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Hermandades y cofradías del medio rural

Estas personas han unido voluntades con un fin de preservación, y realizan y participan en actividades

31 de mayo de 2025 a las 09:25h
El Dornillo, una hermandad en Jaén.
El Dornillo, una hermandad en Jaén.

El ser humano es un ser social por naturaleza, necesita de otros seres afines para relacionarse; por ello siempre ha tendido a congregarse de diferentes formas, buscando crecer, mejorar, aportar a la sociedad de la que forma parte.

Según nos indica la RAE, se define la palabra hermandad, en su segunda acepción, como “unión de voluntades” (me he quedado con la segunda, aunque varias de las 8 que aparecen podrían servirnos también).

Esta unión de voluntades, aunque con esa palabra, hermandad la hemos relegado en nuestra mente con una connotación específica y concreta, en la sociedad tiene muchas más vertientes (palabras) que quizás no relacionemos: ateneo, asociación peña, sociedad, club, agrupación, círculo, gremio, cofradía, etcétera.

Hoy en día, las actividades que conllevan estas palabras no las concebimos sin una formalización administrativa, pero quizás hay veces que no es necesario un documento para que unas personas se junten y una tarde, en una casa de alguien charlen sobre un libro tomando algo, o queden para jugar un partido de algún deporte, realizar alguna manualidad, o intercambiar alguna receta o cocinarla.

En el Medio Rural, a pesar de lo importante que es a veces para las administraciones y para los censos y estadísticas oficiales (y para que den subvenciones para realizar actividades), es más importante las voluntades de las personas que participan y el hecho de encontrarse y compartir, si importar en demasía la burocracia.

Tomemos como ejemplo algo que hemos mencionado anteriormente, intercambiar, recetar o más bien cocinarlas; cocinar, comer, alimentarnos; algo que si tenemos la suerte de vivir en los tiempos actuales en un país de los denominados desarrollados, podremos hacerlo 3 veces a día con relativa normalidad.

En la imagen, una finca de olivos.
En la imagen, una finca de olivos. MANU GARCÍA



Habitualmente esa acción ha sido realizada, no en los tiempos actuales, pero sí en el pasado, principalmente por las mujeres, que ha sido y son las principales transmisoras y guardianas de este conocimiento, un patrimonio inmaterial de un valor que no hemos puesto en valor como se merece hasta hace muy poco y por el que todavía queda mucho por hacer.

Gracias a las mujeres del medio rural, nuestras bisabuelas, nuestras abuelas y madres, que han mantenido viva una tradición culinaria mediante la transmisión oral, compartiendo entre ellas como elaborar comidas con los alimentos que tenían, con los que les daba cada estación y como podían conservar para cuando no había esa disponibilidad.

Por esta labor, hasta hoy nos han llegado recetas como la alboronía, una receta de origen andalusí que se sigue consumiendo en una parte importante de Andalucía. Guiso exclusivamente elaborado con hortalizas y legumbres, y que para los tiempos actuales, es totalmente válida para las personas que ha decidido optar por una alimentación vegetariana o vegana.

También podemos mencionar los gazpachos manchegos, aunque en Jaén se les puede conocer como galianos, receta compartida entre los castellanomanchegos y los jiennenses por la estrecha relación que mantienen, territorial, cultural, etc. Un guiso elaborado con trozos de torta manchega acompañados con trozos de carne que suelen ser de caza menor.

Este patrimonio inmaterial, afortunadamente hasta ahora, ha estado conservándose transmitiéndose de persona en persona, pero además de un tiempo a esta parte hay entidades que han tomado conciencia de su importancia.

Aquí recuperamos algo de lo mencionado arriba, y es la formalización administrativa en determinados casos, por parte de ciertas personas que determinan que ese patrimonio no debe perderse. Y aprovechando una de las palabras mencionadas para el concepto de “unión de voluntades” hablemos de las cofradías gastronómicas. Ellas se están encargando de publicar, mantener y divulgar todas esas recetas para que no sean olvidadas.

Cofradía, otra palabra que en la actualidad tiene una connotación en nuestra mente diferente a la acepción que la RAE nos muestra.

Estas cofradías gastronómicas dedican un gran esfuerzo a preservar, mantener, promocionar, dar a conocer la riqueza del patrimonio gastronómico tradicional que el medio rural atesora, ya que no únicamente es comida, es antropología, es sociología, es cultura.

Permítanme mencionar aquí a la Cofradía Gastronómica “El Dornillo”, de Valdepeñas de Jaén, y a su presidente Juan Infante, como representante de tal, y a todos sus integrantes. Estas personas han unido voluntades con un fin de preservación, y realizan y participan en actividades para tal fin. (Si son tan amables, busquen lo que es un “dornillo” y pueden que comprendan el motivo del nombre de esta ”maravillosa unión de voluntades”)

Hoy en día cuando vamos a realizar una excursión, planeamos unas vacaciones, organizamos una reunión familiar en el medio rural, si lo piensan, buscamos comer lo que no comemos en nuestros hogares habitualmente. Vamos algún restaurante, bar o venta y pedimos la carta, y si hacen un acto de memoria, lo más habitual es que esa carta sea casi una copia una de otra, muchos platos coinciden, mismos cortes de carnes a la plancha o a la brasa, mismos pescado a la plancha o fritos, mismos vinos de ciertas zonas que no son donde está situado el restaurante, postres “caseros” con nombres muy elaborados, etc.

Les agradecería enormemente, que en un acto de conciencia, cada vez que puedan, que vayan a comer al campo, a la sierra, al pueblo, revisen bien la carta, y pregunten a la persona que les atiende; pregunten por las comidas, guisos y preparaciones más típicas; no, pregunte ¿qué nos recomienda?, pregunte. ¿cuáles son las comidas típicas de la zona en esta época?, ¿cuál es el vino de la comarca?, ¿qué postre habéis hecho aquí?

Cada vez que hagamos esto, estamos manteniendo, no únicamente un patrimonio cultural inmaterial de las zonas del medio rural, estamos potenciando la economía local, los productos de cercanía, al pedir comidas elaboradas con alimentos cercanos y temporada potenciamos una economía más resiliente y fijada al territorio.

Unamos nuestras voluntades por el Medio Rural.

Seamos Hermandades y Cofradías del Medio Rural.

P.D.: Quiten de su mente las connotaciones y lean el diccionario de RAE más a menudo.

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