Estamos en primavera o eso dicen por qué la verdad es que desde que empezó la estación hemos disfrutado poco del sol y las continuas borrascas apenas nos permitieron escuchar aún el canto de los pajaritos en plena naturaleza. Pero no voy a ser tan poco recurrente para hablarles del tiempo, aunque sinceramente mal rayo le parta a más de uno y de una que andan por ahí sueltos.
Estos días, tras leer y escuchar acerca de tantos sucesos de acoso sexual, abusos, violencia vicaria, acosadores y delincuencia, no he podido dejar de cuestionarme acerca de por qué de la maldad en el ser humano. No he podido contenerme y publicar en mis redes sociales la siguiente reflexión “Todos cometemos errores, la gravedad está en no querer reconocerlos, no evitar repetirlos y no pedir perdón cuando hay que hacerlo. Si actúas así, has elegido ser mala persona con todas sus consecuencias”. Soy de la opinión de que toda actuación y decisión tiene sus consecuencias y las malas también.
Sé qué hay quien piensa o afirma movidos por experiencias vividas que para que te vaya bien en la vida hay que ser malo, yo creo que los malos nunca ganan, lo que ocurre es que dentro de su maldad también pretenden hacer ver a las personas que sí es así y que ellos siempre triunfan; cuando te cruzas con una persona mala y que te hace daño lo primero que haces es alejarte de esa persona, si eso es ganar no sé lo que entenderán que es perder ciertos individuos. Hay quien es capaz de vender a su madre; la maldad humana no tiene límites y más cuando se trata de poder y enriquecimiento. Personajes, públicos, políticos y gente anónima llenan los titulares de noticias que hacen preguntarte que le ocurre al ser humano, por qué hemos llegado a este tipo de comportamientos egoístas y malvados, qué ha originado la gran marea de maldad que va subiendo día a día y en la que nos ahogamos todos, incluso las pocas, pero buenas personas que conviven con el resto, puesto que ni siquiera existe ya quien te tire un flotador para salvarles.
Estoy muy aburrida de todos esos debates que no sirven para nada, de los políticos y sus discursos vacíos y llenos de falsedades, de promesas que ni siquiera sirven para limpiar la conciencias de algunos porque su nivel de contaminación sobrepasa todos los límites. Harta de las inútiles leyes contra la violencia de género, machista y viral con la que muchas y muchas se cuelgan medallas y financian sus vacaciones y segundas residencias. Indignada de que a los ciudadanos nos traten como a rebaños, de que seamos el culo del mundo en educación porque a nuestros dirigentes les interesa una sociedad cuánto más analfabeta mejor. Es inconcebible como en este país la salud y la sanidad es de lo que menos se trata a diario en las reuniones del congreso cuando faltarían horas, meses y años para poder atajar todo lo que es necesario tratar al respecto ¿Cuántas horas se dedican a diario a insultarse esos señores unos a otros? Un circo con enanos ya crecidos no puede ni debe gobernar un país.
Las personas no nacen malas, se hacen. Todo el que termina con un cargo público o político en este país acaba portándose como una mala persona ¿Alguien a escuchado una disculpa? El padre del rey dijo una vez “lo siento” por aquel escándalo de la caza de elefantes, sin embargo, ahora, en su vejez parece que le sirve de entretenimiento denunciar a todo aquel que según él a difamado de su persona. Tranquilos que el dinero que gane con estas demandas lo donará a caritas ¡Es la primera vez en su vida que donará algún dinero a la beneficencia y ni siquiera es suyo! Otra muestra más del egoísmo del ser humano y la maldad de la que nos retroalimentamos. Nadie es perfecto y todo cometemos errores, pero se trata de arrepentirse de ellos, arreglar el daño causado, asumir las consecuencias ¡Y hacer lo imposible por no volver a cometerlos! ¡Intentemos ser buenas personas! ¡Basta de maldad, egoísmo!
No se engañen, haciendo daño y el mal a otras personas jamás conseguirán vivir en paz y alcanzar en algún momento la felicidad. De sobran saben la mayoría que ese no es el camino, tal vez sea tan fácil como tomar el sendero de la derecha o el de la izquierda, detenerse a observar y reflexionar hacía donde llego si sigo por el camino de siempre.
No se trata de ser perfectos, ni santos o santas, pero la mayoría de las veces tenemos capacidad suficiente para saber que nos estamos equivocando, que estamos actuando mal y en la mayoría de las ocasiones estamos a tiempo de remediar o corregir esos errores. A veces solo es necesario pedir perdón y comenzar a actuar como realmente sabemos y debemos hacerlo. Como decía al principio solo tú decides si quieres hacer el bien a los demás o no y dependiendo de tus decisiones así serán las consecuencias que tendrás que afrontar. Espero que tú que me lees decidas formar parte del grupo de los que al menos se esfuerzan en ser buenas personas. No hace falta que nadie te diga cómo hacerlo al igual que yo y que todos lo sabes de sobra.
Alguien dijo que “Pedir perdón es de inteligentes, perdonar es de nobles y perdonarse es de sabios”.