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Soy cliente de IKEA. Me gustan sus muebles, su estilo, sus precios. Me gustan sus lemas: ‘Vine por un cojín y me fui llena de inspiración’. Yo asistí a la presentación de IKEA en Jerez cuando inauguraron la tienda en Jerez allá por 2010, ya que nos invitaron a todos los blogueros de Jerez de entonces (estaban en mi anterior blog y se han perdido las fotos). Es más, ahora soy más cliente IKEA porque este verano nos hemos gastado una pasta gansa amueblando el salón. De hecho, estoy escribiendo sobre una mesa con una cajonera IKEA como podeís ver en la foto de arriba.

Pero estoy molesto con IKEA Jerez. Desde hace un tiempo, estamos viendo una fuerte campaña publicitaria sobre el nuevo catálogo de la multinacional sueca que llega a su casa. A casa de los demás porque a la mía no ha llegado. Pensé que tardará aún. Pensé que alguien se lo habría llevado. Porque a mí me gusta ver el catálogo de IKEA. Veo que el catálogo llega a casa de mi padre. A casa de mi tía. A casa de mis amigos en El Puerto. Pero a la mía no. Pues bien, paciencia. Y no es que me vaya la vida en recibir el catálogo. Lo que me molesta es que me llegue el folletito que ven a continuación: Nuevo Catálogo 2016. Ven a recogerlo a tu tienda  IKEA Jerez o descárgatelo en la APP.

O sea que para mí no hay catálogo IKEA. Para mí que soy cliente IKEA, IKEA ha decidido que si lo quiero o que vaya a su tienda o que me pague una conexión a internet y me lo descargue.

PUES MUY MAL SEÑORES DE IKEA, porque resulta que estoy preguntando por toda la zona Sur de Jerez y nadie ha recibido el catálogo. De hecho, algunos, ni el folletito de ‘si lo quieres, ven por él‘ que han dejado en mi buzón.

¿Por qué? Pues no sé la razón, pero me molesta que sea precisamente en la zona Sur donde no llega. De nada sirve, amigos de IKEA hacer una campaña publicitaria, de nada sirve, invitarnos a los blogueros para que hablemos de vosotros, si luego nos dáis la espalda de esa manera. En fin. El que lleve el marketing entenderá por qué lo ha hecho, yo desde luego, no.

Pero una cosa he aprendido de todo esto: que jamás voy a volver a decirle a una tienda que mi código postal es el 11408 en el que estoy muy orgulloso de vivir. Por lo que intuyo, ya sé para que quieren saber nuestro código.

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