Después de la lectura de algunas crónicas y artículos de opinión en algunos medios de comunicación sobre el pleno municipal del 30 de julio en el que se aprobó la retirada del busto de José María Pemán del vestíbulo del teatro Villamaría, tengo el temor de que puede estarse instalando en la opinión pública la sensación de que esto no es más que una frivolidad ideológica de los grupos municipales de izquierda. Es decir, que se desvía la atención de las cuestiones que “preocupan verdaderamente a los ciudadanos” en aras de enfrascarse en diatribas propias de un pasado que conviene no remover para favorecer una supuesta reconciliación.
Como ciudadano de Jerez tengo el vivo deseo de que la nueva corporación se dedique en cuerpo y alma a solucionar la situación por la que atraviesan muchas familias de la ciudad que tienen verdaderas dificultades para subsistir con dignidad. Por lo que extraigo de la lectura de las mencionadas crónicas, no parece que esta problemática estuviera ausente en el pleno. Pero, en cualquier caso, para mí la idea de dignidad a la que acabo de aludir tiene mucho que ver con conceptos efectivamente ideológicos en el sentido más noble de esta palabra.
Es por eso que entiendo que esta ciudad no puede honrar la memoria de un hombre que pronunciaba por radio esta alocución tras el golpe de estado del 18 de julio de 1936: "La idea de turno o juego político ha sido sustituida para siempre por la idea de exterminio y expulsión, única salida válida frente a un enemigo que está haciendo de España un destrozo como jamás en la historia nos lo causó ninguna nación extranjera".
Esto por no abundar en su visión sobre la mujer (“Cuando Dios quiso sancionar el pecado original, impuso a la mujer un doble castigo: el dolor de la maternidad y la sujeción al varón, que la dominará") o en el hecho de haber dirigido de la depuración contra los maestros y maestras de la República.
Jerez debe construirse sobre la paz y la reconciliación. Pero estos no pueden ser conceptos neutros ni basarse en el olvido, sino que por el contrario deben fundamentarse en la recuperación de una memoria histórica incompatible con la invocación de ideas basadas en el odio y en el desprecio como las entrecomilladas más arriba. Amén del rechazo de estas ideas por su contenido fascista, ha de quedar claro que la cuestión que se dirimió en el pleno no es meramente ideológica, sino que la exaltación de figuras como la de Pemán es un acto que no se compadece con la vigente Ley de Memoria Histórica (Ley 52/2007, de 26 de diciembre).
Dado que esta ley está amparada por la Constitución, que es el mínimo común denominador político que debe identificar a la ciudadanía de este país, constituye una auténtica provocación que el anterior gobierno municipal del Partido Popular eligiera precisamente el 6 de diciembre de 2014 para la colocación del mencionado busto en el teatro Villamaría.
Desde esa fecha la Plataforma por la Memoria Democrática de Jerez viene luchando por obtener este logro que tiene un recorrido mucho más amplio que el de este último pleno gracias a distintas acciones respaldadas por muchos ciudadanos y ciudadanas que, como yo, nos sentimos honrados con la decisión adoptada el día 30 gracias a los votos de las formaciones de izquierda en el ayuntamiento.
José Ignacio Villamor García.