En 1975 se fundó en la ciudad de Nueva York PPS (Projects for Public Spaces), una organización sin ánimo de lucro dedicada a continuar con el trabajo desarrollado por el urbanista William (Holly) Whyte, autor del estudio "La vida social de los pequeños espacios públicos". Al contrario de la corriente de pensamiento habitual White propuso una metodología de diseño basada en la observación de lo cotidiano, método que utilizaron también entre otros Jane Jacobs o Paco Underhill para mejorar entornos urbanos y comerciales.
Para estos urbanistas y sociólogos americanos un estudio empírico puede hacernos llegar a conclusiones sobre porqué unos espacios de nuestras ciudades se usan y otros no. PPS lleva cuarenta años aplicando en sus proyectos lo aprendido a través de la observación y la participación ciudadana, diseñando calles, plazas o parques a través de las necesidades reales de los vecinos, pensando en mejorar la calidad de vida, la integración y la dinamización de los barrios.
La materialización de estos proyectos nos lleva al concepto de "Placemaking", un termino anglosajón que tiene que ver con el reciclaje de esos espacios públicos infrautilizados dotándolos de contenido, la mayor parte de las veces con un presupuesto muy reducido o casi inexistente. La formula es sencilla: revitalizar la ciudad con intervenciones ligeras, asequibles, inmediatas y efectivas.
La experiencia de estos proyectos constata que reactivar la ciudad a través del espacio público ya no es una cuestión de presupuesto, dependiendo mucho más de una estrategia certera por parte de las administraciones y comunidades locales.
Este tipo de actuaciones se han convertido en un fenómeno global, y muchas ciudades han aplicado planteamientos similares a la hora de recuperar entornos urbanos degradados. Uno de los casos más relevantes a nivel nacional es el de Zaragoza con la exitosa iniciativa "Esto no es un solar" dentro del plan integral del casco histórico que recupera solares del centro de la ciudad para el uso público añadiendo temporalmente zonas libres con dotaciones de todo tipo.
Lamentablemente en Jerez no hemos podido ver desarrolladas este tipo de iniciativas urbanas salvo las meramente accidentales o circunstanciales. Véase la foto que tuve la oportunidad de tomar hace un año con motivo del paso de la vuelta ciclista por nuestra ciudad. Donde un simple gesto hace descubrir una plaza que nunca había sido percibida como tal, un lugar para muchos irreconocible sin coches.
Y es que un proyecto de Placemaking puede comenzar así, con un gesto gratuito, con una actitud de aprecio hacia la ciudad y una clara intención por mejorarla actuando de un modo meditado y consensuado sobre el espacio público.
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