Gonzalo Acosta Bono ha escrito y camina, junto al movimiento memorialista, con una sencilla y gran guía sobre la Sevilla que resistió al golpe sanguinario de julio de 1936, es en efecto y como indica el certero subtítulo: Una experiencia de interpretación urbana de la defensa popular ante el golpe militar de 1936, porque la gran historia de la ciudad más auténtica y popular ha sido y continúa silenciada, cuando no despreciada o manipulada, el lector pues se encuentra ante un trabajo breve, pero riguroso, sobre aquellos barrios populares que plantaron cara al fascismo en defensa de la República y la democracia con su vida y la de sus familias, una ruta imprescindible para seguir dando pasos de la memoria y la resistencia, para mantener viva la verdad contra tanto olvido e infamia, para manifestar, reconocer, honrar el ejemplo.
El asunto de la memoria pública fue y es, aunque la derecha y herederos del franquismo intenten transmitir lo contrario en su estrategia de confusión permanente, una asignatura pendiente, a pesar del tiempo transcurrido y el descomunal y meritorio trabajo de algun@s.
Como bien señala en el prólogo José Luis Gutiérrez Molina, las faltas de unas auténticas políticas y también el desinterés de la ciudadanía nos han llevado a una sociedad cada vez más desinformada y anestesiada. La recuperación de la verdad y la historia sobre el golpe sanguinario de 1936, desgraciadamente, no solo sigue contando con escasos apoyos por parte de las administraciones, sino ya directamente con ataques y destrucción de lo conseguido, cuando debiera ser asunto principal e intocable. Como bien se expresa en el libro, nuevamente el movimiento popular debe acudir a la lucha
Un libro, un compañero/a de ruta que nos cuenta en un terrible pero necesario paseo el dolor, el olvido, las heridas, la historia de las mujeres y hombres que combatieron hasta el final. Los que llevamos muchos años estudiando, reivindicando, pero sobre todo evocando y recordando la llamada memoria histórica o democrática, agradecemos estos pasos y volvemos a recorrer y reconocer las calles y plazas en las que siempre estuvimos y de las que nunca nos marchamos, es necesario siempre una mirada por la memoria de aquell@s que dieron sus vidas por la democracia, no hay mayores héroes, porque creíamos que no pasaría, pero aun los bulos y mentiras se despliegan con más fuerzas en esta etapa de feroz y terminal neoliberalismo, no creíamos esta reacción y regresión, hoy están más presentes, de ahí la necesidad imperiosa de estos trabajos y su difusión, más aún cuando la memoria pública, tan vital y maltratada, no estaba suficientemente presente en la sociedad, especialmente en la sevillana.
En el libro aparecen distintos aspectos a tratar y abiertos como una plaza o calle, bien planteados desde diferentes temas y espacios, desde los ya conocidos para quienes estaban familiarizados con aquellos años, hasta algunos con planteamientos más novedosos. Vamos recorriendo también con nuestros pasos el asunto de la memoria democrática del país y muy singularmente el de Sevilla, con la gran labor del movimiento memorialista y sus conquistas.
Este libro nos pone también en alerta y actualidad sobre la ciudad que desaparece, no solo ya de aquellos hechos históricos y heroicos, de tantos luchadores y luchadoras aún a media luz o desconocidos para el ciudadano, sino de su traslación al presente, de la necesidad de reconocer a todos aquellos que son dignos de tributo público y perpetuación en nuestras plazas y calles, poner en ruta, sobre el terreno y apoyados en la historia rigurosa, ciudad y personas que fueron escenarios y protagonistas de aquella lucha. De eso se trata: El paseo como conocimiento y denuncia social.
Esta cuestión es de gran importancia en una ciudad como Sevilla de arterias vitales de lo compartido y público, tan de raíz y ser en el alma de la ciudad, es singular y quizás única en esto. Desde el problema de la vivienda, tan actual aún pasados ya casi cien años, de la destrucción del caserío y expulsión de sus vecinos, de la represión sobre barrios enteros como el de San Julián para aniquilar toda memoria pasados muchos años. Desde el mundo laboral y su activismo y compromiso que dio lugar a tan singulares personalidades de la lucha obrera, bastantes aún por conocer para el gran público. Desde las plazas y barricadas donde se combatió sin apenas medios y armas contra un enemigo poderoso , desde donde se
defendió con dignidad y firmeza la democracia en aquel primer holocausto de una ciudad europea, sin pasar por alto la ficción, con una de las primeras obras en las que se abrió fuego, valga la expresión, a nivel local, como fue de la de Juan Rey y su Manuscrito de Omnium Sanctorum, aunque la historia siempre deba de ir por delante de la literatura. Ya lo expresó W. Benjamín: "El único historiador capaz de avivar la chispa de la esperanza en el pasado es aquel que está firmemente convencido de que ni siquiera los muertos estarán a salvo del enemigo si éste sale victorioso".
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