Sin lugar a dudas la vida te va guiando y posiblemente las soluciones a los problemas sean más sencillas de lo que parece. Finalizamos noviembre con la noticia del acuerdo histórico para el Parque Nacional de Doñana entre el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y la Junta de Andalucía. En este acuerdo se ha puesto de manifiesto lo importante que es y que puede llegar a ser la práctica de la agricultura ecológica en las áreas protegidas.
Es esencial que la administración entienda que las personas que vivimos en entornos naturales con figuras de protección necesitamos vivir y desarrollarnos, que somos de un lugar exclusivo y privilegiado y que se tiene que proteger, pero que los mayores interesados en proteger nuestras zonas somos los habitantes que habitamos en ellas.
En los espacios naturales protegidos se debe de fomentar el desarrollo sostenible, y esto implica que la sociedad tenga unas condiciones de vida en la que los individuos alcancen sus necesidades y se logre mediante la utilización racional de los recursos y sistemas naturales, y para ello es indispensable utilizar como herramienta la agricultura ecológica.
La agricultura orgánica es una opción para recuperar biodiversidad de especies y ecosistemas. Esta debe promover la conservación de la diversidad de especies dentro de los sistemas agrarios y además mantener la productividad.
El suministro de nutrientes al suelo debe de aplicarse de forma muy controlada, aplicando abono verde, compost o estiércol de primera calidad de ganado extensivo, el control de plantas adventicias de forma mecánica, el uso de la rotación de cultivos, el control biológico de plagas son muchas de las técnicas que se tienen que poner en conocimiento de los agricultores para poder llevar a cabo una reconversión de la agricultura tradicional a una agricultura viva como es la ecológica.
No es lógico pedirle a un agricultor que lleva casi toda su vida cultivando sus tierras que deje de cultivar, pero sí puede ser un acierto explicarle que tiene que cultivar de otra forma distinta a como lo está haciendo y que además debe de ser consciente de los múltiples beneficios que puede tener poner en práctica este tipo de agricultura.
Volviendo otra vez a la administración, no me gustaría acabar este escrito sin pedirles que nos faciliten un poco la vida a las gentes que vivimos en las zonas rurales y que además contamos con figuras de protección, pues sí, es maravilloso vivir en un parque natural, pero sí que es cierto que nuestras inquietudes se ven limitadas o incluso afectadas por la cantidad de trámites burocráticos que tenemos que realizar los ciudadanos para llevar a cabo o mantener nuestros proyectos de vida, pues es cierto que cada vez que se pretende realizar cualquier actividad dentro de un entorno natural protegido como una simple poda de árboles, el mantenimiento de una construcción o la plantación de una chopera, se tienen que tramitar multitud de permisos, los cuales tardan demasiado tiempo. No puede ser que nos limiten tanto a la hora de llevar a cabo proyectos que sin duda son beneficiosos para el entorno.
Las personas que vivimos en aéreas protegidas sabemos el valor que estos lugares tienen y los cuidamos, pero a veces pienso que en las zonas rurales no va a quedar gente para observar la sabina albar, las encinas, el águila perdicera o el águila real. Se está protegiendo al entorno, pero no a los seres humanos que vivimos en él, por lo que creo que la aplicación de la agricultura ecológica en estas zonas es una fórmula que puede funcionar y dar soluciones para poder llegar a un equilibrio que es beneficioso para todos.