Este lunes está toda España conteniendo el aliento. No es el arte de dimitir el que debe preocupar en España tanto como el de zaherir. Si hubo una dimisión ejemplo de todas las dimisiones fue la de Mónica Oltra. Resulta que Oltra era inocente y fue expulsada con malas artes por las derechas arteras españolas acompañadas de una muchedumbre que gritaba “vivan las cadenas”. Sí, la ingeniería neoliberal ha logrado modificarle a esa muchedumbre el significado de cadena por el de libertad. Los liberales alemanes han sido incluso capaces de cambiarle a la economía su naturaleza para convertirla en una persona que comprende, siente y padece: “La economía ama la libertad como tú”, es su lema de campaña para las europeas. Que haya gente que se lo crea es el problema. Pudiera ser que todo esté perdido y que toda esa muchedumbre que consume telebasura entre papa frita y papa frita termine entregando el poder a los mentirosos que prometen devolver a España a su grandeza del Siglo de Oro, perdida hace mucho tiempo e imposible de recuperar. Miren, China lo tiene ya todo controlado.
Por supuesto que las ínfulas de grandeza nacionales dirán que no se negocia con comunistas y que no se comercia con China. Ya lo hizo el Gobierno de Milei, de quien tan amigas son las derechazas españolas. Ahora mismo, la cancillera argentina está negociando en China todo lo habido y por haber; veremos hasta dónde transige China después de tantos insultos y destratos. Ocurrió lo mismo, con la misma cancillera y el mismo Milei en Brasil. De momento, Brasil, tan necesario para Argentina, y no al revés, no responde, después de que Milei hubiera sembrado mentiras, insultos y afrentas contra Lula y Brasil, tachándolos de comunistas.
En España estamos en lo mismo. Para esas derechas arteras, su prensa acólita y sus muchedumbres-tele-basura, el actual Gobierno de España es comunista, o lo que toque decir que sea, con tal de derribarlo, derrocarlo y ponerse en el poder la bandería de los ladrones. A esa muchedumbre le indigna un caso de corrupción que inmediatamente es combatido en los partidos de izquierdas. Los miles de casos de corrupción en los partidos de derechas son casos consustanciales con la naturaleza humana y se aceptan y se vuelve a votar a los ladrones, como decía Julio Anguita.
Todo vale para unas derechas, su prensa acólita y sus muchedumbres-tele-basura, que se llenan la boca de moralina y las manos de dinero ajeno. Vale todo, acosar con jueces conocidos o amigos, con prensa acólita. Hoy un diario acusa a Pedro Sánchez de falta de elegancia por no haber dimitido todavía y pone por ejemplo a António Costa, jefe del Gobierno de Portugal, que dimitió. Lo que ese diario omite en su titular es que Costa quedó libre y sin culpa, porque en realidad la causa que le armaron las derechas portuguesas era trucha, mentira. Pero las muchedumbres-tele-basura están en otras cosas.
España cambiaría hoy un poco si Pedro Sánchez permaneciera en el Gobierno, pudiera permanecer en el Gobierno y hubiera un gran pacto de las fuerzas progresistas en el Congreso contra la mentira y la desvergüenza. Es cierto, las muchedumbres-tele-basura no van a alfabetizarse políticamente tan rápidamente: nos lo advertía Ibsen en “El enemigo del pueblo”, luego llegó el nazismo y se confirmó.
Los niveles de manipulación que se ejercen sobre las muchedumbres sin una cultura política que les permita comprender lo que realmente ocurre son mucho más que preocupantes. La pérdida de los valores éticos más elementales es inquietante. El resentimiento de las clases tradicionalmente dominantes es ilimitado. Sin embargo, es curioso que casi siempre, casi todas las dictaduras, terminan ante un juez y condenadas con sus colaboradores más relevantes.
Parecería que no queda otra oportunidad que dejar que todo se vaya al desastre para volver a empezar. Sé que no lo comprenderán, porque ni siquiera se consideran muchedumbres-tele-basura a sí mismas, pero esas muchedumbres serán las que paguen, incluso con sus vidas, las consecuencias de las dictaduras que ellas mismas aclaman. En Argentina, muchos de los que votaron a Milei están pasando hambre, el hambre que aumentó enormemente desde que llegó Milei. En España será lo mismo con las derechas, aunque esas muchedumbres tienen una vida algo mejor con los últimos gobiernos.
La clave, creo que no hay otra, es que este Gobierno sea razonable, siga y haga una verdadera política social sin rasgos de neoliberalismo.
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