Este Jueves Santo nos visitaron unos amigos para cenar y ver a las distintas cofradías procesionar en la calle. En Puerto Real, El Medinaceli y el Nazareno son los que mayor fe y fervor despiertan en el día grande de la Semana Santa. Tuve la suerte junto a mis invitados de poner situarnos para disfrutar de las procesiones en una de las calles más céntricas del pueblo; Las luces se apagaron unos minutos antes para recibir con el recogimiento y el respeto merecido a la Hermandad de Jesús Cautivo y Rescatado, Vulgo de Medinaceli y María Stma. De la Trinidad.
Encabezando el cortejo, el Señor de Medinaceli nos emocionó y pudimos rezarle durante unos minutos en los que el paso hizo una parada y un pequeño descanso para sus costaleros. Al ser una hermandad pequeña, una vez se emprendió de nuevo la marcha no se demoró demasiado en aparecer la imagen en un paso de menores dimensiones de María Stma. De la trinidad “La Trinidad” la llaman los puertorrealeños. Mi marido y yo habíamos comentado a nuestros amigos que esta imagen iba cargada por mujeres costaleras y los cuatro, (no solo ellos dos) esperábamos con expectación poder ver con la devoción y fe que estas féminas cargaban en sus hombros (aunque estén ocultas bajo el paso) a la madre de todos.
Pero la expectación se tornó en asombro y decepción cuando vimos que dentro del paso sí se encontraban un grupo de mujeres, pero, sin embargo, estas no cargaban el paso, sino que lo empujaban desde dentro, ya que al mismo se le habían instalado unas ruedas. Al intentar averiguar por qué esta Semana Santa se procesionaba así a esta virgen, la primera explicación fue que el cura de la parroquia María Auxiliadora que acoge a esta talla había puesto impedimentos para que las mujeres cargaran a hombro el paso. Mi indignación al escuchar esto no pudo ser mayor.
Hoy, días más tarde y tras leer en redes sociales algunos testimonios de algunas de estas mujeres rotas de dolor por lo sucedido, opiniones y distintas versiones de lo acontecido, aún no tengo muy claro que ocurrió realmente para que María Stma. de la Trinidad no haya procesionado siendo cargada por su cuadrilla de mujeres como siempre ha sido. Un miembro de mi familia era una de las costaleras que conformaban la cuadrilla y si me remonto a meses atrás recuerdo que junto a sus compañeras estaban recopilando objetos y enseres para hacer una tómbola con el objetivo de poder acompañar a la Virgen con una agrupación musical. Según he leído en otros medios de comunicación, el origen de todo parte de esa iniciativa por parte de las costaleras, ya que el cura o párroco de la iglesia quería destinar los beneficios de esa tómbola para otra causa distinta por la que ellas estaban trabajando en organizarla. De ahí parten, según parece, las desavenencias con el cura y con la junta directiva de la hermandad (dicha tómbola se canceló).
Puedo entender que el párroco de la iglesia considera que hay otras necesidades prioritarias a la de una banda de música, pero también hay que ser tolerante por parte de este “señor” y si en aquella ocasión se movilizaron con motivo de poder costear una banda de música, aceptarlo y organizar otro evento para las otras causas que también lo necesiten. Dudo mucho que estas mujeres hayan ocultado en ningún momento la causa por la cual estaban trabajando en organizar ese evento y me parece muy grabe que todo haya terminado de una forma tan irrespetuosa y vergonzosa hasta llegar a incluso a expulsar a las costaleras. Muchas de estas mujeres finalmente quisieron rectificar su actitud y cargar a su Virgen a pesar de las desavenencias, pero ni el párroco ni la Hermandad se lo permitió, lo que provocó que “La trinidad” procesionara siendo empujada y con ruedas. No sé a ciencia cierta qué ha pasado, con lo cual no me puedo posicionar de ninguna de las partes, pero si creo que rectificar es de sabios y si un grupo de estas mujeres lo hicieron se les debería haber permitido cargar a su virgen. Y peor aún, algunas quisieron salir en penitencia tras ella y se les prohibió ir con la ropa de costalera o cualquier símbolo de la hermandad.
Me reitero en decir que no voy a opinar sobre culpables, pero sí sobre actitudes. Las consecuencias de todo lo acontecido las hemos visto todos los puertorrealeños en las calles y esas mujeres que a pesar de no poder mostrar a La trinidad como se merecía no han querido abandonarla, aun teniéndola que empujar como quien lleva un carro del supermercado. Ya incluso queda atrás el origen de todo ese conflicto, lo que debe importar es el lograr que situaciones así no vuelvan a suceder en un acto en el que se debe anteponer ante todo la fe y la hermandad y en la que dicho sea de paso un representante de dios (cura, párroco o sacerdote), un mediador entre dios y el ser humano, no ha debido tampoco permitir que estos desacuerdos hayan seguido adelante y por lo tanto para mí (y de esa persona si voy a opinar) deja mucho que desear como divulgador de la palabra de Dios. La hermandad debería avergonzarse de cómo ha actuado, y estoy de acuerdo con aquellos que piensan que esta actitud es de todo menos cristiana.
Una pequeña mancha en la Semana Santa de Puerto Real, difícil de disolver me temo, mientras los que dicen predicar y ser cristianos no se comporten como tales. El pueblo quiere que las cargadoras vuelvan a cargar el ya conocido como “paso de las mujeres”, y personalmente como la gran mayoría espero que todo se arregle y que la próxima Semana Santa tanto mis amigos que no conocían la Semana Santa del municipio, como el resto de los cristianos podamos disfrutar viendo al “paso de las mujeres” meciendo de nuevo a la talla de la Stma. Trinidad, transmitiendo fe y esperanza a aquel que lo necesite. Todo mi apoyo a esas mujeres que solo han actuado con la mejor de sus intenciones y movidas por la fe.