restarle apoyo social en el barrio.
El último tema que ahora están intentando utilizar es el tema de la droga y los narcopisos. Hablar de narcopisos en Palmete es algo exagerado. Sin duda hay zonas donde se comercia con estas sustancias insalubres, pero no se puede hablar de algo masivo ni de la existencia de mafias como en otros barrios obreros como Los Pajaritos o Polígono Sur. Cabe señalar que Los Pajaritos y Polígono Sur son barrios donde inmensamente vive la clase trabajadora, víctima del paro y las condiciones horribles de un sistema dirigido por psicópatas sociales, como son los defensores del capitalismo. La mayoría social es la que sufre la lacra de las drogas, así pues vaya por delante nuestra identificación con la clase trabajadora de estos barrios y nuestra solidaridad.
Sea como fuere, la ultraderecha ha elevado su voz, pidiendo la persecución de estas actividades mediante una constante presión policial brutal. Pero su reclama, por no conectar con las necesidades reales del barrio no ha encontrado adeptos, lo único que ha podido conseguir es tensar el submundo del comercio de drogas. Así pues, en los últimos días, la representante de la ultraderecha en el barrio denuncia que ha sido agredida.
La ultraderecha en consecuencia ha levantado una campaña en el barrio denunciando dicha agresión, de forma oficial no se atreven a acusar a la izquierda social de dichas agresiones, pero sus militantes en el barrio y por las redes sociales envenenan la información señalando que es un barrio de socialistas y comunistas. En esta campaña también colabora OK DIARIO (el periódico de las cloacas del estado), fomentando estas acusaciones infundadas entre sus huestes con titulares elocuentes donde (relacionado con la agredida) caracterizan al vecindario como barrio donde se vota masivamente a la izquierda, o entrevistas que hacen a diputadas de Vox presentes en el barrio, donde con risas socarronas el entrevistador pregunta cómo la gente puede votar a la izquierda masivamente con el estado en el que está el barrio (indirectamente queriendo trasladar a los vecinos de los barrios ricos, que están en un barrio de borregos).
Afirmamos, por tanto, que estamos ante una estrategia basada en un intento de criminalización sobre la izquierda social en Palmete, buscan a través de dicha campaña penetrar en el barrio y ganar apoyos. Ya que no pueden hacerlo por cauces democráticos y transparentes, presentándose cómo lo que realmente son. Lo peligroso de su forma de actuar es que están soliviantando por redes a radicales fascistas acérrimos de otros lugares, que claman venganza violenta, contra los que ellos entiende que son los culpables, es decir “los rojos” (socialistas, comunistas, republicanos, anarquistas, etc). No sería descartable que las calles de Palmete se desataran, por esta forma irresponsable de hacer política, ataques fascistas en los próximos días o meses.
Desde Barrios Hartos Sevilla esperamos impacientemente una estrategia conjunta de partidos políticos de izquierda, sindicatos, movimientos sociales, asociaciones de vecinos, para el aislamiento total de la ultraderecha en todos los ámbitos. No se pueden normalizar, no son unos “más”, sólo fomentan la discordia y el odio contra quienes luchamos por otro modelo social basado en la igualdad, la fraternidad y el derecho a vivir dignamente, o simplemente contra quienes ellos consideran “diferentes” en cualquier sentido.
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