En la actualidad hay una dependencia continua de la tecnología que pasa desde los móviles, los coches eléctricos a los aerogeneradores. Esta sociedad súper tecnificada necesita de varios factores, pero hay dos que son claves, las materias primas y los desechos. Estos dos aspectos siempre han tenido una relevancia clave y desde que se instauró en la economía la obsolescencia programada los desechos son tan importantes como las materias primas.
En la actualidad en el Campo de Montiel está instalándose otra vez el debate de las minas de Tierras Raras; y es que la misma empresa que quiso que la Administración le concediera los derechos de explotación de los proyectos mineros de Matamulas y Rematamulas en Torrenueva, que se resolvió en el TSJ de CLM con la denegación del proyecto, vuelve con otro llamado Neodimio unos kilómetros más al Este, en los términos municipales de Torrenueva, Santa Cruz de Mudela y Valdepeñas.
Recientemente, he escuchado varios reportajes periodísticos de investigación sobre el caso que nos ocupa, pero todos desde el mismo punto de siempre. Desde el punto de vista geoestratégico, económico, sacrificando una zona con un alto valor ecológico.
A mi juicio el debate se está motivando desde el punto de vista de una economía creciente, basada en obtención de materias primas lo más barato posible, una elaboración de productos los más económicamente posible pudiéndose externalizar la producción en terceros países con salarios bajos y un consumo desbocado para que todo se pueda medir en un aumento del P.I.B. Esto es: manera vieja, todo cambia para que nada cambie.
En el debate social se obvia el fin de los recursos fósiles que en lo subliminal sí que se da por sentado, sino por qué esa insistencia de las autoridades europeas en explorar recursos mineros dentro de las fronteras de la UE y explotar una mina de Tierras Raras donde la sociedad está teniendo un fuerte rechazo que es al final la que va a convivir con esa actividad altamente contaminante, en este caso en el Campo de Montiel.
La pregunta interesante es saber como de limpia es la nueva energía y la nueva tecnología si para obtenerla tenemos que tener estas minas abiertas con el consiguiente impacto medioambiental, social, económico y sobre la salud de los habitantes que recae esta actividad, cuando, por otro lado, tenemos un consumo de aparatos móviles que tenemos que renovar constantemente porque dejan de ser útiles. España genera 19,6 kg de residuos al año, Desechos que en vez de reciclar solemos mandar a países pobres en forma de basura tecnológica que mandamos a África y la razón supongo que será por dinero… más viejas maneras.
Las nuevas maneras son admitir cuanto antes que las economías occidentales hemos sobrepasado la biocapacidad del planeta. Que ha llegado el fin de los recursos fósiles y con ello los modelos de crecimiento económico basados en cuantificar el PIB de los países. Que debe haber un debate sobre el decrecimiento, esa palabra que hace unos años era tabú y hoy está cada vez más en las opiniones de expertos. Que debe haber un decrecimiento ordenado y donde los que más tienen deben decrecer en favor de los que menos tienen. Las nuevas formas deben ser diferentes a las viejas maneras, debe ser participativo con la ciudadanía, lo contrario nos puede llevar a un decrecimiento desordenado. La sociedad civil tiene la obligación y el derecho de exigir ese debate y ser partícipe.