¿Os podéis imaginar el show para montar al bebé en el ascensor con su cochecito y mi silla de ruedas? Esto amigos y amigas, es un pequeño relato, de un parapléjico amo de casa.
Ser amo o ama de casa es duro, muy duro, y toda persona que lo sea, sabe de lo que hablo. Es más duro que una jornada laboral fuera de casa en cualquier oficina o empleo. Yo, por circunstancias de la vida, hace cuatro años me quedé parapléjico en un quirófano. Siempre he tenido un empleo, un oficio, muchas horas fuera de casa, y cuando llegaba a casa, también hacía las tareas ya que al estar en pareja hay que compartir.
Bien, mi experiencia de ser "amo de casa" con dos hijos y parapléjico, no voy a decir que sea fácil. Mi hija mayor va a cumplir 10 años, y el pequeño tiene 5 meses. ¿Os imagináis que show, verdad? Puede ser que os lo podáis imaginar, pero no llegáis a saber lo duro que es para mí o para cualquier persona con dificultades.
Mi hija mayor, necesita unas atenciones, el pequeño muchas más ya que necesita comer cada tres horas, cambio de pañales, estar con él si llora mucho, y cambiarlo cada dos por tres porque echa mucha leche o vomita.
Tengo mucha suerte de estar vivo ya que estuve al borde de la muerte por una cagada en un quirófano.
Cambiar al bebé y bañarlo para mí es todo un show ya que no me levanto, entonces todo se complica, parece que venga la tercera guerra mundial, pero no, hay que mantener la calma y el orden prevalece ante los nervios. Es muy importante hacer las cosas ordenadamente y cuando el bebé duerme, tenerlo todo preparado para cuando se despierte, todo ello yendo despacio con la silla porque las ruedas en el piso hacen ruido al girar y lo puedo despertar.
Mientras voy haciendo todo eso mi hija mayor me reclama para echarle una mano en los deberes. Le echo una mano con las cosas de su hermano en la mano y vuelvo a liarme con lo del bebé (con cuidado porque sólo tengo dos manos y llevo cosas encima y tengo que manejar la silla)
Oigo llorar al bebé, se despertó y lo tengo todo a medias, si mi hija mayor lo coge tengo que acabar rápido porque ella tiene que acabar deberes. Acabo todo, cojo al bebé, le quito ropa rápido que el agua se enfría, y el bebé tiene que bañarse con una temperatura adecuada entre 36° y 38°.
Cuando ya he acabado de bañarle, hay que hacerle el biberón ya que está como una fiera porque lo has bañado y tiene hambre, rápido haz el biberón, él llora a grito pelado, mientras de lejos le voy calmando. Bien, el peque se ha dormido comiendo, y mi hija mayor se tiene que ir con su mamá, es hora de despedirla hasta el próximo día.
Ya con mi hijo pequeño solos, me dispongo a hacer algo de cena, sin ruidos, y cada minuto mirando si el peque está bien, llora, o se ahoga. Mientras voy a buscar ropa al cubo y pongo la lavadora. Intento barrer y fregar lo que puedo (recordad que voy en una silla de ruedas)
Cuando ya he acabado, a trompicones, porque el bebé se despierta, ceno como puedo y espero que llegue la mamá del bebé para que me pueda duchar, sondar (porque no puedo hacer pipí por mi voluntad), y cuidarme un poco ya que estar en una silla de ruedas acarrea muchos problemas. Muchas noches el bebé no te deja dormir, por varios motivos, pipí, caca, pesadillas, o no se encuentra bien y necesita de los papás, pues hay que levantarse y romper el suelo y estar con él.
Al día siguiente, vuelta a empezar pero de día. Hay que preparar al bebé y salir a la calle porque hay que distraerse. ¿Os podéis imaginar el show para montar al bebé en el ascensor con su cochecito y mi silla de ruedas? Esto amigos y amigas, es un pequeño relato, de un parapléjico amo de casa.
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