El mundo está loco, lo afirmo y me reafirmo. El ser humano es absurdo y seguramente habrá alguna excepción (y no insinúo con esto que sea yo la que me libre) pero voy a generalizar porque estoy segura de que me equivoco poco, o al menos es mi opinión que de eso se trata, de darla.
¿Por qué digo esto ahora? Tal vez se lo pregunten, pensar que vivimos en un absurdo y que nos hemos convertido en eso, en seres insensatos, no es una reflexión reciente, puesto que no es novedad que nos creemos una especie superior, pero sinceramente cada vez nos asemejamos más a nuestros ancestros de las cavernas. No iba a empezar por esta disyuntiva, pero en este momento y puesto que hoy es Día de la fiesta Nacional, aparece en la televisión de casa el acto (este año pasado por agua) de la izada de la bandera. Mientras da comienzo, una comentarista de la que ni siquiera sé el nombre (mejor para ella) lanza el comentario “vamos a ver a muchas mujeres desfilar en este día” ¡Por favor, señora, que la próxima reina de España va a ser mujer! Y no soy monárquica, pero me alegro por la princesa Leonor porque si le toca reinar le toca, y la verdad, yo no veo reinando a Froilán o a los jóvenes de Urdangarin. Bueno, a lo que iba, que esta periodista o comentarista debería tener un poquito más de amor propio y valorarse como mujer y no dar a entender cosas como “ojo que hay mujeres en el desfile” ¡Que si queremos igualdad de género y normalizarla estos comentarios machistas sobran! ¡Y vergüenza que los lance una mujer! Y sí, esto es una muestra más de los progresistas, igualitarios, feministas y superiores que somos todos.
Y una vez expuesta la indignación sobre esta cuestión, voy a manifestar lo absurdo del ser humano, en este caso, solo un ejemplo porque de situaciones absurdas nos podríamos jactar y siempre me quedaría corta. Hace unos días recibí una llamada de un compañero ateneísta que, en una conversación que derivó en algunas bromas entre ambos, me indicó que me enviaría un video sobre un acto organizado en Noruega, una carrera de caballos vegana; tal como lo leen ¿Y eso en qué consiste? Se volverán a preguntar. Imaginen, o busquen en YouTube y podrán ver a un grupo de personas en una especie de pabellón (porque en Noruega hace frío) montadas encima de un palo de madera o plástico con una cabeza de caballo, los típicos caballos con los que jugaban los niños suertudos en los años cincuenta o sesenta. Los participantes montados en estos juguetes se dedican a hacer carreras, saltos de obstáculos (si saltos montados en el palo) y demostraciones “equinas”. Y digo yo ¿No sería mejor unirse para reivindicar que se prohíban las carreras con caballos en vez de hacer tal ridículo?
Si buscan las imágenes, el mensaje que estas muestran es muy contrario al del respeto por los animales. La reacción siempre es la misma en todas las personas a las cuales se lo he mostrado, la risa. Eso sí, han conseguido llamar la atención, pero a mi entender de forma equivocada y haciendo el ridículo. Esto no es una muestra de respeto a los animales, es una muestra más del superego de la especie humana camuflada en buenas intenciones que no llegan a ningún sitio. Así nos mostramos respeto entre sí los seres que habitan el planeta, nuestros máximos logros para alcanzar el respeto al parecer son estos. El mundo está loco y sentenciado. El mejor invento de este siglo, dice muchos que es la IA; que otros piensen por nosotros, da igual quién o qué, es la solución. Así seremos más felices, ignorando toda la vida lo tonto que somos y dominados por las máquinas.
No nos engañemos, no somos solidarios, no somos tolerantes, no somos respetuosos, no somos inteligentes, no somos nada porque no sabemos cómo serlo ni nos esforzamos en aprenderlo. No solo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle, no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar y todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano, porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio del Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social. Parte del discurso pronunciado por Federico García Lorca en la inauguración de la biblioteca de su pueblo natal, Fuente Vaqueros (Granada).
Y en eso me temo que nos hemos convertido, en esclavos de una organización social. El mejor homenaje a Quino y Mafalda sería el de llevar sus mensajes, sus ideales y sus esperanzas a todas las escuelas. Gasten el dinero de todos en crear bibliotecas con libros de este genio y de otros autores que se han convertido en maestros y no en semáforos escondidos que no transmiten nada. Si Quino opinará sobre este hecho a través de su personaje Mafalda ¿Qué diría? Creo que pensaría que en algo fracasó cuando en vez de una biblioteca repleta de libros y sabiduría le recordaron con un feo semáforo, un aparato que jamás debió de ser inventado si fuéramos capaces de circular por el mundo correctamente sin necesidad de que nadie nos imponga que hacer en cada momento.
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