El pueblo dice muchas cosas

Las ultraderechas no han ganado las elecciones al Parlamento Europeo, aunque las hayan ganado las derechas ultraizadas por influencia de las ultraderechas: es el proceso de ablandamiento

La sede del PP, tras la noche electoral de las elecciones europeas.
La sede del PP, tras la noche electoral de las elecciones europeas.

El PP habría ganado su plebiscito contra el PSOE. Un plebiscito ilegal, supongo que pensará al escuchar esto la gente con sentido común, y que por la sola diferencia de dos escaños resulta ridículo pretender haberlo ganado. Ni pensar en un Vox que se trae a un muletilla Javier Milei deseoso de cualquier capea donde pueda torear a la luz de la luna; cuando vuelve a nuestra querida Argentina le pone ya en duda hasta la prensa activista de las derechazas y un fiscal le abre una investigación por sus viajes, entre otros el de España. Luego está el festero de los ochocientos mil votos.

La gente tiene prisa, quiere una solución rápida que se pasa la fecha de la serie y luego hay que pagar extra para verla, eso si no la quitaron ya. Las palabras de la campaña lo resolverían todo, se le da el voto al que mejor me lo diga y ya vuelvo a las series que se me va a pasar alguna. La prisa. A løs refrenerøs: la prisa es mala consejera.

Es cierto que a la gente le saturan el entendimiento con la conocida como infoxicación, la intoxicación del entendimiento mediante una avalancha constante de pseudo información, consistente en la repetición hasta la saciedad de una o dos noticias y la multiplicación de mentiras, que amablemente calificamos como bulos. Es el caso del sevillano Alvise, del amurriano Abascal (que el buey es de donde pace) y del orensano Feijóo, al que en los tiempos del barroco lo hubieran calificado de vago y haragán solo por ser gallego, algo que sigue quedando de aquella batalla cultural que dieron contra Galicia Quevedo, Góngora, etc. Pero no le vayas tú a decir al pueblo que lo tienen infoxicado, porque se sentirá insultado y te dirá que tú más. Es difícil, si no tenemos consciencia de lo que nos ocurre, que podamos cambiar para mejor.

Sin embargo, sin triunfalismos, no todo está perdido, aunque se esté perdiendo. Las ultraderechas no han ganado las elecciones al Parlamento Europeo, aunque las hayan ganado las derechas ultraizadas por influencia de las ultraderechas: es el proceso de ablandamiento. Los ultras presionan y sus primos derechistas, para no condenarlos, por temor a perder las elecciones, incorporan la deshumanización de la ultraderecha en su ideología. Es el caso evidente de Los Liberales-FDP alemanes, que cosifican a las personas personificando a la economía: "La economía ama la libertad tanto como tú".

Después de este ejemplo sería ocioso seguir con la CDU, que de conservadora ha pasado a derechona con Friedrich Merz, tras el neoliberalismo tan aclamado de Angela Merkel. Procesos ocultos de deshumanización que alumbran el resentimiento, el sadismo y la crueldad de las ultraderechas. Ejemplo concreto: Javier Milei hambreando al 55% de la población argentina. Pero el pueblo está en las series y en que alguien, no importa quien, los haga a todos príncipes, lo que el mercado les viene prometiendo desde el final de la II Guerra Mundial. Bueno, el mercado. Algo más concreto que el mercado: los grandes almacenes, las grandes superficies, las grandes plataformas de venta online y las agencias de viajes en masa, sin contar con las viviendas turísticas.

Sin triunfalismo, el caso de Thüringen, Alemania, es también demostrativo de cómo funciona lo abstracto y lo concreto. A la izquierda, la urna para las elecciones locales; a la derecha la de las europeas. 27 cargos locales en segunda vuelta. 9 cargos en discusión con la AfD, la ultraderecha alemana. Los 9 cargos que la AfD pierde en duelo con otro candidato. Paradoja para aprender.

Es el mismo caso con las socialdemocracias, dedicadas a acicalarle el peinado al neoliberalismo desde casi siempre. Como si no supiéramos que una sociedad que gana en salarios y en derechos es una sociedad mejor, más libre y más rica en todo. El PSOE se siente ganador, y en realidad es el más ganador de casi todos, pero es el mismo PSOE que ‘dejó la pana de los barrenderos de Madrid y se viste de seda’. Es el PSOE que salió a llorar antes de las catalanas, que volvió a salir a llorar antes de las europeas y del que no vemos acciones legislativas concretas que aumenten la calidad de vida de todøs løs españoles y que mejoren la democracia y abran los ojos del pueblo contra la mentira, el sadismo, la crueldad o el resentimiento.

Los partidos políticos, casi todos, casi, son maquinarias para ganar elecciones y alcanzar el poder: luego se verá. Las ultraderechas más que ninguno, por cierto. Luego vendrán los lloros y los arrepentimientos, como ahora en Argentina, solo seis meses después de la elección de un presidente que publica ilustraciones de sí mismo, como león, devorando a los pobres en plena calle. Para muchos es todavía un chiste, también en Argentina lo decían, que Milei no haría lo que decía, que no podría hacerlo, pero lo está haciendo. El pueblo elegirá democráticamente a su tirano, si antes no lo remediamos.

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