Por fin tras largos días y noches de debate en Dubái se ha llegado a un acuerdo calificado de histórico por Al Jaber, presidente de la COP28 y ministro de Industria de EAU y director general de la petrolera estatal ADNOC: "Transitar (transitioning away) para dejar atrás los combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas), en 2050". Tras conocerse el documento final firmado por 197 países, la vicepresidenta tercera del Gobierno de España, y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha dicho: "Han tenido que pasar 30 años para ir más allá de un acuerdo basado en los combustibles fósiles". El enviado de EEUU a Dubái, John Kerry, señaló: "Por primera vez en la historia, una decisión sostenida por todas las naciones llama a una transición para dejar los combustibles fósiles".
"No podemos salvar un planeta en llamas con una manguera de combustibles fósiles", lo dijo en Dubái el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, antes del documento final y añadió: "El límite de 1,5ºC solo es posible si finalmente dejamos de quemar todos los combustibles fósiles". Los ecologistas creen que los acuerdos son insuficientes, aunque ven como positivo la fecha tope de 2050 para los combustibles fósiles. Los científicos señalan que para mantener un clima soportable hay que reducir cuanto antes la producción de carbón, petróleo y gas, y triplicar la capacidad de energía renovable (eólica, solar, hidráulica y geotérmica) para 2030. El último informe anual de Carbon Global Project, señala que: En este 2023 que concluye, el CO2 que genera el carbón aumentará un 1,1%; el que genera el petróleo un 1,5%,y el del gas, un 0,5%. Desde 2005, China emite el 30,7% de emisiones GEI, seguida por EEUU (13,6%); India (7,6%); la UE (7,4%); Rusia (4,4%) y Japón (2,8%). Las emisiones de China crecerán en este 2023, un 4% y las de India, un 8,2%, mientras que las de EEUU bajarán un 3% y las de la UE, un 7,4%.
La COP28 se ha celebrado en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, un país del Golfo Pérsico, en el que en torno al 30% de los ingresos económicos provienen del petróleo. La Cumbre ha estado presidida por el sultán Al Jaber, ministro de industria de EAU y consejero delegado de la empresa nacional de petróleo y gas de EAU, quien declaró que "no existe un respaldo científico que avale que para cumplir el acuerdo de París de 2015 sea necesaria la eliminación progresiva de los combustibles fósiles" y apostillaba que prescindir de los combustibles fósiles sería como "volver a la era de las cavernas". Más tarde ante el revuelo, señaló a los medios por malinterpretar sus palabras, y dijo que "es inevitable y esencial la reducción y eliminación progresiva de los combustibles fósiles".
El artículo 6 del Acuerdo de París establece que los países pueden cooperar para reducir las emisiones de GEI con mecanismos de mercado de carbono y transferencia de tecnologías. Los países se comprometen a presentar sus aportaciones cada cinco años para cumplir con los acuerdos de París. En 2025 se presentará el último informe. En Dubái se ha aprobado invertir 792 millones de dólares para el funcionamiento de un Comité de Transición (24 miembros), para ayudas a los países más vulnerables afectados por el Cambio Climático. El artículo 7 del acuerdo de París señala que hay que aumentar la capacidad de adaptación al Cambio Climático, fortalecer la resiliencia y reducir la vulnerabilidad. Las discusiones más intensas en Dubái se han centrado en dos cuestiones: eliminación progresiva del consumo de combustibles fósiles y/o eliminación de todos los combustibles fósiles, de acuerdo con los informes científicos disponibles. Las expectativas que se abren con la celebración de estas Cumbres sobre el clima, son muy altas, aunque luego los resultados sean pobres, o no se alcancen acuerdos de mayor compromiso ante el mayor problema que tiene el futuro de la Humanidad.
La transformación de los sistemas alimentarios forma parte de la agenda climática global. El agua como recurso escaso ha tenido su protagonismo en Dubái. Un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen del sector agrícola y ganadero. Sequías e inundaciones cada vez más severas amenazan a los cultivos y pastos. El 75% de la cadena de producción alimentaria global se ha comprometido a transformar la actividad adaptándola a las nuevas exigencias del clima y ofrecer seguridad alimentaria. Más de 150 países se comprometen en esta dirección aunque los 3.100 millones de dólares movilizados son insuficientes para adaptar la agricultura y la ganadería. Hay que reducir el índice de desperdicio alimentario. La FAO denuncia que cada año se desperdician 1.300 millones de Tm de comida, el 45% de las frutas y vegetales que se cosechan se desperdician, mientras 832 millones de personas pasan hambre en el mundo. Más de 155 millones de niños menores de 5 años, sufren desnutrición crónica.
El profesor José Esquinas, doctor ingeniero agrónomo que trabajó durante 30 años en la FAO en el Comité de Ética, señala que tenemos los recursos productivos necesarios para alimentar a una población de 12.000 millones de personas, hoy somos algo más de 8.000 millones. Según la FAO, la agricultura usa el 70% de los recursos hídricos. En Dubái la Ministra de medio ambiente de Brasil, ha dicho que "algunas cuencas se están tornando en semiáridas y esto tendrá consecuencias sociales y económicas drásticas".
También en Dubái se ha aumentado el compromiso con los Océanos. Los Océanos absorben el 25% de las emisiones de CO2 y capturan el 90% del calor adicional generado por las emisiones de GEI. Mares y océanos se están calentando y desoxigenando, se acidifican afectando a numerosas especies marinas y el nivel del mar está subiendo poniendo en peligro la existencia de vida en numerosas islas y archipiélagos, como la isla de Nauru en el Pacífico Sur con 13.000 habitantes, o la isla de Tonga, o las islas Kiribati, entre Hawai y Australia, en la Micronesia, con 110.000 habitantes. lo recojo en mi libro "S.O.S. Emergencia climática", (Utopía libros, 2020). El acuerdo central alcanzado en Dubái, poniendo fecha en 2050 para que las energías provenientes de combustibles fósiles, supongan cero emisiones es esperanzador, aunque nos tememos que esos objetivos serán difíciles de alcanzar. El futuro de la Humanidad está en peligro si no se acometen con firmeza los planes para frenar el calentamiento. Las futuras generaciones sufrirán si no nos ponemos manos a la obra a descarbonizar la economía y a acometer la revolución de las energías renovables, dejando atrás los combustibles fósiles