Valorizar sus producciones para conservar la gallina utrerana

Esta raza aviar autóctona en peligro de extinción ha llegado hasta nuestros días conservada por la pasión de unos pocos criadores

Pedro González

Ingeniero Agrónomo y profesor en la Universidad de Sevilla

Gallina Utrerana.   AYUNTAMIENTO DE UTRERA
Gallina Utrerana. AYUNTAMIENTO DE UTRERA

Los pasados 20 y 21 de enero se celebró en Utrera el II Seminario sobre la gallina utrerana, magníficamente organizado por el Ayuntamiento de la localidad y por la Asociación Nacional de Criadores de la Gallina Utrerana. Contó con la intervención de un nutrido elenco de oradores que abordaron diversas facetas relacionadas con la situación, cría, investigación y valorización de este interesante recurso del patrimonio ganadero autóctono.

La gallina utrerana es un ejemplo palpable de cómo los ganaderos desarrollan dos labores esenciales: crear y hacer llegar hasta nuestros días los recursos zoogenéticos que sustentan la avicultura. Fue un avicultor de Utrera, Don Joaquín del Castillo, quien creó la raza en los años 20 del siglo pasado en su finca Santa Matilde, recabando en haciendas del entorno gallinas con buena capacidad de puesta y que, tras una labor de selección por producción huevera y en la que fijó las cuatro variedades de pluma (Blanca, Franciscana, Negra y Perdiz), llevó a la raza a ser reconocida en las Exposiciones Nacionales de Avicultura de la segunda mitad de la década de 1940 y a lograr una puesta de 180 huevos anuales que la situó al nivel de otras razas habituales en la avicultura de producción de la época, como la Castellana Negra.

La época de esplendor de las gallinas utreranas en lo que respecta a su uso productivo duró relativamente poco, pues fueron desplazadas de la avicultura comercial con la difusión de las razas y estirpes de ponedoras selectas foráneas, como la Leghorn Blanca a partir de la década de 1950 y la ponedora rubia alguna década más tarde, que eran más productivas. La gallina utrerana quedó entonces relegada esencialmente a la cría de traspatio para autoconsumo y mantenida por criadores amantes de su belleza. Y son estos criadores quienes han realizado esa segunda labor esencial, impagable, que es hacer llegar este valioso recurso del patrimonio avícola hasta nuestros días y cuyo tesón logró que se incluyera en 2006 en el Catálogo Oficial de Razas de Ganado de España.

Como se puso de manifiesto en una de las charlas del Seminario de la gallina utrerana mencionado, las aves que han llegado hasta nuestros días han perdido los elevados niveles de puesta que alcanzaron en su día, al haberse abandonado su selección por productividad. Dependiendo del linaje que mantiene cada criador y de la variedad, la producción anual por gallina se encuentra hoy en día en el rango de 95-120 huevos, que es, prácticamente, la producción media de la población fundacional de la que partió Don Joaquín del Castillo para iniciar su meritoria labor de creación y selección de la raza.

Ante esta vuelta a la casilla de salida, en lo que a producción huevera se refiere, cabría hacerse varias preguntas: ¿es posible realizar mejora genética de la gallina utrerana para recuperar sus niveles de puesta históricos?, ¿merecería la pena? y ¿qué pasos son necesarios y qué obstáculos habría que salvar?

A la primera pregunta, ¿es posible recuperar por mejora genética unos buenos niveles de puesta?, podemos responder con un rotundo sí. Hay ejemplos exitosos en otras razas autóctonas de gallinas, como la Prat Leonada, la Penedesenca Negra y la Ampurdanesa Roja, que en el marco de experiencias de mejora (publicadas por Capdevila y colaboradores en 2000) lograron incrementar el número de pollitos por gallina desde 102-118 hasta 140-163, según la raza, en sólo 15 años. Una labor de mejorar similar permitiría incrementar la producción anual de huevos en la raza utrerana. Además, la gran variabilidad genética que muestra esta gallina es una condición favorable para lograrlo, pues a mayor variabilidad genética, más fácil es aplicar una presión de selección más o menos intensa escogiendo como futuras reproductoras las aves más productivas.

