Hoy he decidido hacer una observación a la desvalorización social. Hemos creado un mundo tan materialista y de consumo que nos matará, aunque, ya nos está matando. Todas las personas no tienen criterio, es decir, la capacidad de combinar cualidades personales con conocimientos y experiencias relevantes para formar opiniones y tomar decisiones; pocas lo utilizan, la mayor parte de las personas expresan posturas sobre algún acontecimiento y opinan. Otras, en un alto porcentaje, simplemente repiten palabras emitidas por otros, a los que confieren autoridad sin ni siquiera haber profundizado en ello, en general, así es la mayoría.
Somos un “TODO”, es decir, una totalidad de sistemas que operan en nuestro cuerpo. La teoría holística definida por J.Ch. Smuts (1926); cuyo término se encuentra en constante evolución creativa. El Todo es mayor a la suma de las partes. Añadió otra visión al clásico método científico reduccionista. Albert Einstein fue admirador suyo, reconoció que se habían adelantado a su época, dijo: “solo en el siglo XXI serán comprendidas y aceptadas la teoría de la relatividad y las teorías del holismo”. Tanto en la física, como la biología y las ciencias ambientales, se fundamentan en las ideas del holismo.
El cuerpo humano se organiza en torno a varios sistemas orgánicos: tegumentario, esquelético, muscular, nervioso, endocrino, cardiovascular, linfático, respiratorio, digestivo, urinario y reproductor femenino y masculino. El sistema nervioso se encuentra conectado a todos los sistemas desde la base del cerebro y envía la señal de la Respuesta Emocional producida por nosotros a todos y cada uno de esos mencionados sistemas, a través de la Amígdala. En caso de existir algún daño, también se utiliza para saber de qué manera pueden volver a estar integrados para que funcionen juntos de nuevo; para programar tu mente con nuevas estrategias de pensamiento mediante la programación neuro-lingüística (PNL). Parte de los cimientos de la actual neurociencia española, se debe al doctor Rodríguez Delgado (Ronda-Málaga, 1915), Neurofisiólogo, Profesor de Yale, investigó la fisiología cerebral en primates.
El pensamiento tiene la capacidad mental para ordenar, dar sentido e interpretar las informaciones disponibles en el cerebro. El Proceso Perceptivo: evalúa, construye y es flexible. Procesa, Analiza e Interpreta paulatinamente y como resultado surge la formación de la representación “la idea”, de un solo objeto. Es posible sentir distintas cualidades de un mismo objeto, unirlas y así, determinar de qué objeto provienen. Hemos de tener presentes los procesos que forman parte de nosotros a lo largo de la vida socialización y enculturación. También las influencias que operan en “cómo nos pensamos”: la Herencia, el Ambiente, la Personalidad y el Aprendizaje. Y los determinantes en la forma de percibir el "todo" que nos rodea y de nuestra capacidad de juicio sobre los estímulos que procesamos.
Percibimos y Aprendemos través de los diferentes Canales Sensoriales; el acto de Aprender se produce por: Imitación, Observación y Ensayo-error. A lo largo del Proceso Perceptivo de Conocimiento y de Aprendizaje, se dan errores (Aaron T. Beck 1967, Albert Ellis 1977) que cometemos al percibir el medio. Por lo que nos generan una gran carga de sufrimiento ya que los arrastramos a lo largo de la vida si no son en conciencia trabajados.
Veo necesario enunciar la importancia de la psicología Cognitiva (del latín: cognoscere, "conocer"), definir la cognición como facultad que permite procesar la información a partir de la percepción y de la experiencia, por la dedicación y el estudio de los procesos mentales superiores en el funcionamiento de la mente y cómo a través de estos procesos interactuamos adecuadamente con el mundo: memorizamos; solucionamos problemas; discernimos sobre una situación; nos comunicamos, y cómo reflexionamos sobre nuestros propios pensamientos.
Y el conocimiento, como capacidad de relacionar todo lo aprendido, sumamente importante, de no ser así, se podrían dar respuestas insuficientes o incompletas a las preguntas o problemas que se plantean. En este proceso, son importantes: el aprendizaje, el razonamiento, la atención, la memoria, la resolución de problemas, la toma de decisiones y el procesamiento del lenguaje y la imagen acústica de la palabra (F. de Saussure, Ginebra-1857). Las palabras que utilizamos no solo expresan nuestros pensamientos, sino que forman parte de nuestra creación mental. Ser conscientes del poder de nuestras palabras nos hará ir un paso más allá en nuestra relación con los demás.
La lengua es un fenómeno social, cuyas reglas sirven para que la gente pueda entenderse, y para ello es necesario que exista cierto consenso (F. de Saussure 1857-1913). La palabra, por un lado, tiene el significado, el concepto, la idea o referente mental es abstracto, pertenece al reino de las ideas, y se forma a partir de los referentes reales o imaginarios de las cosas. Es universal, ya que sirve como categoría para abarcar un conjunto de referentes distintos, pero, similares; es lo que deseamos transmitir mediante el lenguaje; mientras que el significante, es la huella mental, es particular, ya que un significante es una forma específica de asociar sonidos para invocar un significado determinado que tenemos del sonido con el que dicho referente debe asociarse, la manera específica en que transmitimos un significado a los demás. Dicho de otra manera, el significado es el contenido y el significante es la forma.
Hace algunos años surgió un fenómeno en nuestro país, en su momento me generó desconfianza, cambiaron desde las entidades privadas hasta las públicas, dentro del concepto de fidelización del usuario, del cliente, en definitiva, del demandante del servicio, la tercera persona del pronombre personal singular o plural usted, que tenemos integrada en nuestro referente lingüístico, para uso generalmente como tratamiento de cortesía, respeto o distanciamiento, por tú, pronombre personal segunda persona masculino y femenino singular, que designa a la persona a la que se dirige quien habla o escribe en situaciones comunicativas informales o en el trato de familiaridad (RAE). Este cambio lingüístico, ha generado un cambio social, en el trato y en la falta de respeto en la convivencia, por el cambio semántico que conlleva el uso del pronombre personal, dentro del significado en nuestra cultura, generando confusión a propios y extraños.
Ese cambio en la forma del uso del pronombre personal, no genera fidelidad, genera exceso de confianza y por ende descortesía. Dándose lo que denomino al inicio como desvalorización social. Y si queremos trascender, una nueva forma de dominio, ya que la palabra ejerce poder o ascendiente sobre otra u otras personas.
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