Todavía estamos en los inicios de octubre y ya se han producido dos parones de las ligas europeas por partidos internacionales. Y tranquilos, que en el mes de noviembre tendremos otro más, consiguiendo que el aficionado se desconecte por completo de una liga con cada vez más cortes y menos ritmo.
No estoy en contra de los partidos de las selecciones, es más, me encanta ver a España y jugar ante otros equipos, sobre todo si los partidos tienen algo que jugarse de verdad.
Lo que no entra en cabeza humana es que, después de tantos años, tantas competiciones y sobre todo, tantas lesiones y viajes de mil horas de los jugadores, a nadie se le ocurra cambiar los formatos de este tipo de partidos.
Si te pones a mirar equipo por equipo, después de una concentración o viaje con su selección, te salen más de cinco a seis jugadores con molestias o lesionados. Al final es jugador es un muñeco que lo mueven de aquí para allá sin importarles lo más mínimo como les puede afectar tanto partido y tanto desplazamiento.
Los clubes, que son los que al final pagan religiosamente a cada jugador cada año y les siguen pagando a pesar de caer lesionados con sus selecciones deberían plantarse ya. Una única ventana, en el mes que quieran, para disputar ahí todos los partidos de selecciones.
Si se pusieran todos de acuerdo, UEFA y FIFA tendrían que hacerles caso y acabar con esta locura. Pero quizás he dicho la palabra mágica y utópica, ponerse todos de acuerdo.