A la segunda pregunta, ¿merecería la pena mejorar la gallina utrerana para incrementar su puesta?, cabe responder también afirmativamente. Actualmente la cría de esta raza aviar se mantiene para autoconsumo y como ornamental, para participar en los concursos morfológicos que suelen tener lugar en las ferias del ramo. Pero la mejora de su productividad en términos de puesta de huevos permitiría utilizarla de manera rentable en sistemas productivos alternativos a escala comercial, como la producción campera y la producción ecológica certificada. Baste pensar que si, mediante mejorar genética, se lograse una población de gallinas Utreranas que alcanzase puestas como las de su época de esplendor productivo (unos 180 huevos) se situarían al mismo nivel de producción que otras gallinas de genética selecta utilizadas en avicultura alternativa, como la Ponedora Negra (también conocida como Shaver, en honor al genetista canadiense que la seleccionó), que en régimen ecológico y sin suplementación artificial del fotoperiodo produce unos 185 huevos anuales en alguna granja andaluza.

A la tercera pregunta, ¿qué pasos son necesarios y obstáculos habría que salvar para llevar a cabo una mejora por producción huevera de esta raza?, cabría responder que el paso más relevante es que alguna institución de investigación o desarrollo tecnológico acometa un proyecto de mejora ad hoc. Hay un par de iniciativas interesantes al respecto. La primera la lleva a cabo el INIA desde 1975, mediante un Programa de Conservación de Zoogenéticos, en este caso aviares, que incluye a la Andaluza Perdiz y Andaluza Franciscana. La segunda la lleva a cabo desde 1998 el Centro Agropecuario Provincial de la Diputación de Córdoba, que también mantiene un programa de conservación de la gallina utrerana. Aprovechar algún programa de estas características, u otro ad hoc creado por alguna otra institución, para seleccionar una población mejorada por productividad huevera y transferirla a los avicultores interesados permitiría el uso de la raza en sistemas alternativos rentables comercialmente.

En una de las mesas redondas celebradas en el mencionado Seminario de la gallina utrerana, varias de las preguntas de los criadores allí congregados apuntaron a cómo salvar los obstáculos con los que se encuentran a la hora de comercializar los huevos que obtienen en sus pequeños criaderos. El primero de ellos es el relativo a las exigencias legales derivadas del registro de sus criaderos como granja que permita la comercialización de los productos, para lo que hay que atenerse a lo establecido en el Real Decreto 637/2021, que exigiría que el criadero se registre, al menos, bajo la categoría de “Explotación reducida”. Ello comporta una cierta burocracia y controles zootécnico-sanitarios, sobre los que los criadores pueden pedir asesoramiento en la Oficina Comarcal Agraria de su zona. 

El segundo de los obstáculos o barreras a salvar por los criadores de la gallina utrerana interesados en esta faceta es cómo promocionar los productos de la raza y generar demanda de los mismos entre los consumidores. Y la clave es valorizar esta gallina y sus productos de manera ligada al territorio. Es decir, dar a conocer la raza y sus huevos y carne a través de la presencia en ferias avícolas (como la Feria de la gallina utrerana) y agropecuarias, así como en eventos gastronómicos locales y regionales. Y, además, atraer al consumidor al territorio natural de la gallina Utrerana, mediante la inclusión de sus huevos y carne en la carta de los restaurantes de la zona o la organización de visitas del público a los criaderos, donde como forma de turismo rural activo puedan conocer cómo se cría la raza y comprar los huevos e incluso aves directamente a los criadores.

Se cuenta ya con la herramienta promocional “Logotipo Raza Autóctona 100%”. Otra idea sería crear un consorcio entre los criadores interesados para comercializar y promocionar en común sus productos. Y estas acciones de valorización en el territorio, de las que hay buenos ejemplos en otras producciones agrícolas y ganaderas, podrían ser impulsadas, facilitadas y dinamizadas por agentes interesados en la raza, como la propia Asociación Nacional de Criadores de la gallina utrerana, el Ayuntamiento de la localidad o la Consejería de Agricultura de Junta de Andalucía, cada uno en su ámbito de competencias y dentro de las posibilidades de sus propios recursos. Y con el apoyo de las instituciones de investigación que, a demanda de las necesidades de los criadores, se impliquen en aportar conocimiento científicamente validado sobre la raza y sus productos.

De esta manera, en paralelo a la conservación de la gallina utrerana como recurso zoogenético autóctono, por su belleza y para participar en los concursos morfológicos, se podría valorizar también como una actividad avícola comercial o complementaria a través de la venta de sus productos por aquellos criadores que deseasen explorar esta otra vía con sus aves, logrando un complemento renta.

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