El ayuntamiento de Jerez continúa en su calculado intento de querer controlar y dirigir el movimiento local de la memoria histórica a base de poses de cara a la galería, anuncios más o menos huecos, acciones pequeñas y muy escasamente participativas, dejación y lentitud, incoherencias democráticas, arrinconamiento de las voces críticas, validación de viejas costumbres locales procedentes del franquismo, inacción premeditada en ciertas exigencias de la memoria histórica como la eliminación de los símbolos franquistas de la vía pública (el eterno “estamos en ello”), etc.
Un claro ejemplo de esto que decimos es la sorpresiva y nueva propuesta de erigir un monumento a las víctimas de la represión franquista en el Parque del Retiro. Este monumento, que desde el Movimiento Memorialista venimos reclamando e impulsando desde hace muchos años, fue paralizado por la Junta de Andalucía nada más llegar al poder el PP. Fue la coartada perfecta para que el pastoso ayuntamiento de Jerez paralizara también la cuestión.
Hasta que de pronto, sin que nadie se lo esperara, sin que ni siquiera se tratara el caso en el anodino Consejo Asesor de la Oficina Municipal de Memoria Histórica (que ni hace actas, ni convocatorias formales, etc.), de pronto el ayuntamiento, en una rueda de prensa donde se arroga todo protagonismo, anuncia que está dispuesto a realizar el mencionado proyecto en el Parque del Retiro, en el Paseo de las Delicias, un lugar alejado del centro de la ciudad, sin conexión alguna con los hechos del 36, sin la conformidad de los familiares de las víctimas (a excepción, según parece, del Presidente de la Asociación de Familiares) y sin significación alguna en Jerez para tal fin.
Para nosotros el lugar adecuado del memorial a las más de 400 víctimas mortales del fascismo en Jerez debería ser o bien el Parque Williams o bien, más prioritariamente, el Parque Scout (donde en este momento se están produciendo las catas en busca de los restos óseos de los asesinados). Obviamente, debería dejar de llamarse Parque Scout, pasando a ser Parque de la Memoria Histórica y Democrática, y la calle que atraviesa el antiguo cementerio de Santo Domingo no podría llamarse ya Cádiz Salvatierra (un conocido profesor de instituto pro régimen franquista).
La nueva propuesta municipal de apartar de la vista de todos el recuerdo de los cientos de víctimas del franquismo en Jerez tiene, para nosotros, una clara explicación: forma parte de la insistente estrategia del PSOE de Jerez de no hacer nada en materia de memoria histórica que pudiera incomodar, alarmar, alterar, molestar, a los electores conservadores (que son muchos) de la ciudad. Su opción por los gestos pequeños, escondidos, esporádicos, no participativos, anecdóticos, faltos de significación, edulcorados, fugaces, es conocida:
a) una placa junto al salón de plenos que no habla de concejales “asesinados”, sino curiosamente “represaliados”,
b) unos surrealistas cambios de nombres de calles que han hecho que, por ejemplo, una que se llamaba Comandante Paz Varela pase a llamarse ahora Arturo Paz Varela, como si este cambio cosmético borrara de la memoria la directa implicación de esa persona en el golpe de estado en Jerez,
c) un burocratismo de elefantes que lo posterga todo hasta el infinito (eliminando proyectos como los programas de Memoria Histórica en Onda Jerez),
d) una derogación de honores franquistas a unos gerifaltes de las dictadura pero a otros no (o dejando, sin más, reconocimientos a alcaldes del franquismo, en plena guerra, como Juan José del Junco),
e) una colocación de recuerdos microscópicos de algunos asesinados en lugares que nadie podría localizar ni aunque se esfuerce en ello,
f) un actuar a base de ruedas de prensa como cortinillas de humo para ver si cuela el surrealista “estamos en ello” de siempre y la molicie por bandera…
El PSOE de Jerez está convencido (así es su cálculo electoral) de que no pasa nada con esta plúmbea línea de acción política para descafeinar al máximo la Memoria Histórica y Democrática en Jerez y arrinconar las voces críticas, tachando de “radicales” y “exaltadas” esas voces críticas que exigen dignidad, justicia y no repetición. Se equivoca. Y si consigue algo será dar alas al neofascismo para seguir creciendo.
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