Algo inevitable

Pero como he comentado antes, elegir es inevitable y cuando acaba un año y da comienzo otro no solo ronda en nuestra cabeza deseos por cumplir y por realizar, elecciones o decisiones emergen por todas partes.

Sartre en uno de sus discursos universitarios. 'Algo inevitable', de Vanessa Belizón.
Sartre en uno de sus discursos universitarios. 'Algo inevitable', de Vanessa Belizón.

Casi siempre me ocurre que cuando tengo vacaciones o tiempo libre elijo una miniserie y puedo tirarme horas en el sofá viendo un capítulo tras otro. No voy a opinar de ninguna serie, estad tranquilos, pero sí, y a pesar de que se trata de una serie creada solo para entretener, me llamo la atención una frase que pronunció Sartre y en la cual basaron uno de sus capítulos "no elegir, sigue siendo elegir".

Habrá quien no esté de acuerdo con esta afirmación de Sartre, pero si reflexionamos podemos darnos cuenta de que, aunque evitemos tomar decisiones el simple hecho de rechazar hacer algo ya es una elección; si estás en una reunión de trabajo y hay que votar para tomar una decisión y  pasas de votar porque no quieres mojarte, piénsalo, no te estás absteniendo de votar te estás posicionando y finalmente eligiendo lo que desee la mayoría, llámalo como quieras, pero finalmente hiciste una elección y además de forma cobarde. Y es que es muy complicado elegir correctamente y por ello esto suele convertirse en algo de lo que solemos rehuir. El origen es sin duda el miedo a equivocarnos. 

De esta forma, evitando hacer elecciones, nos engañamos a nosotros mismos, el encomendar a los demás tus decisiones no es más que una forma de salir de una situación comprometida o desagradable, “salir del paso” se le suele llamar ¡Pero ojo! Tarde o temprano lo que sea que dejaste en manos de otro vuelve y muy posiblemente con el peso de las consecuencias por no haberte enfrentado a ello antes. Hay situaciones y decisiones imposibles de esquivar y en las que irremediablemente hay que elegir sí o sí.  Me atrevería a decir que en el momento en que abrimos los ojos por la mañana empezamos a tomar decisiones, a elegir que hacer o no hacer y entonces, ¿Por qué en determinadas ocasiones nos cuesta tanto hacerlo? Os dejo que cada cual responda a esta pregunta a modo de reflexión. 

En referencia a este tema que estoy tratando opinaré también de los “queda bien”, son como llamamos por aquí en el sur a aquellas personas que, como la expresión indica, quieren quedar bien con el resto y por encima de todo. Está claro que son los que siempre eligen lo que a los demás les parece bien o, mejor dicho, en vez de elegir, optan por aquello que complace al otro, bien por falta de personalidad y de amor propio o por puro interés personal o incluso económico (no hay nada peor que una queda bien que busca con ello enriquecerse económicamente o engordar su ego). Convertirse en un “queda bien” puede ser un método para no tener que elegir, pero hay que recordar que es imposible quedar bien con todo el mundo y lo que ello significa. Por las fechas en las que estamos y en las que apenas faltan unos días para completar el año, antes de empezar a escribir esta columna, la primera idea era hacer la indudable reflexión de lo acontecido en los doce meses trascurridos y tal vez exponerles algunos deseos para el nuevo año. Pero claro, tenía que elegir si aburrirles con ese recurrente tema en el mes de diciembre o no y en vez de huir de las elecciones, pues ya ven ¡He decidido hablarles de ellas! 

Pero como he comentado antes, elegir es inevitable y cuando acaba un año y da comienzo otro no solo ronda en nuestra cabeza deseos por cumplir y por realizar, elecciones o decisiones emergen por todas partes. Por el momento, mi primera determinación es la de no proponerme nada para los provechosos trescientos sesenta y cinco días por estrenar. Respirar a mi ritmo, no intoxicar mis pulmones apartándome de aquello y aquellos que no respiren ni exhalen nada bueno. Esforzarme por lo que pueda llegar a desear sin sobrepasar ese límite que me impida ser feliz. Aparecer cuando quiera y desaparecer de la misma manera, pero sin olvidarme de dejar huella para aquel que decida seguirme. Elijo que la vida me sorprenda cada día y ojalá sea para bien, pero eso sí, siendo consciente de que todo pasa, tanto lo malo como lo bueno. Que todos los días del año estén llenos para vosotros de elecciones y decisiones que tomar, porque ello hará que os sintáis vivos ¡Y en definitiva de eso se tratar de vivir! 

"Lo más difícil es la decisión de actuar, el resto es tenacidad” (Amelia Earhart).

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