"Es una incongruencia hablar maravillas de la Ganadería Extensiva mientras se le priva de gran parte de las Ayudas Básicas a la Renta que llegan desde Bruselas". La Fundación Savia viene observando, desde hace tiempo, con mucha preocupación los grandes elogios que, por un lado, se le dedican a la Ganadería Extensiva desde la administración (por los extraordinarios servicios medioambientales que prestan a la sociedad), mientras que, sin embargo, por otro lado, se desvía una buena parte de las Ayudas Básicas a la Renta de la PAC, desde los pastos hacia otros tipos de cultivos y producciones que no cumplen como ellos los objetivos climáticos y medioambientales que persigue la Unión Europea, a través de la PAC y el Pacto Verde Europeo.
Esa preocupación que embarga a la Fundación Savia desde hace muchos años se ve incrementada día tras día cuando en las frecuentes reuniones que mantiene con los ganaderos de extensivo contrasta el nivel de desamparo y abandono en el que se encuentran estos sufridos conservadores del entorno natural, que soportan atónitos una discriminación sin precedentes en el injusto reparto que España hace de la principal Partida presupuestaria de la PAC, correspondiente a la Ayuda Básica a la Renta (53,6% del total de los Pagos Directos), que además está destinada precisamente a evitar que haya casos como el de la ganadería extensiva, en el que numerosas familias rurales tengan que cerrar sus explotaciones y abandonar sus campos, para que al final termine ardiendo lo que ellos han cuidado y mantenido durante muchas décadas para constituir nuestro extraordinario Patrimonio Natural.
Partiendo de la base de que no puede considerarse que haya Ganadería Extensiva sin la existencia de Pastos (unidad medioambiental de pastoreo), nos hacemos las siguientes preguntas: ¿Cómo es posible que nuestro Plan Estratégico Nacional no incluya en la PAC la protección integral de los Pastos, al igual que han hecho los demás países miembros de la Unión Europea?
¿Cuál es la razón para que la PAC en España los considere marginales y les adjudique una Ayuda Básica a la Renta (55 euros/hectárea) que es tres veces inferior a la que reciben de media los Pastos de los ganaderos de extensivo italianos, franceses, griegos o portugueses (170 euros/hectárea)?
Un claro ejemplo de la incongruencia que existe entre lo que se dice, por un lado, y lo que se hace, por otro, lo tenemos en el siguiente HECHO: en febrero de 2015, el Ministerio de Agricultura publicó un Informe titulado: “Resultados técnico-económicos del ganado ovino de carne en Andalucía, Aragón, Castilla y León, Extremadura y Navarra”. En él se demuestra que, en aquellos momentos, los ganaderos de extensivo de ganado ovino estaban perdiendo ya hasta 37,33 euros por oveja y año, y se concluía el estudio diciendo que la única forma de poder evitar el cierre de estas explotaciones ganaderas era mejorando las subvenciones que estaban recibiendo de la PAC.
Pues bien, 8 años después, no solo no se ha mejorado la situación de pérdidas ruinosas de estos ganaderos, sino que se ha empeorado gravemente. Hasta tal punto es así que, actualizando los datos de las cuentas de explotación, hechas por el Ministerio, las pérdidas de este sector están alcanzando ya los 50 euros por oveja y año. Con el agravante de que, mientras esto ocurría, se ha modificado la PAC dos veces (2016 y 2023) y en lugar de aprovechar cualquiera de estas dos oportunidades de Reforma para mejorar la crítica situación de la Ganadería Extensiva, lo que se ha hecho es profundizar aún más en su ruina, creando artificialmente para ello una serie de numerosas e injustificables Regiones Agrarias (50 primero y 20 después) en las que se penaliza a los Pastos Permanentes, concediéndoles en primer lugar muchos menos Derechos Básicos (25%) de los que en justicia les pertenecería (50%) y, en segundo lugar, disminuyéndole además gravemente el importe de los Pagos Compensatorios que deben recibir por hectárea pastoreada, hasta dejarlos en una Ayuda Básica a la Renta casi tres veces inferior a la que cobran sus compañeros agricultores.
La realidad es que, a día de hoy, existen muchos ganaderos de extensivo que, si quieren hacer el pastoreo racional y el uso adecuado de la Dehesa que se les pide, empleando la carga ganadera apropiada para su mantenimiento y conservación, le van a perder más de 50 euros por cada oveja reproductora que tenga en su explotación o, lo que es lo mismo, las explotaciones ganaderas extensivas, bien gestionadas medioambientalmente, están perdiendo 150-200 euros/hectárea de Pastos adecuadamente manejada. Pérdidas que se han convertido ya en estructurales, y forman parte intrínseca de la ganadería extensiva española (independientemente de la crisis coyuntural que atraviesa el sector agrario actualmente). Perdidas, que no desaparecerán mientras España no asuma que el ganado extensivo que está pastoreando adecuadamente los abundantes Pastos del territorio nacional, realiza una labor climática y medioambiental (que hay que pagarle al ganadero con fondos directos de la PAC) que es mucho más importante para la población que el valor que alcanza su extraordinaria carne/leche en el mercado actual, impregnado de una deslealtad comercial que no es propia de un buen Estado de Derecho.
Señores representantes de la administración y del sector ganadero, por favor, para defender la industria cárnica española, no hagan uso en sus intervenciones públicas, tan enfáticamente, de los efectos positivos que tiene este tipo de ganadería para el medioambiente, y de la extraordinaria labor social que hacen estos ganaderos en las zonas más despobladas y desfavorecidas de nuestro país, hasta que se les haya restituido en justicia la Ayuda Básica a la Renta para la Sostenibilidad que se les está escamoteando, maltratando económicamente sus Pastos.
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